Placentines esquina con Macondo , texto conferencia Francisco Correal en Colegio de Notarios de Andalucia

Consagración de la Primavera Qué bien se ve El Tremendo desde la Hemeroteca Municipal. Estoy convencido de que Juan Miguel Vega se fue a ese museo de los periódicos de la calle Almirante Apodaca para escribir el pregón. Su guiño a Silvio, Avanticon la Guaracha, lo escuché por el transistor mientras tendía la ropa en la azotea de mi casa. Silvio podría ser el estandarte perfecto, el icono, el blasón, el heraldo de este abrazo asimétrico entre fútbol y Semana Santa. El rockerohermanó a Manolo Cardo con el Cachorro, era sevillistapero cantó el más hermoso himno del Betis, recorrió en Reezaré todas las advocaciones marianas con la guía de Pive Amador y el aliento de Adriano Celentano. Nació el 8 del 8 de 1945, cuando las bombas norteamericanas caían sobre Hiroshima y Nagasaki. Agosto del 45, pretemporada de la temporada 45-46, la Liga que ganó el Sevilla. Otro icono posible sería Rafael Gordillo, que además de rayo verde del Betis, rayo blanco del Madrid y rayo rojo de la selección española fue costalero de los Gitanos.

Fui a la Hemeroteca Municipal para confirmar un presentimiento. Yo descubrí la Semana Santa de Sevilla gracias al fútbol. Ese tándem que refleja el genial dibujo de Dani Rosell. El descubrimiento tuvo lugar el 30 de marzo de 1980, Domingo de Ramos. Yo trabajaba en El Correo de Andalucía, fui a pasar el fin de semana a Puertollano a ver a la familia. El domingo no había billetes para el tren de regreso, que tardaba una eternidad. Esa tarde fui a ver el partido de fútbol Calvo Sotelo-Ceuta del grupo segundo de Segunda B. Al final del choque me dirigí al vestuario y le conté mi problema al delegado del equipo ceutí. Me aceptaron como polizón pese a que el equipo había perdido 2-0. El autobús se detuvo en la Puerta Carmona porque el equipo iba a pernoctar en el Hotel Fleming, que ahora tiene otro nombre. Con mi ligero equipaje me dirigí a la pensión de Inés, en la calle Alonso el Sabio, antes Burro, perpendicular a Puente y Pellón. No pude pasar porque por la Encarnación había una multitud. Estaba pasando la Cena. La primera cofradía de la Semana Santa de Sevilla que veía en mi vida. Como han pasado tantos años, fui a la hemeroteca para comprobar si efectivamente ese Domingo de Ramos se había jugado un Calvo Sotelo-Ceuta. ¡Bingo! Los periódicos locales, El Correo y ABC, daban el resultado. Tuve que pedir la Hoja del Lunes para ver las alineaciones. Por el Calvo Sotelo jugaron: Sánchez; Fabián, Pesares, Pedrito; Chema, Rueda; Coterri, Harry, Miranda, Nuevo y Merlo. A Miranda lo sustituyó Carracedo, que marcó los dos goles. El once ceutí me acompañó en ese viaje desde la Merienda en Puertollano a la Cena de Sevilla: Cervantes; Cherino, Gil, Marber; Almagro, Mena; Benítez, Villalustre, Kubalita, Luis y Machete. La referencia inicial de Kubalita en Wikipedia es una chica valenciana llamada Carmen Arce que fue la primera portera de la incipiente selección de fútbol femenino. Hay que seguir para encontrar al futbolista que jugó en Puertollano. Kubalita tenía 18 años y su nombre es José Antonio Berenguer de Haro. Le rindo tributo 44 años después de aquel ferry de Ceuta que me trajo de Puertollano a Sevilla.

