
ABC de Sevilla, 14 agosto 2024
Proclamar el amor a la Virgen
Por José Joaquín Gallardo Foto:Salazar-Bajuelo
Es de bien nacidos mantener las creencias heredadas y procurar hacerlas más autenticas y efectivas, que sólo los necios prepotentes las minusvaloran o desprecian por creerse más sabios e inteligentes que quienes nos precedieron en la vida y en la historia. No es bueno negar la bondad de lo que se nos muestra como legado de fe, cultura, creencias e historia, que a la postre somos consecuencia de todo ello y estamos llamados a preservarlo.
Para muchos sevillanos de este siglo XXI el Día de la Virgen es un importante hito devocional que retorna cada 15 de agostopara llenarnos de gozo y emociones, con la constante cadencia de los años y la sólida consistencia de los siglos plasmados en esa bella imagen gótica mucho más señorial que cualquier reina, más repleta de gracia que todas las mujeres, más evocadora que ninguna otra.
Ella es sublime Señora de todos los reyes y reina de esta tierra tan profunda e históricamente mariana, que no en vano bajo la advocación de Nuestra Señora de los Reyes Coronada la tenemos por Patrona de Sevilla y su Archidiócesis, siendo alcaldesa perpetua de la ciudad y la primera imagen de Andalucía coronada canónicamente por su relevante veneración popular.
Donada por el santo rey Fernando III al ser la talla que le acompañó en la reconquista de Sevilla, al parecer fue su hijo Alfonso X el Sabio quien propició su veneración en la Capilla Real de la Catedral, donde permanecen los restos mortales de esos dos reyes tan importantes en la historia particular de Sevilla y de España.
La Virgen sevillana es dolorosa especialmente en primavera con las mas bellas y diversas advocaciones, que se completan durante el resto del año con las letíficas o de gloria, que todas nos llenan de expectación y alegría. En diciembre es venerada en el misterio de su Inmaculada Concepción, dogma que Sevilla proclamó mucho antes que la Iglesia.
Pero es cada agosto cuando la ciudad festeja con los mayores honores a su Patrona, Señora de los Reyes y compendio de todas las demás nominaciones, que es la serenísima y majestuosa Virgen de Sevilla, la que no precisa ninguna advocación porque las comprende todas. En esa silente imagen fernandina están la mirada absorta de la Amargura, la belleza irresistible de la Esperanza y las manos orantes de la Inmaculada, mientras sus ojos interpelan directamente los corazones y Ella muestra al Niño nacido de su vientre.
Es la Virgen que supera todas las emociones y llena las almas de gozosa placidez, porque su presencia trae siempre memoria en sepia de una ciudad que décadas después sigue siendo tan mariana como lo continuará siendo luego, cuando sean nuestros descendientes quienes acudan a sus cultos y procesión de cada agosto.
Es la exquisitez suprema de la devoción a la Virgen en esta tierra tan de Ella, donde paradójicamente muy pocas mujeres llevan su nombre. Solo unas mil novecientas sevillanas se llaman Reyes según el Instituto Nacional de Estadística, siendo embajadoras de la Patrona a cada instante, en el día a día de la cotidianidad. En estos tiempos de secularización debiéramos fomentar nombres tan sevillanos como el de Reyes, que en su dulce cadencia contiene toda la esencia de la fe histórica de la ciudad.
Este año el 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada, la Patrona volverá a las calles para presidir esa magna procesión que reafirmará públicamente la fe de este pueblo en el Señor, que con su poderosa zancada camina siempre junto a nosotros y crucificado es perenne Expiración en Triana, y en su Santísima Madre de Valme, Consolación y Setefilla, que por Ella Reinan los Reyes y nos colma siempre de Esperanza a ambas orillas del rio de la vida.
Año grande en Sevilla que ya desde ahora conviene aprovechar para proclamar, una vez más, las creencias mayoritarias de este pueblo viejo y sabio, que sabe eludir el laicismo dominante en otras latitudes para mantener la esencia de su secular fe cristiana y su incuestionable amor a la Virgen.
José Joaquín Gallardo

