No por nada un tercio de los matrimonios que se separan en España lo hacen durante el periodo postvacacional. Esta realidad tangible expresa bien a las claras una idea que subyace en el mundo de la psiquiatría: Irse de vacaciones no es una decisión fácil de tomar, aseguró Iñaki Eguiluz, Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital de Cruces, en el transcurso de la décima edición de Encuentros con la salud.
Entiende el experto que las vacaciones en ocasiones se idealizan, generando en algunos casos, sentimientos de frustración. Además, la convivencia con familia y amigos es más intensa lo que deriva bien en satisfacción o bien en un conflicto, según se desarrolle la misma. La oportunidad que ofrece el periodo vacacional de romper con la rutina en verano puede provocar en algunas personas estados de ansiedad, fobias y depresiones puesto que han de decidir dónde ir, cómo y con quién.
Recuerda Iñaki Eguiluz que en épocas no lejanas, el concepto de ocio iba ligado al de producción. El descanso se percibía como un simple medio para recuperar fuerzas y seguir trabajando. Hoy el escenario ha cambiado: se trabaja para satisfacer necesidades elementales y para comprar tiempo libre que permita el disfrute y la realización de la persona como ser lúdico.
Ante esta situación, Iñaki Eguiluz se plantea la siguiente cuestión: ¿Qué se puede hacer para disfrutar plenamente de las vacaciones tan esperadas? A modo de respuesta, Eguiluz detalla algunas consideraciones. Hay que tener en cuenta que no es tan importante el tiempo que hay de vacaciones, cómo qué se va a hacer con ese tiempo que se dispone. El objetivo de las vacaciones es el de ganar una oportunidad para cuidarse, disfrutar haciendo lo que a uno le gusta como vacuna para contrarrestar el estrés y romper con la monotonía en la que se vive día a día.
Ante este reto, el Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital de Cruces entiende que durante ese periodo pueden emerger distintos estados de ansiedad. A lo largo del año la rutina sirve como red de soporte, tanto a nivel familiar y social como laboral. La ruptura de las mismas en algunas personas vulnerables, puede implicar desestabilizaciones emocionales que den lugar a estados de ansiedad, fobias o depresiones.
Expresa Iñaki Eguiluz cómo muchos referentes socio- familiares se modifican durante las vacaciones, las personas que necesitan ese apoyo y carecen del mismo pueden sentirse con miedo e inseguridad, desarrollando igualmente estados de ansiedad. El verano y las vacaciones pueden resultar un periodo de tiempo más exigente de lo habitual en cuanto a la convivencia se refiere.
La vida durante las vacaciones parece que no tiene nada que ver con la del resto del año.
Durante el periodo laboral la vida gira en torno al trabajo y obligaciones, estableciendo el horario en función de las mismas y no siempre en relación a la pareja o la familia. No siempre sabe uno adaptarse a las nuevas circunstancias que se presentan en vacaciones.
A juicio del experto, existen dos momentos claves en el calendario: la Navidad (fin de año) y el regreso de las vacaciones. Ambos son momentos de reflexión para comenzar algo y/o terminar con lo que no satisface. Es por ello que ha de observarse un especial cuidado emocional durante estas fechas para evitar una toma de decisiones sin reflexión.