Los avances científicos y tecnológicos de los últimos quince años han propiciado un diagnóstico precoz del cáncer de próstata, lo que aumenta las intervenciones quirúrgicas en torno a esta patología. Dicha operación conlleva dos secuelas frecuentes: la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil. Ander Astobieta, miembro del Grupo Urología Clínica de la Clínica Virgen Blanca de Bilbao(Bizkaia), asegura que ambas complicaciones urológicas tienen solución, distinta en función del grado de severidad que presenten y de la técnica empleada para erradicar el cáncer de próstata.
Los datos son esclarecedores. En el caso de la cirugía abierta, el cien por cien de los pacientes intervenidos presentan una disfunción eréctil, porcentaje que disminuye al 70 por ciento si el tumor es atajado mediante laparoscopia y al cuarenta/ cincuenta por ciento si se emplea la cirugía robótica. En cuanto a la incontinencia, el seis por ciento de los pacientes intervenidos tienen algún grado de pérdida, porcentaje que desciende por debajo del uno por ciento en el caso de las dos técnicas mencionadas.
La extirpación de la glándula prostática - prostatectomía radical- se recomienda generalmente para el tratamiento de cánceres prostáticos en estadíos T1/ T2. Cuando aparecen alguna de las dos secuelas mencionadas el primer paso a dar es medir el grado de afectación: leve, moderado o severo. En lo que atañe a la disfunción eréctil, cuando ésta es leve el tratamiento indicado son los fármacos por vía oral; si se trata de una disfunción moderada, están indicadas las inyecciones intracavernosas y para los casos más graves la elección es de tipo quirúrgico: la colocación de un prótesis de pene.
En lo que atañe a esta última solución, Ander Astobieta asegura que las prótesis de pene constituyen una alternativa muy segura para el tratamiento de la disfunción eréctil. Existen dos tipos de prótesis de pene: las prótesis maleables y las prótesis hidráulicas. Los cilindros de la prótesis se colocan en el interior de los cuerpos cavernosos tanto si se trata de una prótesis hidráulica o maleable. En el caso de existir bomba de activación, ésta se coloca en el escroto en una situación media y el reservorio, en las prótesis de tres componentes, se coloca en el espacio de Retzius en situación prevesical. La vías de implantación pueden ser penoescrotal, infrapúbica o subcoronal.
La incontinencia urinaria es un segundo problema asociado a la intervención quirúrgica del cáncer de próstata. Ander Astobieta asegura que existen diversas técnicas quirúrgicas y fármacos que corrigen esta afección. Uno de los pilares del tratamiento de la incontinencia es la estimulación y reeducación de la vejiga, que consiste en potenciar la musculatura vesical y del esfínter urinario. Las diferentes modalidades de cirugía abarcan técnicas de cirugía abierta, mediante el implante de un esfínter urinario artificial o bien la colocación de mallas suretrales. Todas ellas tienen por objetivo aumentar la presión a nivel del esfínter urinario que ha sido dañado durante la prostatectomí