“Ocho cofradías hicieron el Domingo de Ramos más vistoso de los últimos años”, decía El Correo de Andalucía. El cronista informaba del estreno de los apóstoles en la hermandad de la Cena y del reguero de saetas que le dedicaron. La última se la cantó Perejil. En portada venía esta información: “Lamentable incidente entre los costaleros del Cristo de San Gonzalo. Muchos de ellos abandonaron el paso en la Catedral y tuvieron que ser sustituidos por jóvenes de la hermandad”. El Betis jugó la víspera en Gijón. Perdió 3-1 en el Molinón. El Sevilla jugó la mañana del Domingo de Ramos. Arrasó al Barcelona. 3-1. El saque de honor lo hizo Isabel Pantoja. Los goles sevillistas los marcaron Yiyi, Scotta y Bertoni. Los dos futbolistas argentinos se llevaron a Buenos Aires un Cristo esculpido por Luis Álvarez Duarte, una imagen muy familiar para el que sería arzobispo rioplatense, Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco. El Miércoles Santo, el Betis perdió 2-1 en el Bernabeu en partido de Copa del Rey. Los dos goles madridistas los marcó Rincón. Tres años después, Isabel Pantoja se casaba en el Gran Poder con Paquirri, bético incondicional, y Poli Rincón se convertía en el único Pichichi de la historia del Betis.

La de 1980 fue una Semana Santa histórica. La primera del Ayuntamiento democrático constituido el sábado de Feria de 1979. El alcalde Luis Uruñuela, andalucista, se estrenó presidiendo la hermandad de la Hiniesta. Una semana antes fue domingo de pregón. Lo pronunció Miguel Muruve y se estrenó en la presentación el concejal de Fiestas José Luis Ortiz Nuevo, que habló de Cristo como “un peligroso social”. Hubo división de opiniones cuando se interpretó el himno de Andalucía. Esa Semana Santa empezó con un nuevo mártir. El lunes siguiente al pregón era asesinado mientras presidía la Eucaristía Monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador. Una imagen suya puede verse en la iglesia sevillana de Santa Cruz.

Placentines esquina con Macondo. Cuando Pachi Aranguren me pidió un título, me salió sobre la marcha. Se lo conté a mi amigo Iván Jiménez Orozco, cochero de caballos. Y me dijo: Paco, mi parada está en Placentines y aquello es un Macondo de gente. En 120 años de Copa en sus diferentes versiones (de España, de la República, del Generalísimo, del Rey…) Madrid y Barcelona han disputado nueve finales. Las dos únicas en este siglo XXI se jugaron en Valencia y fueron en Miércoles Santo. Están unidas a sendos recuerdos cofrades que paso a contarles.

Final de 2011. Con la mediación de José Mari, que fue armao de la Macarena y estaba muy unido a la hermandad de san Martín, iglesia donde está enterrado Juan de Mesa, encontré a dos hermanos de la Lanzada, uno madridista y otro azulgrana. Mi hijo Paco tenía cinco años y creo que fue el primer partido que vio en su vida. Lo vi en casa. Me contaron que nada más entrar el cortejo final del Carmen Doloroso en Omnium Sanctorum, cerraron las puertas de esta iglesia del siglo XIII y del bar Guadiana salió un estruendo: Cristiano Ronaldo había marcado el gol decisivo. La hermandad me encargó que escribiera su historia, la de una cofradía que fundan una serie de cofrades sevillanos que hacían la mili en San Fernando.

