El Foro para la Regulación de la Osteopatía en Europa (FORE) está trabajando para la establecer una normopraxis homogénea en 15 países europeos, entre ellos, España. La regulación conllevaría una asistencia sanitaria más completa y mayores estándares de seguridad para los pacientes
En el mes de febrero se cumplen 10 años desde que se inscribiera la primera persona en el registro oficial de osteópatas del Reino Unido. Por este motivo, el Consejo General de Osteopatía de este país ha celebrado una serie de conferencias en Londres durante el pasado fin de semana para conmemorar el reconocimiento oficial de esta práctica y para avanzar en la unificación de criterios para la regulación de la Osteopatía en el resto de los países europeos, entre los que se incluye España.
En estas reuniones ha participado la Asociación Profesional Española para el Estudio, Desarrollo y Promoción de la Osteopatía (APREO), una de las asociaciones españolas que trabajan como interlocutores del FORE (Foro para la Regulación de la Osteopatía en Europa). El FORE es una iniciativa que agrupa a las sociedades y organizaciones reguladoras (oficiales y, en su caso, oficiosas) de la osteopatía de 15 países europeos.
Así, Clemente del Palacio, presidente de la APREO ha reclamado con motivo de este aniversario el reconocimiento en España de la osteopatía como profesión sanitaria al igual que ocurre en el Reino Unido, donde los osteópatas ejercen dentro de los servicios de rehabilitación del Sistema Británico de Salud.
Según ha apuntado, la osteopatía tiene unas funciones propias y bien diferenciadas con respecto a otras disciplinas sanitarias, como puede ser la fisioterapia, ocupándose de las disfunciones articulares, trabajando sobre la estructura articular y sobre el sistema nervioso periférico. La osteopatía trata lesiones y disfunciones articulares en donde la medicina, y especialmente la traumatología, no llega a identificar un problema de salud como tal, pero en los que la estructura corporal del paciente no funciona de manera óptima.
El presidente de la APREO ha indicado que la osteopatía acabará incluyéndose en el catálogo de servicios del Sistema Nacional de Salud, ya que la evidencia científica de sus beneficios para el paciente es incontestable y porque la demanda de estos servicios no para de aumentar entre la población.
Modelo británico
Fernando Ordozgoiti y Alberto Mesanza, tesorero y secretario respectivamente de la APREO han abogado por que el futuro regulatorio en España tenga como principal referente el modelo británico, donde existe un Consejo General de Osteopatía que obliga a los osteópatas ejercientes a superar anualmente un programa de formación continuada, como condición indispensable para poder mantener la vigencia del título y poder ejercer, tanto en la sanidad pública como en la privada.
En línea con lo anterior, otro de los argumentos expuestos por Ordozgoiti y Mesanza estriba en que la existencia de una reglamentación oficial y el establecimiento de un órgano regulador con un registro, evitarían los casos de intrusismo profesional y proporcionaría una mayor seguridad a los pacientes, ya que se garantizaría una formación conforme a los mayores estándares europeos de calidad.
Muchos osteópatas que trabajan en España están colegiados en el Colegio británico y se hallan sometidos al reciclaje de conocimientos propio de esta entidad. Tal es el caso de Del Palacio, Ordozgoiti y Mesanza, que además de licenciados en Medicina, son osteópatas colegiados.
Situación en Europa
Hasta este momento, del total de países europeos, sólo Reino Unido y Finlandia reconocen oficialmente a la osteopatía como profesión sanitaria dentro de sus sistemas nacionales de salud. Por este motivo, el Consejo General de Osteopatía del Reino Unido lidera desde 2005 la puesta en marcha del FORE. El objetivo de esta iniciativa no es otro que el de facilitar el reconocimiento oficial de la actividad en los países en los que todavía no es considerada como profesión sanitaria, como es el Caso de España, para así, según reza su misión, proteger a los pacientes, promover la confianza en unos profesionales debidamente formados y ser la vanguardia del colectivo en los procesos de reconocimiento o regulación.