Esta semana en su entrega de Palabras al oído, Don José Miguel Núñez, SdB, nos habla de Aquella fiesta de San Francisco de Sales y destaca como desde aquellos comienzos del Oratorio y las crónicas de aquel lejano año 1858 nos lo cuentan así: siempre la alegría ha sido un denominador común, en cada acontecer de la gran Familia Salesiana. El teatro, el juego, la música, la fiesta han estado siempre muy presentes en el cotidiano acontecer de la historia de la Congregación Salesiana y el gran espíritu emprendedor del fundador Don Bosco, siempre dinámico y alegre, supo contagiar de alegría a sus muchachos y marcó un acento peculiar muy salesiano que, afortunadamente hoy en día, sigue contando en sus programas educativos. No con golpes se enseña con amor y alegría Les dejamos con una nueva entrega de...
Palabras al oído Año III Núm. 45 Semana 42/2008
Aquella fiesta de San Francisco de Sales
Mis queridos amigos:
La música, el juego, el teatro y la fiesta han formado siempre parte de la vida de nuestra familia y han estado muy presentes en la propuesta educativa de Don Bosco desde los comienzos del Oratorio. Fueron armas de paz y un instrumento preventivo de primer orden del que nuestro padre se sirvió para que sus muchachos encontraran un camino pedagógico que les ayudara a expresarse y a vivir en alegría.
Además del propio testimonio de Don Bosco, por suerte, algunos periódicos de la época han dejado fiel constancia del sentido festivo que se vivía en Valdocco. La redacción del Armonía expresó con detalle cómo se desarrolló la fiesta de San Francisco de Sales en aquel lejano 1858 que, por cuestiones laborales, se trasladó aquel año al domingo 31 de enero (¡qué coincidencia!). Así se desarrolló la jornada según cuenta el periodista:
Por la mañana hubo comunión general en la que participaron más de cuatrocientos muchachos ( ) la misa fue cantada por el profesor Ramello y la orquesta estaba compuesta por chavales, tanto estudiantes como artesanos ( ) Quien esté acostumbrado al jaleo y al movimiento de los jóvenes no pudo menos que sorprenderse por el espectáculo de recogimiento y devoción de esta iglesia abarrotada de chicos ( )Sin demasiados asistentes, la sola presencia virtual de su director era suficiente para tener tranquila a toda esta juventud ( ).
Después de comer tuvo lugar un concierto variado con orquesta y a continuación un sinfín de juegos que hicieron las delicias de toda a aquella multitud llena de vida.
Después de las Vísperas, Monseñor Balma procedió al bautismo de un adulto ( ) La bendición con el Santo Sacramento terminó la función religiosa. Después se pasó a la distribución de premios ( ) en los intermedios la música aportaba una nota más alegre aún al acto ( ) Quedaba todavía una obra de teatro ( ) los jóvenes actores ejecutaron muy bien su papel ganando la simpatía y los aplausos de todos ( ).
El artículo termina con algunas reflexiones por parte del periodista sobre Don Bosco:
Así, mezclando lo útil y lo agradable con infinita sabiduría y amor paternal, el excelente y reverendo Don Bosco supo, en el espacio de un día, santificar y alegrar a una multitud de jóvenes que él quiere como a sus hijos y por los que él es amado como un padre
Sin duda, el relato del periódico es elocuente. Quienes nos hemos educado en una casa salesiana recordamos muchos días como este. Don Bosco estaba convencido que la alegría, el juego, la música y el teatro mejoraban la vida de sus muchachos. Y así, concebía estas jornadas de fiesta en las que lo religioso y la distensión se mezclaban para proponer un ambiente positivo y lleno de vida. Días como éste quedaban fuertemente marcados en la memoria y el corazón de los jóvenes a los que aquel cura simpático quería como un padre.
Don Bosco, el músico, el prestidigitador, el saltimbanqui expresaba todo su potencial creativo al servicio de la evangelización conociendo como nadie el corazón de los jóvenes. Para él era una oportunidad más de ayudar a madurar y a crecer a sus muchachos a los que enseñó que la santidad consiste en estar siempre muy alegres.
Buena semana.
Vuestro amigo, José Miguel Núñez, SdB