Una profesora de bachiller se escandaliza ante la incapacidad de buena parte de su alumnado de interpretar en un examen de comentario de texto un artículo, en clave irónica, del escritor Arturo Pérez Reverte. Ante esto me pregunto: ¿qué pasaría si este mismo escrito hubiera tenido que ser comentado por un grupo de personas representativo de nuestra sociedad, digamos que ya maduritas, con títulos académicos enmohecidos colgando de las paredes de sus casas como reliquias y que, ya a la vejez o pre- vejez o pre- pre- vejez, pasan los días a golpe de "tomates" televisivos, tertulias futboleras y demás entretenimientos paraculturales? ¡Pero tranquilos, la cultura patria está salvada! Las estadísticas sitúan a España como el país en el que se venden más libros ¡Claro, quedan tan monos en las estanterías, a juego con las cortinas y el sofá!
