La demanda de una valoración integral de las personas mayores precisa profesionales versátiles, capaces de tener una visión global del enfermo y de liderar un trabajo en equipo. La situación del paciente previa a su ingreso, tanto física y funcional como psíquica, influye de manera directa en su tratamiento y rehabilitación. El 80 por ciento de las personas mayores que ingresan en las unidades están en riesgo de desnutrición. Es necesario impulsar una mayor coordinación de las unidades sociosanitarias con las consultas externas para acortar los tiempos de estancia de los pacientes.
La reciente creación en Bizkaia de las unidades sociosanitarias donde se realiza una valoración integral de las personas mayores y un tratamiento individualizado según las necesidades detectadas en cada paciente conlleva la formación y especialización de quienes trabajan en este sector. Ello exige además una visión global del paciente. Es ahí, asegura Iñaki Artaza, coordinador médico del III Simposio de atención a las personas mayores celebrado en la residencia Igurco Orue, donde se revela como fundamental la figura del geriatra, un profesional versátil, acostumbrado a manejarse en condiciones multidisciplinares y liderar un trabajo en equipo.
Según comenta el coordinador médico, las unidades sociosanitarias atienden cuatro perfiles de pacientes diferentes quienes requieren cuidados al final de la vida, aquellos que están convalecientes o necesitan rehabilitación tras padecer un proceso agudo; quienes padecen en trastornos conductuales derivados de una demencia y las personas afectadas por algunas enfermedad infecciosa, y es el geriatra el profesional más capacitado para dar respuesta a estos casos, siempre desde el trabajo en equipo.
No es una cuestión sencilla. La situación del paciente previa a su ingreso, tanto funcional como psíquica, influye de manera directa en su tratamiento y rehabilitación, asegura Iñaki Artaza. Es innegable que una persona con demencia tiene mayores dificultades para llevar a cabo la rehabilitación. Además, la situación funcional previa al ingreso del paciente también juega un papel decisivo. Quien llega a una unidad de estas características con problemas motrices y de movilidad muy dilatados en el tiempo son pacientes más complejos y difíciles de rehabilitar.
Desde esta perspectiva, el experto considera que es necesario impulsar una mayor coordinación de estas unidades con las consultas externas ambulatorias para acortar los tiempos de estancia de los pacientes en la unidad.
Otro de los aspectos esenciales es de la nutrición. El 80 por ciento de las personas que ingresan en nuestra unidad presenta riesgo de desnutrición, puntualiza Iñaki Artaza. Por ello dentro de la valoración inicial es imprescindible realizar una completa valoración nutricional, pues ello reducirá el tiempo de ingreso, el riesgo de infección y la morbi- mortalidad además de que permitirá obtener una mayor ganancia funcional.