El Centro San Carlos dirigido por las HIjas de la Caridad de San VIcente de Paul han sido felicitadas por el Pleno del Ayuntamiento de Chipiona a iniciativa del concejal Ramon Gutierrez con motivo de haber recibido su congregacion el Premio Principe de Asturias,
La Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, galardonada hoy con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, es una congregación internacional fundada hace 372 años y compuesta por más de veinte mil monjas, que trabajan en 93 países en proyectos de desarrollo y ayuda a personas marginadas.
La congregación fue fundada en Francia el 29 de noviembre de 1633 por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, y el 8 de junio de 1668 recibió la aprobación pontifical del Papa Clemente IX.
San Vicente de Paúl, considerado padre de los pobres, ha sido proclamado Patrón universal de las obras caritativas cristianas, mientras que Santa Luisa fue proclamada por Juan XXIII, en 1960, patrona de las obras sociales cristianas.
Durante los siglos XVII y XVIII las hermanas desarrollaron su labor solidaria en Francia y Polonia; a España llegaron las primeras monjas en 1790 y, en el siglo XIX, se hicieron presentes en casi todos los países de Europa y América Latina, además de en países de América del Norte, Asia, Africa y Oceanía.
Conocidas en muchas partes del mundo como las Hermanas de los Pobres, en España hay 6.400 miembros de esta congregación organizadas en nueve provincias canónicas en unas 650 comunidades, que prestan servicios en el campo de la sanidad, la educación, la obra social, la atención a ancianos y los hogares infantiles.
En todo el mundo, la congregación la integran 21.536 monjas repartidas en 2.491 comunidades, que se sitúan en 93 países de los cinco continentes. Junto a su extensa labor humanitaria y social, trabajan en favor de la justicia, la paz y la solidaridad; en países del Tercer Mundo como India, Libia, Angola, Bolivia, Ruanda, Haití, Madagascar o Mozambique, las hermanas atienden comedores escolares y centros para madres y niños lactantes, sanatorios para enfermos de Sida, lepra o tuberculosis y escuelas.
Su trabajo, considerado fundamental en la reconstrucción de los países afectados por los últimos desastres naturales, también ha sido importante tras conflictos armados, como lo demuestra su colaboración con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en la atención a los desplazados en la frontera entre Pakistán y Afganistán.
En los países desarrollados, junto a su función tradicional se ocupan de lo que denominan "los nuevos rostros" de la marginación, desde los drogodependientes y los presos a las mujeres maltratadas o los inmigrantes.
En noviembre de 2003, el Papa Juan Pablo II beatificó a la monja francesa Rosalie Rendu (1786- 1856), destacada impulsora de la Compañía de las Hijas de la Caridad.
La hermandad ha recibido en España, entre otros, la Cruz de Sant Jordi, que concede la Generalitat de Cataluña, y el Premio Extraordinario Defensa 2004, por los servicios prestados a los militares y su dedicación a los enfermos en los hospitales de Defensa.
La Compañía, cuya casa madre está en París, está dirigida en la actualidad por el Padre Gregory G. Gay y por la Madre Evelyne Franc. La Compañía integra la denominada "Familia Vicenciana" que, inspirada en la obra de San Vicente de Paúl, cuenta con numerosos colectivos tanto religiosos como laicos que agrupan a unos dos millones de personas.
La Fundación Príncipe de Asturias recibió más de 40.000 cartas y firmas de apoyo de todo el mundo a la candidatura de las Hijas de la Caridad, remitidas desde los cinco continentes por Internet, fax, correo postal y servicio de mensajería.