
Mañana Solemne Eucaristía en Honor de Don Pedro Ricaldone, Sdb en la Parroquia de San Ándres, que fue donde este salesiano cantó su Primera Misa. . El rezo del santo Rosario, una tradición a recuperar x Tod@s.
Ángel León/1ActualidadNCSUR/DonaldPress
Hemos estado en la Basílica de María Auxiliadora en la querida Casa Salesiana de la Stma. Trinidad de Sevilla, donde como ya informamos en su día, Don Luis Cornello Espina, Sdb, desde este nuevo curso había dejado de ser Párroco de San Pedro en la Casa Salesiana de Triana, para incorporarse a su nuevo destino. Desde el pasado día 20 de Septiembre tomó posesión como Rector de la Basílica de María Auxiliadora.
Apuntes históricos Don Pedro Ricaldone, primer Salesiano en llegar a Sevilla en 1892, trabaja con los chavales de los populares Barrios de la Trinidad y de la Macarena, sin tener aun Casa fija, hasta que en mayo de 1893 es nombrado Director de la Casa Salesiana de la Stma. Trinidad; poniendo en marcha además el Oratorio Festivo, la Iglesia del antiguo convento Trinitario, que se encontraba casi abandonada y en mal estado, y también hacen los talleres de Formación Profesional; en la gran Huerta de la Trinidad , con el beneplácito y la ayuda inestimable de la Serenísima Señora Doña María Luisa Fernanda, Infanta de España, que tenía su residencia habitual en Sevilla.
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.
La Iglesia recomendó rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas, pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este rosario corto se le llamó el salterio de la Virgen.
Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral, alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.
La perspectiva lineal de un pavimento damero encamina al contemplador a la escena. Cuatro personajes dentro de una composición imaginaria, rodean el lienzo bajado milagrosamente del cielo. Las figuras del tercer plano toman altura sobre la escalinata de la iglesia, que representan a Santa María Magdalena y a la Virgen, quien muestra el retrato, tomado con sus dos manos de los extremos del lienzo. De pie, sobre el pavimento sitúa a Santa Catalina, con una espada en la mano izquierda, una rama verde en la derecha y el símbolo de su martirio a sus pies. En el lado opuesto coloca a fray Lorenzo Grotteria, recibiendo el regalo. Los cuatro personajes rodean la escena con un movimiento circular de cabezas y brazos, en torno a la imagen milagrosa donada por la Virgen. El retrato de Santo Domingo sigue el esquema iconográfico típico de esta representación. Las cuatro figuras tienen tendencia a la estilización, incluido el fraile dominico, a pesar de estar arrodillado. Las tres santas mujeres destacan por la riqueza cromática de sus ropajes, particularmente el manto de Santa Catalina, con su pose gallarda y buena planta. Ninguna de las tres lleva el distintivo de santidad.
"La Virgen con los primeros cinco santos dominicos" Material: Oleo sobre lienzo. Época: Siglo XVII. Medidas: Dimensiones: 146 x 100 m. Verlo: Museo del Convento de PP. Dominicos, Caleruega (Búrgos)
Y como no hay dos, sin tres, aquí está esta reseña para otra gran obra de arte...
La composición rezuma un aire de primitivismo. La Virgen y Santo Domingo centralizan la atención, donde cada uno de los cinco santos ocupan las parcelas asignadas. La Virgen y los Santos están pintados a escala proporcional distinta de Santo Domingo. Sitúa la escena en un clima etéreo, entre celeste y dorado con una organización de formas diversas que separan a sus integrantes.
La parte alta se reserva para la Virgen María, sentada entre nubes, como Madre de la Orden de Predicadores, vestida con túnica oscura y manto azul. Su rostro dibuja una forma ovalada, con la mirada hacia abajo, y la cabellera que cae sobre sus hombros. Tiene las manos extendidas, haciendo la presentación del hábito de los Dominicos, no muy bien definido. A ambos lados, dos ángeles en vuelo acrobático coronan a la Virgen como reina. De los antebrazos y manos de los ángeles cuelgan diversos rosarios. A los extremos de la Virgen, se inicia las distribución jerárquica de los santos dominicos. Todos toman parte en la escena, mirando hacia el centro. Iniciando su lectura por la derecha, el primero es San Pedro de Verona, mártir de la fe, mantiene con las dos manos un estandarte sobre el que se lee el lema distintivo de su vida: FIDES. En el lado opuesto, se encuentra San Antonino de Florencia con la mitra episcopal sobre su cabeza y el letrero: PAUPER. A la derecha, figura Santo Tomás de Aquino, con el letrero escrito: SAPIENTIA. A la izquierda, aunque ligeramente más elevado, se halla San Vicente Ferrer y la palabra que lo identifica: IUDICIUM. Finalmente, en el ángulo izquierdo bajo, Santa Catalina de Siena con el epígrafe: COR MUNDUM. Toda esta galería de santos, enmarca la imagen de Santo Domingo, de pie, sobre nubes, que se dispersan entre los diversos santos
(Tras este parentesis, yo diría que casi obligado e ilustrativo, seguimos hablandoles del Rezo de Santo Rosario en esta edición de mi blogs en COFRADES
En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador.
Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos. Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y hacer popular la devoción del Rosario entre las gentes de todas las clases sociales para el sufragio de las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la Iglesia.
El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado.
En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó ¨la muerte negra en la que murieron muchísimas personas. Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.
¿Cuándo se instituyó formalmente esta fiesta?
El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto, en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla, su religión podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de repente se levantó y anunció que la flota cristiana había sido victoriosa. Ordena el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre. Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.
