Pues aquí estamos, con las puertas abiertas de par en par, en esta humilde, histórica y artística casa de Dios. La casa de San Francisco, del gran renovador de la Iglesia, la casa de sus seglares que siguen viviendo bajo los principios y votos franciscano que tanto bien hacen y son tan necesarios en la sociedad de nuestros días
No perdamos nunca de vista, amigos y familiares, los principios que marcaron la vida del santo de Así, pobreza, trabajo y el amor hacia los pobres, la caridad como principio de vida.
Y aquí nos vemos esta noche para presentar nuestro cartel que este año ilustra una instantánea de Antonio García Moreno.
Antonio sevillano de nacimiento, casado y con dos hijas. Es hermano de la Hermandad de la Sagrada Lanzada desde 1980 y ha pertenecido también a las hermandades de la Macarena y la Hiniesta.
Miembro de la Federación Andaluza de Fotografía y presidente desde hace diez años de la Agrupación Fotográfica Contraste Variable de Sevilla.
Con la que ha realizado varias exposiciones y donde ha resultado ganador de varios de sus concursos de Fotográfico.
Este cartel lleva a la explosión de un barrio explosión de emociones y sentimiento en la mañana más bonita del año. Este cartel sabe a café, balcón a calentitos ha Esperanza, a merino a terciopelos, a la mirada de vecinos que vuelven a la esquina de Escoberos a ver pasar su vida mientras contempla el tránsito de la cofradía y al misterio del Señor de la Sentencia. A viejos vecinos del arrabal macareno que no faltan nunca a su cita con la mañana del Viernes santo, que igual se llevan todo el año sin acudir a la iglesia o no entiende de hermandad pero que cumple cada año con esa tradición que sus padres le transmitieron desde chico.
Esto y mucho más representan este cartel. Creo que nadie en Sevilla al contemplarlo no vea en él al que cruza las murallas de nuestra Jerusalén particular para aliviar las penas. Para llenar de amor, con solo posar su mirada, algún niño de los que acogían en el hogar de San Fernando dando posada al peregrino. No dudo que nadie al contemplar el cartel no espere al maniatado, humillado, asustado, vejado, como esos cristianos valientes que por defender su fe, tiene que enfrentarse a martirios de crueldad medieval en la era de las tecnologías.
No dudo que al ver este cartel vea tu guardia pretoriana acompañada de sones y cornetas. Déjame Señor de la Sentencia mirarme en esa mirada que proclama tu inocencia y cuida de los míos y de esta humilde tertulia.
Ha sido larga la espera, pero todo llega en la ciudad que habita la Esperanza.
Foto Antonio Rendón Domínguez