El empresario sevillano Javier Villanueva ha regresado esta tarde a Sevilla, donde se fundió en un abrazo con su familia, y ha dicho que lo primero que hará es descansar y sentirse "realmente libre", tras ser absuelto del asesinato de una fiscal en Bolivia después de casi cuatro años de conflicto judicial.
Emocionado y abrumado por la presencia de numerosos cámaras de televisión, fotógrafos y periodistas, Villanueva ha llegado a su ciudad natal en un tren AVE procedente de Madrid, después de que esta madrugada aterrizara en Barajas tras recibir el permiso de las autoridades bolivianas para salir del país andino.
Al joven empresario le esperaban en la sevillana estación de Santa Justa sus padres, sus tres hermanos - Claudia, Alex y Mari Carmen- , su abuela de 90 años, tíos, tías y numerosos amigos, con quienes se ha abrazado, feliz y muy contento, y ha expresado a los periodistas su alegría por volver a "poder respirar en libertad".
Hasta alcanzar la salida, Javier Villanueva ha deambulado de un lado a otro de la estación repartiendo abrazos y besos a los suyos, siempre con la sonrisa en el rostro, y entre medias ha dicho a la multitud de informadores que le aguardaba que se encuentra "bien, muy agradecido" y un poco en estado de shock por este "recibimiento tan lindo y tan bueno", pues ha reconocido que no se lo esperaba.
Ha afirmado que ahora lo primero que va a hacer es ir a su casa y descansar, y luego pasear y enseñarle todos los rincones de Sevilla a su novia boliviana, Carola, para "empezar a respirar aire libre".
"Poder respirar en libertad, estar tranquilo y sentirme realmente libre es lo mejor que me ha pasado", ha recalcado el empresario sevillano, que ha indicado que en todo el tiempo que ha estado retenido en Bolivia no le han faltado amigos que, desde España, le enviaban su apoyo a través de internet.
Ha indicado que está "sumamente contento" por su nueva situación, que no se lo puede creer y que "es impagable" lo que su familia, en especial su padre, ha luchado por él, y agradeció la ayuda recibida a toda España, a su padre, "que se ha jugado el pellejo", a su novia y "en última instancia al Gobierno" español al final del proceso.
Aunque ahora no tiene ningún proyecto concreto, Villanueva ha destacado que el futuro "hay que volver a iniciarlo" y que intentará "recuperar el tiempo, que nadie me va a devolver, pero hay que aprovechar el que nos queda", ha añadido, si bien ha puntualizado que "todo lo que venga es bueno" después de todo lo que ha sufrido.
Ha afirmado que "lo peor" ha sido "la tortura", algo que no desea "a nadie", y ha precisado que denunciará a las instancias bolivianas responsables de la acusación de asesinato de la que fue absuelto definitivamente en diciembre pasado por la Justicia de Bolivia.
"Mis abogados están ya estudiando qué tribunal corresponde y se iniciarán las acciones pertinentes", ha manifestado Villanueva, que fue acusado junto con otras cuatro personas, presuntas integrantes de una banda, de participar en un atentado con coche- bomba en el que murió la fiscal Mónica Von Borries en febrero de 2004 en Santa Cruz.
Tras año y medio en la cárcel, estuvo en arresto domiciliario cinco meses, hasta marzo de 2006, cuando fue absuelto y puesto en libertad, pero con una orden que le impedía salir de Bolivia.
A su llegada a Madrid, Javier ha acudido al Ministerio de Asuntos Exteriores, donde ha saludado y agradecido las gestiones al ministro Miguel Ángel Moratinos, y a su homólogo boliviano, David Choquehuanca, antes de reunirse ambos.
En la estación sevillana, su padre, el médico Francisco Villanueva, emocionado y "súper feliz", ha dicho a los periodistas en Santa Justa que está "muy orgulloso" porque "ha sido lo máximo que podíamos lograr: jugábamos en campo contrario y hemos ganado, y eso es muy difícil", ha afirmado.
Su madre, Liliana De Martino, que llevaba dos años haciendo cada noche una novena a San Francisco Javier, hasta hoy, ha llorado "de alegría y de nervios" al abrazar a Javier y ha declarado que, tras todo lo sufrido, ahora está, "más que feliz, tranquila" de tener a todos sus hijos "a salvo", pues "ya se acabó la historia".
¿Cómo está viviendo sus primeras horas en España?
Muy bien, estoy mucho mejor, acabo de ver a mis abuelos. Estoy muy contento, sumamente contento.
Una vez dijo que no se sentiría libre hasta que no estuviera en España. Ya está aquí. ¿Qué siente ahora?
Ahora empiezo a sentirme libre realmente, aunque todavía estoy un poco shockeado por el recibimiento que he tenido.
Entiendo que no esperaba tanta expectación.
Qué va. Estoy impresionado con tantísima gente y tanta prensa. No sabía ni que existían tantos medios de comunicación. Me han llamado muchos medios, me están recibiendo muy bien. Es todo muy bonito.
De todos los momentos que ha vivido en este proceso, dígame cuál fue el peor.
La tortura. Sin duda alguna. Lo peor fue la tortura, es algo que no le deseo a nadie, ni a mi peor enemigo (Javier Villanueva confesó la autoría del crimen bajo torturas, según certificaron la Embajada española en Bolivia y Amnistía Internacional. Fue sometido a descargas eléctricas en los testículos e intentaron asfixiarle con bolsas de plástico en la cabeza).
¿Peor que el año y medio largo que se pasó en la prisión aquella de Palmasola?
Sí, peor.
También habrá vivido algún momento bueno, ¿no? ¿Tiene algo positivo que sacar de su experiencia en Bolivia?
La unión que hemos tenido, tanto con mi familia como con mi novia. Sin mi padre y sin Carola posiblemente no hubiera tenido la fortaleza necesaria para salir adelante. Es impagable lo que ha luchado mi padre para sacarme de allí. Y la relación con mi novia también ha sido fundamental porque me ha dado fuerzas.
¿Qué planes de futuro tiene, ahora que está ya en Sevilla?
Pues... Resulta que cada vez que hacemos un plan pasa algo y se tuerce. No sé. De momento lo que quiero es pasear por Sevilla, enseñarle a Carola mi ciudad y descansar. Luego ya veremos si sale algo.