En la Iglesia de San Jacinto, actual parroquia de Triana, perteneciente al convento domínico de San Jacinto, acogió el funeral por el eterno descanso de las víctimas del Covid- 19. Organizado por el Distrito de Triana y el Ateneo del barrio sevillano de la derecha del Guadalquivir.
La ceremonia fue presidida por el párroco de San Jacinto Fray Javier Rodríguez Sánchez y concelebrado por el vicario, Javier Aguilar Fierro. A la misma fueron invitadas las asociaciones de Triana y al colectivo de la Policía local.
La celebración se celebró con todas las debidas medidas higiénicas y de seguridad, así como con la extensión de su aforo al 75%.
En su homilía el sacerdote apuntó, no sabemos cuántos, pero se cuentan por miles los que han fallecido, víctimas directas o como consecuencia de no poder ser debidamente atendidos de otras enfermedades. Pero en este tiempo, personas de diferentes edades y condición, sobre todo mayores, han perdido la vida. Muchos han vivido sus últimos momentos en la soledad y sin la compañía de las personas más queridas.
Todas las víctimas de la pandemia están presentes en nuestra memoria; necesitan todo nuestro recuerdo y nuestra oración. En el acto del Funeral estuvieron presente el distrito de Triana al frente del mismo Mª Encarnación Aguilar Silva, el Ateneo de Triana, con su presidente, Carlos Valera Real , su secretario General Luis Manuel Guerra Bernal y su equipo, también estuvieron el pleno del Ayuntamiento de Sevilla con su primer edil Juan Espada Cejas.
La parte musical de la misa la interpretó el coro de la Asociación de Antiguo Alumno de la ETS de Ingeniería de la Universidad de Sevilla, bajo la dirección artístico y musical de su director Juan Antonio Godoy Gómez. Al final de la misa fúnebre interpretaron, “la muerte no es el final” compuesta por el sacerdote español Cesáreo Gabaráin Azurmendi.
Foto Antonio Rendón Domínguez