El cementerio de San Fernando acogió el 2 de noviembre la tradicional misa que presidió monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, con celebrada por su secretario particular, el sacerdote Francisco José Fernández García y los Diáconos permanente, Juan Ramón Fernández y Antonio Palomar.
La misa Pontifical se realizó ante el Cristo de las Mieles con motivo de la conmemoración de todos los fieles difuntos.
Este Cristo de es obra de Antonio Susillo, famoso escultor sevillano del siglo XVIII. Cuenta la historia que el escultor al hacer este Cristo, lo talló con las piernas al contrario y que al contemplar la obra terminada, se sintió muy angustiado.
El Cristo denominado de la “Miel”, fue su última obra y por ello el pueblo sevillano pidió que enterraran a su escultor debajo de citado Cristo y así se le concedió a petición del pueblo hispalense.
La tradición de honrar a las personas que nos antecedieron en la Casa del Padre forma parte de la tradición cristiana desde las primeras comunidades. Además, algo que probablemente no se conozca del todo, se concede indulgencia plenaria, aplicable sólo a las almas del purgatorio, a los fieles cristianos que, el día en que se celebra esta conmemoración, visiten piadosamente una iglesia u oratorio. Estas son jornadas, por tanto, de visitas a los cementerios, de recordar especialmente a los seres queridos.
Asimismo, paseando por la ciudad sevillana del descanso eterno se puede observar sepultura de gran riqueza escultórica. Como es el mausoleo del torero Francisco Rivera“Paquirri”la escultura de la tumba de la cantante folclórica Juanita Reina, o la del diestro José Gómez Ortega “Joselito el Gallo” del escultor valenciano Mariano Benllíure y Gil entre otros.
El Cementerio de San Fernando abrió sus puertas oficialmente el día 1 de enero de 1853, y como en todas las obras de esta envergadura los trabajos seguían adelante, y es que hasta finales del siglo XIX no nos encontraremos con un conjunto definido
Foto Antonio Rendón Domínguez