La fuerza del Rosario A lo largo de la historia, se ha visto como el rezo del Santo Rosario pone al demonio fuera de la ruta del hombre y de la Iglesia. Llena de bendiciones a quienes lo rezan con devoción. Nuestra Madre del Cielo ha seguido promoviéndolo, principalmente en sus apariciones a los pastorcillos de Fátima.
El Rosario es una verdadera fuente de gracias. María es medianera de las gracias de Dios. Dios ha querido que muchas gracias nos lleguen por su conducto, ya que fue por ella que nos llegó la salvación.
Rezar el Rosario es como llevar diez flores a María en cada misterio. Es una manera de repetirle muchas veces lo mucho que la queremos. El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre contienen algo nuevo. Si lo rezamos todos los días, la Virgen nos llenará de gracias y nos ayudará a llegar al Cielo. María intercede por nosotros sus hijos y no nos deja de premiar con su ayuda. Al rezarlo, recordamos con la mente y el corazón los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la conducta admirable de María: los gozosos, los dolorosos y los gloriosos. Nos metemos en las escenas evangélicas: Belén, Nazaret, Jerusalén, el huerto de los Olivos, el Calvario, María al pie de la cruz, Cristo resucitado, el Cielo, todo esto pasa por nuestra mente mientras nuestros labios oran.
Las Letanías a la Stma. Virgen El Rosario no es una oración litúrgica, sino ejercicio piadoso. Las Letanías forman una parte oficial de la liturgia en cuanto que las invocaciones reciben permiso de la Santa Sede. Se cree que su origen fue, probablemente, antes del siglo XII. La forma actual en la que las rezamos se adoptó en el santuario mariano de Loreto, en Italia y se llama Letanía lauretana. En 1587, el Papa Sixto V la aprobó para que la rezaran todos los cristianos. Todos los cristianos hemos recurrido a la Virgen en momentos de alegría llamándola Causa de nuestra alegría, en momentos de dolor diciéndole Consoladora de los afligidos, en momento de peligro Auxiliadora de los cristianos, etc. Podemos rezar las Letanías con devoción, con amor filial, con gozo de tener una Madre con tantos títulos o advocaciones y perfecciones, recibidos de Dios por su Maternidad divina y por su absoluta fidelidad. Al rezarlas, tendremos la dicha de alabar a María, de invocar su protección y de ser ayudados siempre ya que la Virgen no nos deja desamparados.
Cómo rezar el Rosario Como se trata de una oración, lo primero que hay que hacer es saludar persignarnos y ponernos en presencia de Dios y de la Santísima Virgen. Luego, se enuncian los misterios del día que se van a rezar y comenzamos a meditar en el primero de estos cinco misterios. Durante la oración de cada misterio, trataremos de acompañar a Jesús y a María en aquellos momentos importantes de sus vidas. Aprovechamos de pedirles ayuda para imitar las virtudes y cualidades que ellos tuvieron en esos momentos. Al meditarlos frecuentemente, estas guías pasan a formar parte de nuestra conciencia, de nuestra vida. Podemos ofrecer cada misterio del rosario por una intención en particular y se puede leer una parte del Evangelio que nos hable acerca del misterio que estamos rezando. Cada misterio consta de un Padrenuestro seguido de diez Avemarías y un Gloria. Usamos nuestro rosario pasando una cuenta en cada Avemaría. Así seguimos hasta terminar con los cinco misterios. Al terminar de rezar los cinco misterios, se reza la Salve y se termina con las Letanías.
Los Misterios Los quince misterios que se rezan nos recuerdan la vida de Jesús y, dependiendo del día, se rezan de la siguiente forma:
LUNES Y SÁBADO MISTERIOS GOZOSOS VIRTUD (sugerida) 1. La Anunciación del ángel a la Virgen. La obediencia. 2. La Visita de la Virgen a su prima Isabel. Amor al prójimo. 3. El Nacimiento del Hijo de Dios. Desprendimiento 4. La Presentación del niño Jesús en el templo. Pureza de intención. 5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo Sabiduría en cosas de Dios.
MARTES Y VIERNES MISTERIOS DOLOROSOS VIRTUD (sugerida) 1. La Oración de Jesús en el huerto. Verdadero arrepentimiento de los pecados. 2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo. Espíritu de sacrificio 3. La coronación de espinas. Desapego a lo material 4. Jesucristo es cargado con la Cruz. Paciencia por mi cruz. 5. La crucifixión de nuestro Señor Jesucristo. Generosidad
MIERCOLES Y DOMINGOS. MISTERIOS GLORIOSOS VIRTUD (sugerida) 1. La Resurrección de Jesucristo. Fe, Esperanza y Caridad 2. La Ascensión del Señor a los Cielos. Deseo de ir al Cielo 3. La venida del Espíritu Santo. Deseo de vivir en Gracia 4. La Asunción de la Virgen a los Cielos. Amor a María 5. La Coronación de la Virgen en los Cielos. Perseverancia
JUEVES. MISTERIOS LUMINOSOS 1. El Bautismo de Jesús en el Jordán 2 Co 5, 21; . Mt 3, 17. 2. Las bodas de Caná; Jn 2, 1-12. 3. El anuncio del Reino de Dios Mc 1, 15; Mc 2. 3-13; Lc 47-48. 4. La Transfiguración; Lc 9, 35. 5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual. Jn13, 1.
Fín de la Primera Parte de esta entrevista que ofreceremos la segunda parte el próximo viernes 27 de noviembre. Bueno aquí va un adelanto

