Las pautas de alimentación, los riesgos de la exposición al sol y los cuidados referentes a la piel, el control de los esfínteres y la modificación de los hábitos de sueño son las consultas más habituales en las consultas de pediatría cuando se aproximan las vacaciones de verano. Así lo expresó Jesús Rodríguez, presidente de la Sección de Pediatría de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, durante su participación en la décima edición de Encuentros con la Salud.
En ocasiones matiza el experto, preguntan por la posibilidad de viajar en avión con niños muy pequeños o por el tipo de vacunas que han de suministrarle a un niño cuando viajan a un país exótico, pero no son las consultas más habituales.
Subraya el especialista que las pautas de recomendación varían en función de la edad de los niños. Así, en el caso de los bebés menores de dos años su exposición al sol viene regida por el sentido común. La primera regla de oro es una adecuad hidratación. Ha de evitarse la playa, buscar la sombra de los árboles y proteger a los niños con cremas solares: de pantalla física en los menores de tres años y de protección química a partir de esa edad. En el caso de los más pequeños esta protección ha de ser reforzada con prendas que protejan las zonas más delicadas de la piel del bebé.
Con respecto a la aplicación de las cremas, Jesús Rodríguez puntualiza que es necesario tomarse un tiempo para hacerlo, antes de salir de casa. Es importante una aplicación uniforme en la piel, con un margen de antelación para que impregne bien. La operación ha de repetirse cada dos o tres horas..La utilización de cremas no implica abusar del sol.
En cuanto a la alimentación, el pediatra concluye que ha de procurase mantener una dieta equilibrada. La relajación de las rutinas empuja en muchas ocasiones a un exceso de comida fuera de horas. Sin llegar a ser estrictos no se puede consentir un continuo consumo de batidos, helados, golosinas, etc. Hay que jugar a dos bandas: abrir un poco la mano, pero no consentir todo lo que el pequeño pida. Las dietas han de colaborar en la hidratación del pequeño y aportarle los nutrientes suficientes para hacer frente al desgaste físico de esta época.
Las alteraciones del horario es una de las pautas más comunes en estas fechas. Entiende el pediatra que el verano no es la fecha idónea para instaurar una rutina horaria y del sueño. En ocasiones los niños tienen que compartir habitación de hotel con los padres u otras personas, no reconocen su hábitat habitual para dormir y ven trastocadas sus rutinas habituales. La recomendación es no intentar establecer una pauta fija de sueño y procurar que el sueño sea relajante para el menor, muchas veces sobrexcitado. No obstante, hay que tener las ideas claras: en cuanto se regrese de vacaciones se impone de nuevo la rutina desde el primer día.
Una de las cuestiones más sobresalientes sobre las que hace hincapié Jesús Rodríguez es la necesitar de estrechar lazos familiares entre padres e hijos en estas fechas. Es el momento idóneo para desacelerar las tensiones propias del fin de temporada y aminorar las prisas y los excesos que marcan el ritmo de esos días previos frenéticos. En pediatría existe una máxima: los padres han de cuidarse para que los hijos perciban esa mejora. Durante este mes es sano y necesario realizar este ejercicio de apertura mental y procurar planificar la relación con los hijos para el año entrante mientras los conoces más de cerca.