
OBITUARIO
¿ Dónde escondías la tristeza ?
>> ¿Dónde escondías la tristeza, tita Lela? Respirabas alegría en vez de aire. Para ti la vida era un júbilo que había que exprimir cada segundo. Fuiste, eres, tronco de un enjambre de luminosas mujeres. Estaban allí, en la mañana más triste del mundo, deshechas de dolor, agarradas a tu cuerpo para no dejarte escapar.
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>> Has volado ya con el Señor de los espacios infinitos camino del firmamento donde no existe el tiempo. Dime, tita Lela, ¿es verdad que hace tanto frío donde las estrellas? No exagero si escribo ahora, la noche más triste del mundo, que inventaste la palabra amor. Eras una alfarera de la ternura. Ese cariño puro, gratuito, que prodigabas con generosidad de rey mago.
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>> ¿Qué se puede hacer, tita Lela, cuando se te van cayendo, uno a uno, los andamios del alma? Tenía uno tres madres y se le han ido ya dos. No sabía uno, cuando caminaba feliz de tu mano por el corral de la casa de Manzanilla, que la vida era ir perdiendo gente maravillosa por el camino. Estar contigo era una fiesta perpetua. Una oportunidad de agarrar la vida por las solapas y no dejarla escapar.
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>> Un buen día conociste al James Dean de los Campos de Tejada, el fabuloso tito Toba. Ríete de Hollywood y sus historias de amor. Toda una vida dedicada a hacer feliz a un hombre, a hacernos felices a todos los demás. Mira, tita Lela, la pena es la tristeza negra que hoy nos ha derrumbado a quienes te quisimos tanto porque tú antes nos habías querido mucho más.
>> Esta mañana ha bajado la abuela María Jesús a buscarte y te ha reñido como cuando eras niña y tú la tocabas, en la noche, porque tenías miedo a que se muriera. Descansa en paz, princesa de las princesas. Descansa en paz, mujer del corazón más hermoso de la tierra. No te olvidaremos ni un segundo. Nos diste ternura y alegría para mil y una vidas. ¿Dónde escondías la tristeza, tita Lela?
Francisco Gallardo Rodríguez.
LA BANDERA DE LA ALEGRÍA
Nació el 1 de enero de 1933. Fue la menor de tres hermanas, la más artista de la familia, la que jamás dejó que la vencieran las penas. Su bandera siempre fue la alegría, una sonrisa maravillosa que iluminaba cualquier día gris, un sentido del humor que siempre la acompañaba y una entrega hacia los demás inagotable.
64 años junto al amor de su vida, su compañero y cómplice, dos hijas y cuatro nietas a las que inculcó su pasión por la vida. Tuvo tiempo de vivirlo todo, pero sobre todo tuvo tiempo, hasta sus 90 años, de repartir mucho amor y alegría. No le quedaron cuentas pendientes y cuando en los últimos años se preguntaba si en su vida había sido capaz de "ser útil a los demás" todas se sorprendían y la abrazaban con fuerza. En esos momentos de debilidad acudía a la cocina para leer los mensajes que sus nietas le dejaban. Esa generación de mujeres libres y artistas que pudieron cumplir el sueño de la abuela. La abuela pintora, la abuela bailarina, la abuela recitadora... La abuela que siempre apoyó sus aspiraciones incondicionalmente, que vivía con sus nietas sus deseos más íntimos, que conseguía contagiarles la fuerza necesaria para que creyeran que eran capaces de conseguirlo todo.
Manuela, Manoli, Lela, has sido ejemplo y motivación para ellas, para muchas mujeres que se cruzaron en tu vida, y has sido alegría para todos los que tuvimos oportunidad de conocerte.
No podrán despedirte porque te has quedado dentro de ellas para siempre. Tus enseñanzas no se olvidan y seguirán multiplicándose, lo que se hace con amor y desde el amor se vuelve eterno
Marina Bernal Guerrero

