Rocío Espinosa López- Cepero nació en Sevilla. Puede que si les hablo de la sevillana Laura Valenzuela la cosa quede más clara. Ella es uno de los rostros más conocidos de la televisión y el cine español.
Con 32 películas en su filmografía todavía habrá quien se sorprenda al saber que esta sevillana llegó a trabajar en el cine con figuras totémicas del séptimo arte como Alain Delon o Sofía Loren. Pero es queya desde sus comienzos en los estudios del Paseo de la Habana se vió que Laura Valenzuela, como buena Acuario, seguía un estilo independiente y personal haciendo televisión que la llevaría lejos: «naturalidad, ganas de ir por derecho sin hacer personajes».
Laura Valenzuela o «Laurita», para muchos españoles, apostó, en plena fama, por el proyecto que más satisfacciones le ha reportado: su matrimonio con el productor de cine José Luis Dibildos, en 1971, después de trece años de noviazgo. La presentadora renunció a su carrera profesional cuando su hija Lara, su gran pasión junto a su nieto, llega al mundo seis meses después de la ceremonia.
El regreso a su medio natural se produjo en 1990. El nombre de Laura Valenzuela parecía el único con el poder suficiente para competir con María Teresa Campos en las mañanas de la televisión. Volvió, tras veinte años de ausencia, con «Telecinco, dígame», atendiendo la llamada de Lazarov. Las dos mujeres intercambiaron cadena en su pulso particular y así Laura acabó jugando en casa , en TVE, donde llegó en 1996 y presentó «Las mañanas de la Primera» y «Entre tú y yo».
Laura se declara sevillana y andaluza «por los cuatro costados» y está especialmente orgullosa de la concesión de este premio en su tierra.
Es usted uno de las caras que el gran público siempre recuerda, pese a que estuvo fuera del alcance de las cámaras durante veinte años. ¿Cuál es la razón?
No sé. Supongo que yo he sido la vecinita de al lado de millones de españoles durante un tiempo. Yo no he tenido nunca una aureola de sexy ni he ido de «pin- up» por la vida.
¿Qué tal le sienta el premio?
Todos los premios me hacen feliz, pero este tiene una especial ilusión para mí. Lo primero que dije cuando me llamaron para decírmelo fue: «no puede ser, es un error, oye, os habéis equivocado».
Quizá se conoce menos su carrera cinematográfica, ¿cómo la recuerda?
El cine me gustaba, pero me hacía sufrir mucho, lo pasaba mal en los eternos rodajes. En televisión era feliz cuando me pasaban la ficha del programa siguiente. Era un trabajo que me hacía feliz. Teatro nunca he podido, me ha superado.»
¿Y ese miedo al teatro?
Respeto, más bien. Mi hija si ha sido capaz de hacer teatro, fíjate, yo nome he atrevido a hacer tanto. Una vez me dijo Adolfo Marsillach que estaba preparando «Hamlet». Yo le dije « que bien, que ganas de verla». Pero Adolfo me replicó: «Y tú serás Ofelia». Me entró un ataque de risa y salí corriendo.
Cuénteme que le pasó presentando el festival de Eurovisión.
Pues que en directo y ante 300 millones de espectadores se produjo un cuádruple empate que no estaba previsto. Imagínate el asunto. Precisamente días antes, durante los ensayos de la gala, mister Brown, responsable de la gala me dijo que un empate en Eurovisión era imposible. Pero fueron cuatro.
Yo, en directo, ví el marcador alucinada.Así que fuí, muy resuelta, a preguntar qué hacer a mister Brown, que... ¡ se encogió de hombros y no hizo nada!.
¿Cómo se explica la permanencia en el recuerdo colectivo durante distintas generaciones?
Soy consciente de que las mamás de las que ahora son mamás me conocieron.Hace poco un niño de siete años se acercó a mí en un centro comercial para pedirme un autógrafo. Cuando yo vi a aquella criatura de siete u ocho años con el bolígrafo y el papel en la mano, le pregunté. ¿Pero tú sabes quién soy?. El me dijo: «sí, lo sé porque me lo ha dicho mi papá».
¿Le gusta la la televisión actual o echa algo de menos? Y de más?
Yo echo de menos mis programas. (Risas). Ahora todo es muy diferente.