Las enfermedades del aparato fonador son las patologías más importantes en el sector de la enseñanza, hasta el punto de que un 20,5% de los docentes españoles sufre frecuentemente de dolor de garganta al hablar y un 17% de disfonía (alteración de la voz). Así lo afirma un estudio elaborado por el sindicato Comisiones Obreras bajo el título Las enfermedades de la voz, presentado hoy en la Universidad Pablo de Olavide en el marco de las jornadas La salud laboral de los/as docentes. Este evento, organizado por el sindicato junto a la UPO, está encaminado a poner en valor la importancia de la prevención de riesgos laborales en los docentes y su papel como desarrolladores de la cultura preventiva.
Para el sindicato, este estudio, financiado por la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales, pone de manifiesto la necesidad de que se reconozca como enfermedad profesional cualquier patología de la voz derivada de la tarea docente, y que en España está limitada a los nódulos de las cuerdas. En este sentido, los resultados señalan que esta patología sólo la padecen de manera frecuente un 4% de los docentes, frente a otros problemas como la contractura muscular del cuello (19,3%), la ronquera (16%), la tos irritativa al hablar (13,7%) o la faringitis (10,3%)
En la elaboración del trabajo publicado por CCOO han participado 1.027 trabajadores de 80 centros diferentes a nivel nacional, abordándose tres tipos de factores de riesgo: individuales (edad, género, hábitos fumadores), estructurales (ruido, acústica) y ocupacionales (horas de clase, duración de las pausas) Los datos revelan que un 44,5% de los encuestados ha consultado al médico en el último año por alguna enfermedad relacionada con el trabajo y un 11,39% por problemas relacionados con la voz. Además, cerca del 45% reconoce que le trabajo incide sobre su salud, siendo los más afectados los docentes de Educación Infantil y especial, además de los más veteranos.
Otro de los datos relevantes del estudio muestra como más de la mitad de los docentes consume algún medicamento de forma habitual, entre los que destacan los tranquilizantes (11,1%) y los antidepresivos (6,2%), aunque los tomados con mayor frecuencia son los analgésicos y las vitaminas. Por otra parte, y en cuanto a la calidad del aire, el sindicato denuncia que en ninguna de las aulas analizadas había ventilación mecánica, una deficiencia que contribuye al incremento de bacterias, además de que dificulta la labor del docente y dispersa la atención del alumnado.
Práctica educativa y salud
En la jornada celebrada en la UPO estuvo también presente Alfonso J. Aparicio Mena, quien fue el encargado de presentar su libro: Práctica educativa y salud docente. Un estudio desde la antropología médica, editado por el sindicato. En este trabajo, el autor analiza los desequilibrios y alteraciones que afectan a los docentes a raíz de las interacciones que mantiene en el centro educativo, clasificándolos de males mayores (susceptibles de atención médica) y menores. A este respecto, señala que muchos de estos problemas llegan a permanecer cronificados en los enseñantes, minando su salud y su bienestar, además de su ilusión y sus ganas de hacer cosas (crear, innovar), realizando únicamente, y a veces con pocas ganas, el trabajo estrictamente profesional, más formativo que educativo.
El bienestar personal del docente es otro de los aspectos analizados en este estudio, apuntando el autor hacia la Administración como el principal implicado en su consecución y mantenimiento. Según afirma Alfonso Aparicio, el trabajo recoge quejas de los docentes sobre la Administración, señalando que se percibe y se muestra lejana y distante, generalmente interesada en que se ofrezca el servicio público de la enseñanza y poco motivada por más cosas. Los docentes que participaron en el estudio y profesores de las universidades que colaboraron opinaron que la Administración se preocupa más por la burocracia, por la confección de documentos y por el correcto funcionamiento técnico.