¿Qué es el arte? ¿Cuándo empezó el ser humano a crearlo? ¿A qué fuerzas obedece la inspiración? ¿El artista nace artista o se hace? ¿Por qué los artistas son tan peculiares? ¿Están tan locos los artistas? ¿Qué relaciones hay entre el arte y la locura? ¿Las drogas estimulan la creatividad? ¿Por qué pintan tanto los enfermos mentales? ¿El arte es terapéutico? ¿Los tratamientos psiquiátricos mejoran o empeoran la creatividad? Jesús de la Gándara, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Burgos, maneja todo este torrente de interrogantes que se plantean como relación entre el arte y la psiquiatría, una cuestión que arraiga con la psiquiatría humanística, uno de los grandes hilos argumentales del XI Congreso Nacional de Psiquiatría que se celebra en Santiago de Compostela entre el 25 y el 28 de septiembre de 2007.
De la Gándara advierte, desde su propia experiencia, que algunos pacientes psiquiátricos entregan obras pictóricas que el experto clasifica en tres grupos: artesanía, obras profesionales y arte psicopatológico. A su juicio éstas últimas son las más conmovedoras, las que pueden considerarse Puro Arte; obras llenas de creatividad originaria, bruta y sin artificios.
Reflexiona el especialista que, desde el análisis de las cuevas como Altamira, donde alumbró el simbolismo, a los novísimos estudios de neuroimagen cerebral, la preocupación por el origen, las causas, la evolución, la utilidad o la calidad de la creatividad es continua para el único animal que la ostenta: el homo sapiens. De la Gándara estima que la relación entre creatividad y cerebro- mente, y en particular entre aquélla y las enfermedades mentales, son algunas de las vertientes más interesantes para la Psiquiatría.
Las primeras indagaciones en este campo se remontan al menos hasta Platón y Aristóteles. Ambos filósofos ya observaron que los personajes más creativos, aquellos a quienes la sociedad encumbra a la categoría de genios, manifiestan unas características peculiares de comportamiento próximas a la melancolía. A lo largo de los siglos se ha mantenido este interés por las particularidades de los grandes creadores; se han realizado aproximaciones desde un punto de vista literario, filosófico, psicológico y psiquiátrico, tomando como objeto de investigación tanto a los propios individuos creativos como a sus obras.
Para estudiar el origen de la creatividad, sus causas y consecuencias, la psiquiatría propone tres substratos, correspondientes a tres modelos de cerebro- mentes vírgenes: seres humanos primitivos, niños y enfermos mentales. Siguiendo estas consignas, se analiza la producción artística de los enfermos mentales en una búsqueda del arte en estado puro, el art brut o talent fou como fuente de creatividad primordial. Sin embargo, puntualiza el especialista, el interés actual de los investigadores se centra más en discernir los mecanismos psicológicos y neurobiológicos que subyacen en el proceso creativo. Los nuevos métodos de evaluación psicométricos, auxiliados por complejos sistemas estadísticos, o los sofisticados sistemas de neuroimagen cerebral en vivo permiten obtener informaciones muy valiosas que muestran en progresión cómo funciona el cerebro- mente cuando realiza actividades creativas o artísticas.
También hay un mayor conocimiento sobre la relación entre creatividad y enfermedad mental, lo que suscita otro nuevo interrogante: ¿tiene alguna utilidad sanitaria, higiénica, diagnóstica o terapéutica, la práctica de actividades artísticas?, se pregunta el experto.
Pues bien, responde. El interés psiquiátrico por el estudio de la creatividad se justifica no sólo por sus relaciones con la patología mental, sino que se trata de una cuestión de relevancia social que cobra cada día mayor importancia. Los grandes acontecimientos en la evolución de la Humanidad han sido logros de la creatividad humana, y en la actualidad los grandes conflictos sociales, económicos o políticos requieren soluciones imaginativas, creativas. La creatividad es, por tanto, un valor en alza en todos los ámbitos, ya sean industriales, económicos, sociales o sanitarios.
En concreto la relación entre cerebro, creatividad y enfermedad mental se ha plasmado en los últimos años en estudios científicos muy sofisticados, que utilizan métodos neuropsicológicos, técnicas neuroquímicas o de neuroimagen, estudios de personalidad y evaluaciones de capacidades creativas. La literatura científica describe que los artistas padecen con mayor frecuencia enfermedades mentales, en particular trastornos afectivos. También se han detectado similitudes entre los procesos cognitivos y emocionales implicados en la creatividad y algunas alteraciones psicopatológicas, lo que lleva a pensar que ambas pueden compartir substratos comunes.
Al margen de estas controversias teóricas o científicas, De la Gándara expresa que a los psiquiatras se les plantean con frecuencia dos situaciones prácticas: la presencia en la consulta de un paciente profesional de las artes que se encuentra afectado por una enfermedad mental, y del que se desconoce si, al tratarle, se mermarán sus capacidades creativas, o si, por el contrario, al no tratarle acabará perdiéndolas definitivamente. En otras ocasiones se trata de enfermos con claras capacidades artísticas y se plantea la cuestión sobre cómo usarlas a para favorecer el proceso terapéutico.