Maria Jesus Pereira en ABC de Sevilla
hace 19 años
En 1998, Sor Magdalena, Hija de la Caridad de San Vicente Paúl, dejó de trabajar con enfermos de sida en La Línea de la Concepción para dedicarse desde 2003 a la formación e inserción de jóvenes inmigrantes en el centro de día «El Pino», que funciona en una finca de cuatro hectáreas gracias a un convenio de colaboración con la Junta de Andalucía. Allí, Sor Magdalena fraguó una empresa de inserción para la cría de caracoles, granja que logrará vender su primera producción a finales de 2005.
«Al trabajar con jóvenes inmigrantes tutelados o ex tutelados por la Junta, en el centro de día "El Pino" descubrimos que no todos obtenían el permiso de residencia en España y lograban empleo cuando alcanzaban la mayoría de edad, quedando en ese momento en la calle y sin ninguna posibilidad de integración. Por ello, decidimos crear una empresa de inserción para continuar su formación y realizar - dice- ofertas de empleo a quienes tienen peores expectativas laborales».[LADILLO]
De los gusanos a la helicicultura
[/LADILLO]«Al principio pensamos montar un cátering, pero encontramos muchas dificultades. Estudiamos también la posibilidad de abrir una granja de gusanos de seda o pollos, una guardería de macetas para personas que se fueran de viaje... No teníamos claro qué hacer hasta que conocimos alguien nos dijo que la cría de caracoles tenía poco riesgo económico y buena salida comercial. Así surgió la empresa de helicicultura», cuenta esta monja de Marchena de 45 años.
«Esta granja - dice Sor «Caracoles»- es una empresa de inserción transitoria que emplea cada año a seis jóvenes con el objetivo de regularizar su situación en España o bien integrarlos sociolaboralmente. Una vez conseguido ese objetivo, el joven tiene la posibilidad de acceder a otra oferta de empleo en el mercado laboral normalizado y así dejar su puesto de trabajo en la empresa a otro joven en igual o parecida situación».
Para poner en marcha el proyecto, la fundación Un Solo Mundo, que forma parte de la obra social de Caixa Catalunya, donó 40.000 euros, con los que se compraron las naves y los reproductores de caracoles. Dado el desconocimiento que las Hijas de la Caridad tenían sobre los caracoles de jardín o burgajos (helix aspersa) que iban a comercializar, firmaron un convenio con una empresa malagueña del sector, de modo que ésta les enseña todo sobre la helicicultura a cambio de que la granja de caracoles les compre los reproductores y les garantice durante tres años la venta de toda su producción para el mercado catalán.
En abril de 2003 llegaron 130 kilos de reproductores, que se aparearon y pusieron los huevos dentro de pequeños tiestos llenos de tierra. Cuando el color de los huevos pasó de blanco a una tonalidad marrón, los tiestos fueron trasladados a otros cajones donde hay sembradas acelgas, tapadas con una red para evitar que escapen las crías. «Junto a las acelgas hay plantas de romero y albahaca, ya que su consumo por el caracol da buen sabor a su carne», explicó Hussein Harmouch, marroquí nacionalizado español y traductor en el taller de jardinería del centro de día «El Pino».
«En noviembre o diciembre recogeremos el caracol criado y los empaquetaremos en bolsas para el Merca de Barcelona, donde se venden actualmente a un precio que oscila entre 3 y 6 euros. Esperamos sacar este año entre 2.000 y 3.000 kilos de caracoles, aunque en 2006 podríamos alcanzar los 9.000 kilos», cuenta optimista Sor Magdalena.
[LADILLO]Volver a Marruecos
[/LADILLO]En la empresa de inserción trabaja Abderrahim Saadouni, marroquí de 22 años, quien apenas tiene estudios primarios. Hace dos años llegó a España en un barco a través de Ceuta. Abderrahim pasó por distintos centros tutelados por la Junta hasta llegar aquí. Su sueño es juntar el suficiente dinero para volver a Marruecos y montar una granja para exportar caracoles.
Informática, cocina y jardinería sin hablar una palabra de español
El centro de día «El Pino», que gestionan seis Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl en colaboración con la Junta, atienden a inmigrantes de más de 16 años tutelados o ex tutelados por la Junta. Muchos de ellos llegan al centro de día sin hablar una sola palabra de español. Allí, aprenden nuestro idioma en apenas unos meses, Informática, cocina y jardinería, habiendo encontrado trabajo el 98% de los 64 jóvenes atendidos.
Axa de todo Corazón ha colaborado también al facilitar aulas prefabricadas para impartir las clases.
El personal del centro de día «El Pino» - entre ellos traductores, psicólogos y profesores de jardinerían- ha participado en la granja de caracoles.