Yo creo que a Gabriel García Márquez, como a Curro Romero, siempre le ha gustado más el tenis (sobre todo dicen que cuando jugaba Serena Williams) que el fútbol. Pero tiene un perfil futbolero. Nace en 1927, el mismo año que Puskas y Kubala. Y muere el Jueves Santo de 2014, el mismo año que Distéfano. La víspera había otra final de Copa Madrid-Barça. Belleda López Montero, renacentista de La Rinconada, es muy amiga de mi mujer. Estudiaron juntas en las Mercedarias de san Vicente. Belleda nos invitó a ver las cofradías del Miércoles Santo que pasaban por la Cuesta del Bacalao, esquina de Placentines con Argote de Molina. En un piso de su amiga Mariola. Me excusé porque quería ver el partido y ella nos dijo que allí lo veríamos sin problemas. Cuando llegamos, la alternativa era verlo por el móvil, opción que descarté. Hice mutis por el foro y tuve que atravesar desde Placentines a la Alameda una ciudad tomada por nazarenos, costaleros, público en general. Baratillo, Lanzada, Cristo de Burgos, fui sorteando, regateando como Amancio. No sé quién corrió más, yo para llegar a mi casa a ver el partido o Gareth Bale en ese sprint, el único que dio en el Madrid, en el que superó a Bartra y marcó el gol que le dio a los blancos el trofeo. El Jueves Santo, 17 de abril de 2014, moría García Márquez. Placentines esquina con Macondo. En una entrevista le preguntaron a Borges por Cien años de soledad. “Está muy bien, pero con cincuenta habría sido suficiente”, respondió el escritor de cabecera del Papa Francisco. Más me gusta lo que a esa misma pregunta respondía Julio Martínez Velasco. ¿Te gustó Cien años de soledad? ¿Cuál? ¿La de San Lorenzo o la de San Buenaventura? García Márquez murió un Jueves Santo y el décimo aniversario de su muerte será el Miércoles de Feria. Así es la vida. Parece uno de esos Doce cuentos peregrinos que presentó en Sevilla en la Expo 92. Morir un Jueves Santo y que el décimo aniversario de tu muerte sea un Miércoles de Feria es otra forma de resucitar.

Fútbol y Semana Santa. Hay binomios mucho más razonables. Semana Santa y Literatura, que Paco Robles recogió en una impresionante Antología en Signatura ediciones con una pintura de García Ramos en la portada; Fútbol y Cine, un libro de Carlos Marañón, hijo de un futbolista internacional que después se hizo arquitecto, libro en cuya portada viene Marilyn Monroe haciendo el saque de honor de un partido de fútbol disputado en Los Angeles entre un combinado norteamericano y un equipo de Tel Aviv en el noveno aniversario de la creación del Estado de Israel. Poesía y Fútbol, unidas en un compendio titulado ‘Un balón envenenado’ con poemas recopilados por Luis García Montero y Jesús García Sánchez; o Toros y Música, con los Beatles en la portada del libro de Eduardo Osborne ‘La música cantada del toreo’, guiño al libro que Bergamín le dedicó a Rafael de Paula. Bergamín, que está en la foto sevillana del 27, comparaba a Joselito con Mozart y a Belmonte, que muere el mismo año que Marilyn, con Beethoven. Pero fútbol y Semana Santa… Le envié a Pachi Aranguren una foto con dos marquesinas de Tussam en la plaza Ponce de León. En una se ve a una mujer con mantilla y esta leyenda: Donde comienza la Semana Santa. En la otra, con los escudos de Betis y Sevilla, se ve un balón en el punto de penalti y en la portería colocado un autobús, como le gustaba que estuvieran sus defensas al rústico Maguregui. Y entre las dos marquesinas, entra un autobús de Tussam de la línea 11, el que va al barrio de Los Príncipes. El número mágico. Que la Cena fuera mi primera hermandad no deja de ser una curiosa metáfora. La traición de Judas Iscariote reduce a once los apóstoles. El número perfecto.

Cada cual tiene su historia de fútbol y Semana Santa. Un amigo del fotógrafo Fernando Salazar contaba los ecos de un gol del Sevilla al Tottenham cuando iba de nazareno del Valle. Mi amigo Fernando regentaba un bar en San Juan de la Palma donde Rafael de Cózar, que murió el mismo año que García Márquez y DiStéfano, me presentó un libro. En 2003 la Amargura no salió por la lluvia y lo que no le dio la Amargura a mi amigo tabernero se lo dio el Celtic de Glasgow, que jugó en el estadio de la Cartuja la final de la Recopa contra el Oporto y pese a perderla los escoceses se quedaron en Sevilla y acabaron con la cerveza de casi todos los bares. Glasgow, la ciudad donde Cernuda escribe Ocnos. El equipo que gana la Copa de Europa el año que nace María José, mi mujer, la amiga de Belleda y de Mariola, las que me pusieron esa trampa un Miércoles Santo, víspera de la muerte de García Márquez.Ese año muere también Adolfo Suárez, el Sábado de Pasión se cumplen diez años. Ese mismo día el Barça le ganó al Madrid 3-4 con un golazo de Iniestra. El día que mi hija Carmen aprendió a montar en bicicleta.

