A nosotros en el terreno cofrade, nos suena mucho esa expresión en la voz de los capataces, cuando van mandando a sus costaleros bajo los pasos Poco a poco y es verdad las cosas grandes hay que hacerlas despacio, sin prisas, pero con acierto y decisión. Siempre hemos escuchado decir y así lo comentamos que Don Bosco era un gran soñador y en muchas ocasiones parece ser se adelantaba en sus maravillosos sueños al futuro. Pero como fue un gran emprendedor y ponía en todo lo que hacía, una gran ilusión y el verdadero amor, en la mayoría de las ocasiones, veía cubierto todos sus sueños. Pero iba siempre poco a poco aunque con una gran ilusión y toda su fe puesta en Dios y en la Santísima Virgen y cuando una persona pretende hacer una gran obra y se encomienda a Dios y pone todo el esfuerzo y trabajo, va con una gran humildad y entrega total a una gran causa rara vez le saldrán las cosas mal. Don Bosco siempre soñó con ayudar a la juventud más desfavorecida y aunque emprendía obras, con pocos recursos, siempre contó con la ayuda del Señor y la protección de la Auxiliadora del mundo y jamás tiró la toalla ante las dificultades
Y siempre supo dar su sitio a sus colaboradores y estimulaba a los que les ayudaban, dando siempre muestras de agradecimiento y transmitía esa gran ilusión a todo el que le rodeaba, en pocas palabras vibraba en positivo.
Aunque a veces pienso que, mi prologo debería ser algo más corto, no sé que me ocurre cuando, me enfrento al teclado del ordenador y mi corazón, me insita siempre a escribir algo más, ya que me vienen momentos y gratos recuerdos vividos en el ambiente salesiano, que hace ya muchos años viví, cuando estudié en la Casa Salesiana de la Stma. Trinidad pero que, me siento impregnado por las buenas vibraciones que siempre aprendí y que con el paso de los años aun las conservo
Bueno ahora si termino y os dejo con esta nueva entrega de
Palabras al oído Año III Núm. 49 Semana 46/2008
Poco a poco
Mis queridos amigos:
En una carta fechada el 13 de julio de 1876, Don Bosco escribía a Don Cagliero recién llegado a Buenos Aires al frente de la primera expedición misionera en Argentina diciéndole: Tú eres músico, yo soy soñador de profesión.
¡Don Bosco era un soñador! Es cierto. Un soñador que veía lejos, que vislumbraba siempre nuevos horizontes para su obra, que caminaba siempre adelante con seguridad ante las dificultades Pero Don Bosco, era un soñador ¡No un ingenuo! Veía lo que estaba por venir con la imaginación de un creativo, con la confianza de un creyente, con la firmeza de un hombre tenaz y con la prudencia de quien tiene los pies en el suelo.
Así era Don Bosco. Capaz de entusiasmar a los que estaban a su lado con nuevos proyectos, de ilusionar a sus muchachos con nuevas obras, de alentar a sus salesianos con nuevos caminos abiertos en un mar de dificultades
Pero sabía también mirar la realidad con la sabiduría de quien no se precipita ante las decisiones, con la calma de quien busca que las cosas maduren, con la serenidad de quien se sabe en manos de Dios.
Así, en la fundación de la Congregación, trató de dar pasos firmes y con paciencia ante las adversidades. Antes de enviar a sus primeros salesianos a Argentina, rechazo algunas otras ofertas en otros países. Antes de aceptar una propuesta para enviar a sus salesianos a Hong Kong, quiso asegurar la independencia de la obra y al no haber garantías rechazó la posibilidad. Antes de abrir una nueva casa calibraba bien las posibilidades de llevar adelante y en qué condiciones su proyecto.
Son sólo algunos ejemplos de un soñador bien despierto y con los pies en el suelo que sabía calibrar los tiempos y esperar el momento adecuado ante las nuevas oportunidades.
Hasta la temeridad, Don Bosco era capaz de ir adelante por el bien de sus jóvenes. Pero no le faltaba la inteligencia para afrontar con equilibrio y madurez los retos que la vida le ponía por delante.
Un periodista le pregunto en una ocasión:
- ¿Cómo ha hecho para extender su obra hasta la Patagonia y la Tierra del Fuego?
Don Bosco le contesto:
- Poco a poco
En la carta escrita a Don Cagliero a la que me refería más arriba, Don Bosco le decía:
- A propósito de la casa en Roma, he decidido que se abrirá. Quizás cuando vuelvas podrás alojarte bajo nuestro techo. ¡Poco a poco!
De hecho la primera casa en Roma no se abrió hasta 1880.
Don Bosco fue adelante siempre con seguridad y confianza en el Señor, pero con la mirada prudente que requerían las circunstancias y consciente de que todo tiene su tiempo y su oportunidad. Fue un gran soñador, si, pero con la mirada larga y paciente, con la mente despejada y el prudente actuar de quien realizaba las cosas poco a poco, pero con tenacidad.
Somos, también nosotros, soñadores de profesión. Pero, como Don Bosco, con los pies en el suelo, con la mirada larga y paciente, con la creatividad del apóstol y la tenacidad de creyente. Por el bien de los jóvenes, afrontamos grandes empresas poco a poco, pero sin tregua.
Buena semana. Vuestro amigo,
José Miguel Núñez, SdB
Y a ahora amigos os dejamos con un bello video para que podáis seguir viendo la vida del ejemplar Don Bosco, veréis como su sencillez, humildad y peculiar forma de vivir le iba abriendo puertas muy difíciles. Su gran corazón era la llave.
Htpp://www.youtube.com/watch?v=0zsaHsYVe14&eurl=http://www.josemiguelsdb.blogspot.com
La semana próxima, Dios mediante, volveremos a encontradnos, con otra nueva entrega de Palabras al oído.