A medida que va avanzando la Semana Santa nuestro buen amigo Rafael Pérez Castillo, nos revela un binomio muy importante en Ayamonte y en especial en el Miércoles Santo: Pasión es Jesús y María es la Paz. Indudablemente Jesús, va estrechamente ligado a Pasión, dado que la vivió en sus propias carnes y si analizamos la vida pública de Jesucristo, lo unico que hacía era pasar haciendo el bien y curando a enfermos e incluso resucitaba a los muertos. Naturalmente al ser el Hijo de Dios, hecho hombre al nacer de la Stma. Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo, tenía unos poderes sobre naturales y una bondad y generosidad muy grande, ya que poseía y posee un gran corazón. Pero como siempre y como suele ocurrir en la actualidad, las personas que hacen el bien, sin mirar a quien, empezó a caerles mal, a los que eran incapaces de hacer el bien a los demás, por el hecho de hacerlo. Y de inmediato quisieron quitarlo del medio, por temor y por envidia. Jesús les estorbaba, les caía mal, hasta el punto que prefirieron salvar a Barrabas y crucificar a Jesús. Y la Santísima Virgen María, sufrió en Paz la Pasión, Crucifixión y Muerte de su Hijo Jesucristo, ya que Ella, asumió con grandes Dolores y Angustias el acontecer de la calle de la Amargura
PASIÓN ES JESÚS, MARÍA ES LA PAZ.
El Miércoles Santo, en Ayamonte, es blanco. El día suele ser un representante albo de la Primavera. Blancos son los penitentes. Moteados de blanco están los naranjos, en la avenida, estrenando el azahar y ofreciendo el perfume denso de su incomparable aliento. Y la Virgen es La Paz. La Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de la Victoria, Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima de la Paz, nace para festejar la paz, es el reencuentro de unos hermanos que anduvieron perdidos por la geografía española empecinados en una contienda irrazonable que dio lugar a una triste guerra fraticida. Por fin, después de tres años desperdiciados inútilmente y con el sabor amargo de las muertes innecesarias que vistieron de negro millares de hogares, España respira paz, se incorpora y comienza su andar por el camino pobre y trabajoso de la restauración. En ese caminar, como obreros constructivos, Ayamonte tiene un manigero de excepcional categoría. Mirando a la Virgen de las Angustias, su Patrona, y viendo también roto al Cristo de sus brazos, por él empieza toda la reconstrucción para que encabece la resurrección de nuestra alegría perdida y enterrada. Un grupo de ayamontinos amigos, que habían vivido o vivían en esta acera o en aquélla, se pusieron a las órdenes del Jesús del Calvario o el de Belén, sencillamente de Jesús y, con la losa del sepulcro del Maestro, se enterraron los rencores y se tapiaron los odios y las diferencias. Con Cristo en la Cruz de Guía, fundaron esta histórica y testimonial Hermandad para rezar a Dios por los que se marcharon y agradecer la vuelta a sus casas de los que volvieron, y por eso fue llamada y es conocida como la Hermandad de Excombatientes. Estamos hablando de la Primavera de 1940. Al Cristo representativo y titular de la Hermandad se le llamaría Cristo de la Victoria, y para procesionar sería imagen central en un Misterio: el del Prendimiento de Jesús en el Huerto de Getsemaní, escribiéndose así la primera página de un testamento destinado a ser imborrable. El conjunto, que es de la Escuela Catalana, y conocido como El Beso de Judas, después de muchos años de salir por nuestras calles, ha quedado destinado a seguir dando fe de su porqué, desde el nicho de su capilla en la Parroquia de Las Angustias. En 1942, de la gubia del inmortal imaginero ayamontino Don Antonio León Ortega, nace Nuestro Padre Jesús de la Pasión en Ayamonte Pasión inigualable talla completa de un Cristo que todos los miércoles santos, se adapta al modo de andar de los ayamontinos, y anda con el pueblo. ¡Es para verlo! No hay pluma que lo escriba. Y al no poder escribir de Pasión, describiremos su paso diciendo que es una plataforma de oro de proporcionadísimas dimensiones de nuestro paisano Don Francisco Domínguez Rodríguez Paco