Yo fui un niño sin Semana Santa y encontré en el fútbol el imaginario que no me dieron palios y maniguetas. Cuando el fútbol era el segundo precepto dominical, antes que el presidente del Consejo, Jaume Roures, lo convirtiera en media Semana Santa que empieza los viernes y termina los lunes. Era la infancia recuperada de Fernando Savater, esa mirada tan hermosa que aparece en versos de los mejores poetas de la ciudad. Luis Cernuda: “¿Nostalgias? / No. Lo que así recreas / es el tiempo sin tiempo / del niño…”. Rafael Montesinos: “He vivido cuatro días; / tres no fueron sevillanos / llevadme a la tierra mía”.

En el mítico viaje a Burgos de abril de 1994, donde el Betis pondría fin a tres años de travesía del desierto por Segunda División, se fletó un autobús en el que venía José Rodríguez de la Borbolla. Quien había sido todo en política confesaba tres anhelos incumplidos: ser alcalde de Sevilla (perdió las primarias con Monteseirín), presidente del Betis o hermano mayor del Calvario.

Román Calvo Jambrina es zamorano de cuna, ayamontino consorte. Es cardiólogo de profesión y magnífico fotógrafo de vocación. Compañero inseparable de Fernando Gabardón de la Banda. Le hablé a Román de esta encomienda de fútbol y Semana Santa y me habló de una coincidencia. Hoy, 21 de marzo de 2024, se cumplen 35 años de la primera estación de penitencia de la hermandad del Cerro. Fue el Martes Santo de 1989. Nuestra última Semana Santa de solteros. Ese verano nos casamos en la Capilla de los Marineros, Cela recibió el Nobel de Literatura y cayó el muro de Berlín. El Martes Santo salió el Cerro del Águila y el Jueves Santo la Quinta del Buitre. Todos los integrantes de la misma menos Pardeza jugaron ese día por la mañana en el Benito Villamarín un España-Malta de clasificación para el Mundial de Italia 90. Jugaron Butragueño, Sanchis, Martín Vázquez y Michel, que marcó dos de los goles. Los otros dos los marcó el colchonero Manolo. Butragueño era capitán. Gregorio Conejo lo hizo a él y a Gordillo hermanos de los Negritos, la hermandad de Isidoro Moreno. Cinco años después, el Buitre fusiló cuatro veces al portero de Dinamarca en el Mundial de México, en Querétaro, la misma ciudad donde fusilaron a Maximiliano de Habsburgo. El seleccionador de ese España-Malta era Luis Suárez. Lo vio en la grada porque estaba sancionado. Lo sustituyó su segundo, Chus Pereda. Los dos jugaron el histórico partido del gol de Marcelino a Yashin, portero de la Unión Soviética. Junio de 1964. El año de la coronación de la Macarena. La parte femenina de mi casa le profesa una tirria al fútbol que tiene mucho que ver con esa relación mnemotécnica que tengo con ese deporte: mi mujer, mi Merillou está harta de oír que nació el mismo día, el mismo mes y el mismo año que Paul Gascoigne (lo mismo le ocurre a Isabel Díaz Ayuso con Pablo Iglesias). Y mi hija Andrea me hizo la cruz la enésima vez que oyó contarle a su padre que había nacido justo cinco años después de los cuatro goles de Butragueño a Dinamarca en Querétaro.

