Desde antes que las puertas de la Catedral se abrieran a las nueve de la mañana, los fieles se agolpaban para acudir al reencuentro más cercano, un agosto más, con la Virgen de los Reyes. El reguero de fieles y devotos está siendo constante durante toda la jornada para venerar a la patrona de Sevilla y su Archidiócesis en otro año marcado por las limitaciones impuestas por la pandemia y sin procesión el 15 de agosto.
La Virgen de los Reyes, la patrona de Sevilla y la Archidiócesis está de culto, una de las fechas señaladas en el calendario particular que vive la ciudad a lo largo de todo el año.
Al igual que el pasado año, la Virgen ha sido bajada de su camarín para recibir la visita de los fieles a lo largo de dos jornadas, el 4 y 5 de agosto.
No hay beso debido al Covid-19, pero este tipo de culto fue creado para tener de cerca a las grandes devociones, algo que afortunadamente sigue intacto.
La imagen está enmarcada en el cancel rematado por el Santo Rey Fernando III, el pórtico del templo de la patrona, donde ha sido colocada. Hay dos montajes, uno interior y otro exterior.
La idea del montaje no es otro que dotar de grandeza a la Virgen a través del gran patrimonio que le rodea durante cada día del año, siendo la única protagonista sin tener ningún elemento cercano a la talla.
Todo secundario pero que realza a la devoción más antigua de la ciudad. El fondo es el camarín que forma un dosel con el lema de la Virgen 'Per me Reges Regnant' en la gotera. Las puertas del camarín están cerradas ante la ausencia de la patrona y en la que está situado el estandarte o Simpecado porque hace referencia a la Virgen, pieza cedida por la sacramental del Sagrario. Un auténtico palacio posee la Virgen en la capilla Real que se muestra ahora más diáfano que nunca.
Para esta edición, la Virgen de los Reyes luce la corona de filigranas de oro, la antigua de salida, una obra realizada por Manuel González Rojas en 1876, antigua de salida, anterior a la coronación de 1904, que es utilizada tanto en los dos besamanos, como en la novena y octava, y el pecherín de corales, donado por el Rey Felipe de Francia con unas joyas que antiguamente formaban una tiara. La saya es obra de las hermanas del Espíritu Santo y cuenta con encajes de oro del siglo XVIII. Para esta ocasión, la Virgen ha sido ataviada por las Hermanas de la Cruz con un manto realizado a partir de piezas de un capote de paseo de Salvador Guardiola.
El manto está cargado de emotividad ya que este rejoneador falleció a lomos de un caballo en la tarde del 21 de mayo en 1960, durante una corrida de toros en la plaza de Palma de Mallorca.
El primer Besamanos, que se sustituye por una reverencia, empezó el miércoles 4 de agosto con horario de 9 h a 14 y de 18 a 21 h, hoy jueves la virgen estará expuesta a los fieles en horario de mañana, de 9:00 a 14:00. Ya por la tarde, será trasladada al palio de tumbilla situado en el Altar del Jubileo, donde desde el viernes se celebrará la novena en honor a la Virgen, dando comienzo a las 20:00 en su horario de tarde.
Foto Antonio Rendón Domínguez