el Tallista recientemente desaparecido y capaz de escribir sobre la madera mejor que muchos quisiéramos escribir sobre el papel. El canasto de este paso lleva unas cartelas, y en ellas los Cristos de nuestra Semana Santa, que son obra del reconocido pintor Rafael Oliva, cuya vasta y extraordinaria producción lo ha catapultado al futuro, y es capítulo real y honorífico en la Historia de Ayamonte. Pasa que cuando las Cofradías son Hermandades, en toda la amplitud y acepción del vocablo, el grupo hace, de lo que en su origen fue gremio. Si antes los gremios eran originarios de las Cofradías, ahora, por mor de las Cofradías, surgen grupos con una fuerza de cohesión tal, que la identificación con lo encomendado es plena y, además, se llega a una sincera familiaridad. Al sintetizar lo anterior, se decanta que Pasión ha logrado tener una de las mejores cuadrillas de costaleros que se pueda ver en Semana Santa, con lo que, si bien supone un gran privilegio estar siempre en Ayamonte , si le añadimos, y que sea Miércoles Santo, entonces de privilegio se pasa a otra cosa que aún no figura en el nomenclátor. También es de León Ortega la Virgen de la Paz. Año de 1944. En esa fecha la Hermandad se completa. Trío de advocaciones acorde y consecuente con el principal objetivo: Cristo de la Victoria, Jesús de Pasión y Virgen de la Paz. ¿A que el Miércoles Santo de Ayamonte es realmente blanco? Y blanco son sus penitentes en túnica, capa y antifaz, para destacar así del rojo fuerte de un palio que da techo a la Virgen, llevando en el medallón central un relieve de la Patrona de Ayamonte. Desde su fundación, nunca ha llovido a esta Cofradía en la calle. Las casualidades - para algunos milagros y desde luego muy respetable, han rodeado a la Hermandad de una pequeñita y local historia que ha dado pie a transcripciones que casi son leyenda. De cómo con un cielo negro, sobre poniente, que techa prácticamente a Portugal amenazando derrumbarse en escombros de agua, de repente, Cruz de Guía en la puerta de Las Angustias y ¡cielo estrellado! Y lo cierto es que es cierto. Cofrades que venían de Sevilla maestra de la Semana Santa de ver uno de los desfiles que había tenido que suspenderse por la lluvia y a los que el agua no dejaba que su coche anduviera con normalidad, y que comentaban entre ellos que ésa iba a ser la primera vez que la Hermandad no saliera. Entrando en el pueblo, apagón del agua, cielo limpio y como dicen los marineros: ¡a navegar! En la Semana Santa de 2008, la Cofradía no se mojó; pero hubo de suspender su estación de penitencia ante la amenaza de una noche más bien de invierno. Primera vez que esperamos sea de paso y no se acostumbre, por el bien de todos y por el esplendor de nuestra Semana Santa. Como lugares recomendados para quienes nos puedan visitar en este día, decir que nada más que tiene uno y no es un lugar, es todo el desfile. Siempre, y en toda la Carta de Navegación de la Semana Santa de Ayamonte, el Convento de las Hijas de Madre Angelita es un puerto de dulzura, de encanto y de oración natural. Se llama oración natural a ésa que brota sola, que no está encorsetada en fórmulas de rigor inventadas por otros, sino que nace del corazón de la persona sin que nadie lo pida y sin que nadie lo mande. ¡Cuánta oración natural en la puerta del Convento! Cuando Pasión mira a las monjas tras las rejas, ¿ha visto alguien cómo miran las monjas a Pasión? Y cuando La Paz parece que quiere entrar al Convento, ¿ha visto alguien cómo salen las monjas a repartir su caridad? Cristo y María, entre el azahar de la Ribera, rezan en la Tribuna con la magnificencia de un desfile que cada año nos sorprende; pero la lectura de su mensaje a los ayamontinos es una epístola inédita que también tiene grabada una lista grande de víctimas de un martirio lejano, que está muy cerca, y por el que, para que no encuentre otra vez escenario, Ayamonte y las venideras generaciones van a rezar, mientras Pasión y la Paz bendigan sus calles en noches sin lluvia de la Semana Santa.
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RAFAEL PÉREZ CASTILLO (300309)