Luis Ayala recuerda un derbi en Domingo de Ramos. Tenía una boda. Después del convite nupcial, se fue a Heliópolis a ver un Betis-Sevilla. Es sevillista y su equipo perdió con un gol de Romo, que después sería conductor de autobuses urbanos. Y del estadio a san Juan de la Palma a salir de nazareno con la Amargura. Boda, partido y penitencia en un solo día. Pepe y José Manuel son concuñados. Están casado con dos hermanas. Uno es sevillista acérrimo; el otro bético ubérrimo, como las razas de Rubén Darío. El sevillista llevará con éste 49 años saliendo de nazareno con la Carretería. El bético sólo salió una vez con los Estudiantes. Se llama Pepe Álvarez. Autor de un glorioso titular en El Correo cuando el Betis fue derrotado en la encerrona de Tiflis, la capital de Georgia, en la primavera de 1978, cuando Iriondo quería hablar con Breznev, y después se despeñó a Segunda: de Rusia a Murcia. Titular que he recordado con la paliza que el tenista murciano Carlos Alcaraz le dio al tenista ruso Daniil Medvedev.

Hay otro Miércoles Santo difícil de olvidar. Al día siguiente no murió ningún Nobel de Literatura, pero sí murió una determinada manera de entender la Semana Santa. 20 de abril del año 2000. Mi hermano Quique y su flamante esposa Guadalupe venían a Sevilla desde Florencia en luna de miel para vivir la Madrugá. Nos cogió en el cogollo. Los novios querían marcharse. Habían cambiado el síndrome de Sthendal por el de Mefistófeles. La víspera, Miércoles Santo, el Madrid eliminó al Manchester United en el templo de Old Tradford. La jugada de Fernando Redondo que precedió al gol de Raúl fue una maniobra digna del cambio de los armaos de la Macarena en las esquinas. La única vez que he hablado en mi vida con Curro Romero, que nació el mismo año que Gento, fue en la Casa de los Pinelo, en un acto de la Academia de Buenas Letras. Le decía que la jugada en la que Benzema sorteó a tres defensas, tres, del Atleti en un palmo de terreno antes del gol de Isco parecía una faena del diestro de Camas. Paisano de Sergio Ramos.

En esta relación entre fútbol y Semana Santa hay un duelo perfecto. Ramos contra Resurrección. Las finales que Madrid y Atleti disputaron en mayo de 2014 en Lisboa y en mayo de 2016 en Milán. En un equipo, Ramos; el otro otro, Resurrección, pues Koke, el capitán colchonero, se llama Jorge Resurrección Merodio. Durante casi cuatro décadas, la diócesis de Sevilla ha estado regida por dos pastores colchoneros: Carlos Amigo Vallejo y Juan José Asenjo Pelegrina, que como decía Antonio Burgos tiene apellidos de árbitro de fútbol. No sé de qué equipo sería Bueno Monreal, arzobispo de Sevilla cuando descubrí la Semana Santa viendo pasar la Cena por la Encarnación. Lo que cuentan sus biógrafos es que levantó la obligación del cardenal Segura de que los seminaristas jugasen con sotana, como esa foto maravillosa que ha aparecido en la muerte del fotógrafo Ramón Massats. Ya saben que al cardenal Segura no le gustaban los bailes agarrados ni Franco suelto bajo palio.

Disculpen estas travesuras atravesadas en la esquina de Placentines con Macondo. Donde la calle Francos cambia de nombre. ¿Francos? ¿Pero hubo más de uno?, le preguntó una vez el muy futbolero y uruguayo Eduardo Galeano a Jesús Quintero paseando por esa calle. Oigo en misa una carta de San Pablo a los Corintios y pienso en un Sao Paulo-Corintians. Pelé, que jugó toda la vida en el Santos, debería ser de alguna hermandad de OmniumSanctorum. Murió dos días antes que Benedicto XVI, el Papa Ratzinger, que nació en 1927, como García Márquez, Puskas y Kubala.

