PRIMERA PARTE
Siguiendo con las crónicas y estudios hechos en profundidad por nuestro querido amigo y compañero de viaje por el mundo, a través de Internet bien utilizado, como suelo decir yo habitualmente. Rafael Pérez Castillo, nos ofrece hoy una nueva e interesante entrega en la que nos va revelar lo que hemos querido destacar de alguna forma, y por supuesto siempre con el único interés, de llamar vuestra atención, de una forma un tanto especial, queridos ínternautas del mundo entero que, a través de estas redes sociales, tan maravillosas, para las que escribimos habitualmente, os surjan, con el mejor sentido de la palabra, la curiosidad de enterarse del porque, de estos titulares tan llamativos en el libro de los Hechos de los Cofrades de Ayamonte, consta, con firmas y testimonios, que Cristo se entierra dos veces. Por supuesto que de una forma literal, en Ayamonte pueden ver a cual más bonitos dos Hermandades que nos muestran ambos cortejos fúnebres de Cristo, una vez muerto. Creo que lo mejor es que entremos, directamente a analizar estos titulares que nos muestran el doble entierro de Cristo en la tarde noche del Viernes Santo en Ayamonte: (I) JESÚS DESCIENDE, EN LAS ANGUSTIAS DOLOR DE ENTIERRO. (II). SEPULCRO EN SAN FRANCISCO, DUELO DE SOLEDAD
Doy por cierto que no existe otro lugar en el que en la tarde del Viernes Santo procesionen dos Santos Entierros. Siendo Andalucía el continente más importante en el mundo de la Semana Santa, en Andalucía, no me consta se dé tan singular circunstancia exceptuando, es obvio, Ayamonte. Pues en Ayamonte, donde Jesús ha padecido en la complaciente rememoración que de su sacrificio se ha hecho, como si se quisiera fortalecer la certeza de su muerte, a falta de certificados de defunción, o de documentos gráficos, se le da dos veces sepultura, en dos duelos sin precedentes que siembran perplejidad en quienes sin saberlo nos visitan, e incluso en nuestros propios hijos que, llegados a su edad de los porqué, movidos por la curiosidad indagan de incisiva manera. El hecho de doble entierro, doble muerte, implica que se establece una importantísima premisa que, en el sentir cofrade, refuerza y dobla el valor de la Resurrección. Para deshacer las divagaciones o los estudios que, por vía racional, lo contemplen ciertas minorías que quieren distraer el acontecimiento de la Resurrección y, como consecuencia, poner en duda todos los argumentos que sustentan nuestra fe, en el libro de los Hechos de los Cofrades de Ayamonte, consta, con firmas y testimonios, que Cristo se entierra dos veces. ¡Importante e insólito argumento de base para los Pregoneros! ¿Puede ser que La Villa a La Ribera, o La Ribera a La Villa, se disputaran ataúd, mortaja y sepulcro? Pues, ¡como hiciera Salomón!, pero esta vez con la muerte, Ayamonte, en el más puro y filosófico de los raciocinios, pone en escena la solución, por manifiesta, más irrefutable. Desde la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, donde está establecida canónicamente, sale la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental y Archicofradía de Nazarenos del Santo Entierro, Descendimiento de Cruz y Nuestra Señora del Mayor Dolor. Es el primero de los duelos. Esta Hermandad, fundada en 1892, consta de tres extraordinarios pasos a los que arropa un importante número de penitentes negros con cíngulo amarillo, que llevan escrito en la parte delantera del antifaz la palabra CHARITAS (caridad), y sobre ella una corona real. Abre el cortejo una mesa de descomunales dimensiones que refulge en el oro nuevo de su canasto, rematado con crestería, e igualmente en los respiraderos, y que da suelo de calvario suficiente para la distribución de las seis imágenes que conforman el Descendimiento de la Cruz, importante y magnífica talla de José Planes Peñalver del año 1948, que recientemente ha sido restaurado por María del Carmen Sánchez Ruda. Hace estación de Penitencia portado por sesenta costaleros en sus trabajaderas. ¡Plaza de la Laguna y Paso del Descendimiento! Binomio para ser ganador de todos los concursos: poesía, fotografía, pintura, escultura, interpretación ¡Gloria! Ese es el trofeo. La magnificencia del conjunto expresando ¡y de qué modo! la grandeza de Dios, se deja notar en su caminar por nuestras calles; unas calles ya muertas del todo, que ensanchan sus trazados y separan balcones y terrazas, para que el único brazo que a Jesús le queda extendido no sufra daño alguno y se vea, con claridad, cómo va señalando situaciones que son caminos. Por ellos habrá que pasar. Sigue la Urna llevando el divino cadáver. ¡No sé cómo este Cristo está muerto! Nuestro paisano Antonio León Ortega, como si un regalo de Ayamonte fuera, deja caer levemente el rostro de Jesús en una forma magistral de expresar el sueño, la vida o la muerte. Y toda la delicadeza de su gubia creadora habla como si Ayamonte hablara para decir que Cristo está muerto. El paso es de estilo gótico flamígero florido. En las esquinas, remate de cuatro capillas con los cuatro evangelistas. Sobre la mesa escoltan la canastilla ángeles custodios y en el remate capilla con custodia. Luz en cuatro candelabros de seis brazos. La composición total tiene las siguientes autorías: Urna, canasto, candelabros y respiraderos, de Manuel Guzmán Bejarano. Ángeles custodios de Luís Ortega Bru. Dorado y cartelas de Luís Barrios Herrera. El paso de Virgen, no se sabe si es como una larga calle por la que la Señora viniera caminando y sólo se viera su final, o si algo especial hubiera nacido en la cerviz del costalero y todo su esfuerzo se resumiera en pies de ángeles. ¡Ahí viene la Virgen del Mayor Dolor! No me atrevo a escribir o narrar de su rostro. Aparte mi torpeza, es un desafío a la riqueza de nuestra expresiva forma de hablar. Salvador Castillejos agotó aquí su herramental de tallar vírgenes, y a lo largo de toda su carrera haría alguna otra imagen de virgen, o las que fueran; pero es imposible que la madera y sus manos repitieran milagro. En Ayamonte tenemos a la Virgen del Mayor Dolor. Al paso de la Virgen se le suele llamar el Palio. Pues del Palio del paso del Mayor Dolor, dijo antaño el Pregonero: Palio negro de cielo, porque está bordado de roturas hermosas que transparentan la Gloria. Una exquisitez de gusto inenarrable es la Gloria central bordada en hilo de seda que representa a la Santísima Trinidad. Los bordados de este valioso palio tienen un diseño claramente sevillano que se remonta a principios del siglo XX, y supone un magnífico trabajo sobre terciopelo negro de Lyón, obra de Manuel Elena Caro. Tiene orfebrería barroca repujada sobre metal plateado en la que destacan los varales de peana cúbica y los candelabros de cola de trece brazos. Tanto la saya como el manto tienen una notable antigüedad y, en concreto el manto, ha sido intervenido en varias ocasiones, una de ellas a cargo de las Hermanas Oblatas de Cádiz.
Rafael Pérez Castillo(210409) .