
Es frecuente ver árboles de gran porte que han sido plantados en un alcorque de 1 x 1 m. Al cabo de unos cuantos años, se puede producir el levantamiento de pavimentos y la opción que se toma es ampliar el alcorque. Lo que no tiene sentido es ampliar los alcorques y cortar las raíces, es un grave error técnico. A esto hay que añadir la contaminación de los alcorques por restos de obra y materiales, sigue siendo un problema. Una vez más tenemos que hacernos eco del daño indiscriminado al arbolado urbano por parte de algunas constructoras durante la ejecución de obras y la falta de inspección y vigilancia que evite estos daños. Uno de los aspectos más problemáticos de la trama verde urbana es el arbolado viario. El árbol es un elemento extraño en la ciudad y requiere de un tratamiento digno y adecuado que le permita cumplir su función ambiental básica que no es otra que la de producir oxígeno para permitir a los ciudadanos respirar cada día. Además de ésta función básica hay otras funciones destacadas como son: el control de la erosión, el confort climático, mediante la producción de sombra, tan necesaria en nuestro clima y una función más que es la puramente ornamental y estética.
El Ayuntamiento de Sevilla tiene firmada la Carta del Árbol por la que se adquiere el compromiso de trabajar en favor de la protección del arbolado y es miembro corporativo destacado de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos.
Foto: calle López de Gomara, Sevilla.