El fútbol: mitos, ritos y símbolos. Así se titula un libro de Vicente Verdú, primer estudio antropológico de este deporte. El portero es el único que puede acariciar el balón con la mano. Tiene el monopolio del cariño, igual que los defensas tienen el monopolio de la fuerza, como el Estado según Max Weber. Como el capataz y los costaleros. Una barrera es una igualá y el lanzamiento se convierte en una chicotá. Invité a esta charla a mi amigo el doctor Fernando de la Portilla, pero a la misma hora en la Academia de Medicina estará dando una conferencia titulada “Entre la Fe y la Ciencia: estudio médico de la Pasión de Cristo”. Cristo jugó en el Betis y Sanjosé en el Sevilla.

Placentines esquina con Macondo. El título le hubiera gustado a mi amigo Ignacio González, un colombiano que fue jefe de diseño de Diario 16 Andalucía y se fue demasiado joven. Cuando llegó a Sevilla, no se perdía ningún Lunes Santo a San Gonzalo. Nos invitaba a su casa a probar Martes Santo, un aguardiente exquisito. Vivía en la calle José Luis de Caso, junto al campo del Sevilla. Eravecino del Tronco Magdaleno, que fue delantero del equipo de Nervión. Enfrente, junto a la gasolinera de Luis Montoto, el cancerbero Rinat Dassaev, un juguete roto que jugó cuatro Mundiales de fútbol, abrió tras su retirada una tienda de artículos deportivos.

Qué bien se ve el Tremendo desde la Hemeroteca Municipal. En la calle Almirante Apodaca. A pregonero nuevo, derrota segura. Perdieron Sevilla y Betis, perdieron todos los equipos andaluces menos el Almería de Pepe Mel. El novelista de Cardenal Spínola. Avanti con la Guaracha. Y eso que el domingo anterior al pregón otro Juanmi le marcó dos goles al Atleti con el Cádiz.

Este Domingo de Ramos no hay fútbol en Primera. La quiniela empieza con un Alcorcón-Oviedo y termina con un Francia-Alemania, que me retrotrae a aquellas semifinales del Mundial 82 en el Sánchez Pizjuán el mismo año que García Márquez ganó el Nobel de Literatura a pase de Aureliano Buendía. Francia-Alemania, Platini contra Rummenigge. Francos esquina con Alemanes. Si hay un sitio donde se vive este hermanamiento entre fútbol y Semana Santa es Casa Ricardo. Abrió en 1985, pero mantiene en su entrada el legado de Casa Ovidio. Hay dos Metamorfosis de Ovidio: la del poeta romano cuyos versos le costaron el destierro por decisión del emperador Augusto; y la del futbolista Ovidio Roig Fernández, cordobés de Peñarroya, que vino a Sevilla a hacer la mili y fichó por el Sevilla. Formó parte del equipo que ganó la Liga 45-46, la temporada que nace Silvio. La cumbre del equipo fue su crepúsculo deportivo. En 1951 compra el local La Covadonga, que convierte en Casa Ovidio. Dicen que proveía de viandas y bebidas a los tertulianos que se reunían en el sótano que Norberto Almandoz, director del Conservatorio, cedió a los hermanos sin casa-hermandad de la Soledad de San Lorenzo. Entre ellos estaba Joaquín Romero Murube, de cuyo pregón anteayer se cumplieron 80 años. Lo dio el año del desembarco de Normandía y el nacimiento de Luis Carlos Peris. Serra Ferrer tuvo en san Lorenzo una peña con aromas de beatificación. La peña San Lorenzo Serra Ferrer. Allí vi el gol de Mijatovic a la Juventus de Turín que le dio al Madrid su séptima Copa de Europa en 1998 y al Betis una plaza europea. El San Lorenzo de Almagro, que a uno le suena a berenjenas, encajeras de bolillos y Corral de Comedias, es el equipo del Papa Francisco, el que fue arzobispo junto al Cristo de Scotta y Bertoni, autores de dos de los goles al Barcelona aquel Domingo de Ramos de 1980 de un Calvo Sotelo-Ceuta que me permitiódescubrir la Semana Santa de Sevilla. Kubala nació el mismo año que García Márquez. Kubalita era mucho más joven. Kubalita selección.