El vicepresidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, Juan Goiria, hablará en la Sociedad Bilbaina de la presencia del ruido en la sociedad, las patologías que conlleva y las medidas de prevención a tomarse
LA PÉRDIDA DE AUDICIÓN POR RUIDO ES LA ENFERMEDAD PROFESIONAL IRREVERSIBLE MÁS PREVALENTE
Una exposición constante al ruido puede provocar problemas de audición (incluida la sordera), estrés relacionado con el trabajo, un mayor riesgo de accidentes laborales derivados de la falta de atención, irritabilidad, efectos somáticos como dolores de cabeza o efectos adversos para el feto durante el embarazo.
Más de un millón de españoles se considera bastante o muy afectado por el ruido en el trabajo.
Bilbao, octubre de 2006.- El 29 por ciento de los trabajadores europeos está expuesto a elevados niveles sonoros durante al menos una cuarta parte de su jornada laboral, lo que justifica los sucesivos proyectos de investigación que se han desarrollado en el campo de la protección de la audición. Además, la OMS reconoce la pérdida de audición inducida por el ruido es la enfermedad profesional irreversible más prevalente. Más de un millón de españoles se considera bastante o muy afectado por el ruido en el trabajo.
En atención a estas consideraciones, el vicepresidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, Juan Goiria, pronuncia una conferencia en la Sociedad Bilbaina el próximo jueves, 26 de octubre de 2006, que lleva por título Patologías que causa el ruido en la sociedad. Bajo la consideración de que le ruido tiene características objetivas y subjetivas, el experto considera que es preciso realizar una definición concreta, que circunscribe a un sonido molesto. Ha de tenerse en cuenta que el ruido nos acompaña durante toda la vida y que en ocasiones sirve de alerta al organismo como señal de un peligro.
Apunta Juan Goiria que la literatura científica constata que el oído humano responde a frecuencias que se sitúan entre 20 y 20.000 Hz, baremo con el que se mide la frecuencia del sonido. No obstante el campo de medición más frecuente es la intensidad acústica, el volumen. La unidad de medida al respecto son los decibelios, siendo cero decibelios el umbral de la audibilidad humana y 140 db la frontera a partir de la cual comienza a sentirse dolor.
A la hora de calibrar cuándo un ruido comienza a convertirse en peligroso, Goiria apunta que se ha de calcular la intensidad o volumen del mismo, en decibelios, su frecuencia o tono (Hertzios), la periodicidad del mismo y su tiempo de duración. Con el propósito de proteger la salud de los trabajadores, la Directiva de la UE de 2003 sobre el ruido, que entra en vigor en todos los Estados miembros en 2006, establece un valor límite de exposición diario, en jornadas laborales de ocho horas, de 87 db..
Efectos adversos
No es una cuestión baladí. El ruido es dañino hasta extremos insospechados. Así, Juan Ignacio Goiria subraya que está demostrado que una exposición constante al mismo puede provocar problemas de audición (incluida la sordera), estrés relacionado con el trabajo, un mayor riesgo de accidentes laborales derivados de la falta de atención producida por el ruido, irritabilidad, efectos somáticos como dolores de cabeza o efectos adversos para el feto durante el embarazo.
Describe el experto cómo el aumento de la tecnología en la vida laboral ha elevado la intensidad de los niveles sonoros. Como contrarresta, en no pocos lugares se han creado los protocolos específicos de protección. Es preciso recordar que los riesgos vienen derivados de dos exposiciones al ruido diferentes: una repentina y de gran intensidad como puede ser una explosión, capaz de causar daños de manera inmediata y otra más prolongada en el tiempo, una exposición a daño plazo que va horadando la capacidad auditiva del individuo.
Los sectores laborales más afectados por la exposición al ruido pasan por la industria, sobre todo en aquellas empresas que emplean máquina herramienta, las caldererías, quienes trabajan con martillos neumáticos, la hostelería sobre todo las discotecas- o la metalurgia. La agricultura, la pesca y la silvicultura, debido a su trabajo con motores, los centros de llamada, donde se experimentan choques acústicos, las cintas de empaquetamientos y embotellados, los centros de enseñanza o los transportes también son grupos de riesgo a tener en cuenta.
Matiza el experto que como ejemplo de los niveles de ruido habituales, puede decirse que una conversación normal se emite a 60 db, una clase de alumnos de Primaria eleva ese nivel a 74 db, el tráfico intenso de carretera alcanza los 85 db, un martillo neumático llega a los 100 db y el despegue de un reactor, vivido a cien metros de distancia, somete al individuo a 140 db. Destaca, por lo sorprendente, que un pianista esté sometido a un ruido de 94 decibelios durante su actuación, barrera que se eleva a los 104 decibelios en el caso de las sopranos.
Atendiendo a los diversos sectores profesionales, está descrito que el 35 por ciento de lo trabajadores de la construcción de la UE es sensible a los riesgos derivados del exceso de ruido. La solución a este fenómeno creciente pasa, según explica Juan Goiria, por realizar una evaluación del riesgo, tratando de evitar, en la medida de lo posible, los focos de ruido o, al menos, minimizándolos, tomar medidas preventivas mediante el uso de amortiguadores o silenciadores, aislando la fuente de ruido y realizando un mantenimiento preventivo de la maquinaria y controlar la organización laboral, reforzándola con Equipos de Protección Individual como cascos o tapones, que siempre deben ir ajustados a las necesidades de cada trabajador, quien también ha de ser formado en la necesidad de adoptar estas medidas como beneficio para su salud.
Han de tenerse en cuenta también como medidas a tomar la mejora de la maquinaria, cada vez menos ruidosa, la observación de medidas preventivas en el uso de casos con MP3, televisiones o cualquier otro aparato reproductor o el aislamiento de los domicilios, donde han de considerarse los ruidos tanto externos como internos. Así, tan molesto puede ser el ruido del tráfico de la calle como el de un electrodoméstico o una cisterna en mal estado o con las cañerías viejas.