El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos psiquiátricos mejor estudiado en la infancia. El interés por el TDAH en adultos es más reciente y, a pesar de ello, durante la última década se han aportado sólidas evidencias científicas que sustentan su validez. Los resultados del National Comorbidity Survey Replication muestran una prevalencia del TDAH en adultos del 4.4%, cifras congruentes con otros estudios.
El TDAH ha sido reconocido y tratado en niños por casi un siglo, pero la comprensión de que el TDAH con frecuencia perdura hasta la edad adulta se ha dado en las últimas décadas. La creencia que prevaleció entre los profesionales durante muchos años era que los niños y adolescentes podían superar los síntomas del TDAH en la pubertad y con certeza en la adultez. Sin embargo, investigaciones contemporáneas demuestran que cerca del 67% de los niños diagnosticados con TDAH continúan presentando los síntomas del Trastorno que interfieren significativamente con su vida académica, vocacional o social en su vida adulta.
En atención a esta realidad, Miguel Casas, catedrático de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona y Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d' Hebrón, preside una mesa dentro del X Congreso Nacional de Psiquiatría que lleva por título TDAH en el adulto: del escepticismo a las evidencias biológicas en la que se pondrán sobre la mesa las aportaciones en neuroimagen, las bases genéticas del TDAH en el adulto y las evidencias neuropsicológicas del déficit de atención.
Detalla el experto como el TDAH en adultos se asocia a un patrón general de problemas en el rendimiento académico y la adaptación social, familiar y laboral, generando unos elevados costes económicos. Más allá de los hallazgos clínicos, los síntomas principales del TDAH se han traducido en alteraciones en pruebas de neuroimagen y neuropsicológicas. Diferentes estudios con SPECT y Resonancia Magnética funcional han puesto de manifiesto alteraciones en áreas cerebrales, como el córtex prefrontal, el cingulado anterior y el cerebelo.
A la hora de describir los síntomas, el especialista aclara que los adultos con TDAH presentan dificultades neuropsicológicas en tareas que implican velocidad motora, atención, memoria de trabajo y otras funciones ejecutivas. Los resultados de estudios familiares, de gemelos y de niños adoptados demuestran un elevado grado de agregación familiar con una heredabilidad entorno al 60%- 70%. El TDAH es por tanto una de las patologías psiquiátricas de mayor predisposición genética. La eficacia de los estimulantes, como el metilfenidato, ha conducido al estudio de varios genes relacionados con el sistema dopaminérgico.
Los síntomas principales del TDAH como inatención, impulsividad e hiperactividad aparecen en la infancia (usualmente alrededor de los siete años) y resultan en un patrón crónico que deteriora su desempeño. El TDAH en adultos es visto como un trastorno escondido porque los síntomas del TDAH frecuentemente se ocultan con frecuencia detrás de problemas en las relaciones interpersonales, organización, cambios de humor, abuso de sustancias, dificultades en el trabajo y otras dificultades psicológicas. El TDAH es muy complejo y sólo debe ser diagnosticado por profesionales calificados y con experiencia. El TDAH es identificado en algunos adultos porque tienen problemas de depresión, ansiedad, abuso de sustancias o impulsividad. Otros identifican que pueden tener TDAH después de que sus hijos son diagnosticados. A pesar de que se ha incrementado la conciencia y la identificación del Trastorno en adultos, muchos permanecen sin diagnóstico y sin tratamiento.
Características de los adultos con TDAH
Los actuales criterios de diagnósticos para el TDAH (adaptados ligeramente para ser más apropiados para adultos) de acuerdo al más reciente Manual de Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales (DSM- IV) recogen múltiples cuestiones. Así, no lograr mantener la atención a detalles o cometer errores por descuido en el trabajo, realizar movimientos nerviosos con manos o pies, o retorcerse en el asiento, tener dificultad para mantener la atención en tareas o actividades de diversión, pararse en situaciones en las que se espera que permanezca sentado, no escuchar cuando le hablan directamente o sentirse intranquilo e inquieto son cuestiones que han de valorar los expertos.
No se detiene ahí el manual de síntomas reflejados. Por ejemplo, no seguir instrucciones y no terminar el trabajo exitosamente, la dificultad para involucrarse en actividades calmadas en sus ratos de ocio o para organizar tareas y actividades, la sensación de estar en marcha o empujado por un motor, el deseo de evitar los trabajos que requieren un esfuerzo mental sostenido, hablar excesivamente, perder cosas necesarias para tareas y actividades, contestar abruptamente antes de que terminen de preguntarte algo, distraerse con facilidad, la impaciencia para esperar su turno, el olvido de sus deberes diarios o la interrupción en lo que otros están haciendo son rasgos característicos de esta patología. A pesar de que se utilizan otra lista de síntomas para el diagnóstico de adultos con TDAH, los criterios del DSM- IV son considerados los más válidos empíricamente.