El Teatro José María Pemán acoge el próximo 24 de agosto, a las 22.30 horas, dentro de la programación cultural de verano del Ayuntamiento de Cádiz, la actuación de Los Planetas, que presentará al público su último trabajo La Leyenda del espacio.
Los Planetas celebran sus 15 años de existencia con un séptimo álbum por el que ha merecido la pena esperar tres años. "La Leyenda del Espacio" guarda paralelismo en su título con "La Leyenda del Tiempo" de Camarón. No es casualidad sino pura ambición. En su disco de 1979 Camarón abría el flamenco al rock, buscando un nuevo lenguaje para la música gitana con un disco experimental y valiente. Calificado por la crítica de decisivo para el flamenco moderno y convertido en emblemático por la historia, su repercusión es enorme y todavía sigue atrayendo a mucha gente de la música moderna al flamenco. En "La Leyenda del Espacio" Los Planetas dan un paso similar pero desde la otra orilla, encontrando un nuevo lenguaje para el rock al abrir su expresión al flamenco. Lo consiguen porque no cambian de vocabulario ni incorporan sonidos de forma superficial, como casi siempre se ha hecho en estos casos. Aquí no hay palmas, ni guitarras flamencas ni manierismos vocales, esto suena a Los Planetas con su discurso habitual de rock psicodélico y eléctrico, pero en el fondo tiene inyectado el pellizco del flamenco: la pasión, la intensidad y la hondura del sentimiento. No es una fusión de estilos sino la adopción de un alma.
El álbum es resultado de un profundo buceo en el flamenco. Las canciones están basadas en palos tradicionales, apropiados de manera magistral por una banda en estado de gracia. Erik es capaz de adaptar los complejos ritmos de cada palo y hasta las palmas a los sonidos de la batería. Un inspiradísimo Miguel excava espacios con el bajo para los fraseos de J, que adapta las estrofas del flamenco a su propia voz sacándole más emoción que nunca. Las letras están en gran parte extraídas del imaginario del flamenco clásico, el folclore popular absorbido a través de Fosforito, Antonio Mairena, Manolo Caracol, José Menese o Enrique Morente por un J estudioso y con una visión muy clara. Mientras, Florent retuerce las guitarras eléctricas creando arabescos psicodélicos que sustituyen las florituras de la guitarra flamenca y Banin se aparta de los teclados para añadir más guitarras, creando muros de sonido arrolladores. Puede que sea el disco más flamenco de Los Planetas, pero sin duda es también el más psicodélico y eléctrico. Y ahí está el genio. El flamenco les sirve para culminar su propio sonido y llevarlo más lejos multiplicando su intensidad.
Así, el disco reúne la más emocionante colección de canciones de Los Planetas. "El Canto del Bute" son unos tientos donde las guitarras eléctricas se desangran a la vez que el J más atormentado que hemos conocido ("Me estoy quedando sin fuerzas, sólo espero ya la muerte; me falta sangre en las venas, mi corazón se retuerce; me estoy muriendo de pena y tú no vienes a verme"), todo un mundo por encima de "Segundo Premio". La escalofriante "Ya no me asomo a la reja" son unos fandangos ascendentes en erupciones volcánicas que queman diez veces más que en "La Copa de Europa" o "La Guerra de las Galaxias". "Si Estaba Loco Por Ti" es otra de las canciones superlativas, en la que alrededor de la rítmica melodía de unos verdiales brotan vertiginosas espirales de ruido formando un creciente muro de electricidad que refleja sus influencias originales (My Bloody Valentine o The Jesus And Mary Chain) para agrandar su noise- pop más épico. La electricidad sale del corazón, como en "Negras Las Intenciones", que afila la psicodélica más espacial y oscura de Los Planetas inyectándole en el alma el hondo dolor de unas soleares.
No todo es sangre y pena, también la psicodelia pop gana una nueva vida al encontrarse con las estructuras del flamenco: "Entre Las Flores Del Campo" apunta a la lírica psicodélica de Neutral Milk Hotel con el colorido jovial de unos caracoles y "La Verdulera" tiene un punto lisérgico que recuerda a "Revolver" de los Beatles con la alegría lúdica de un mirabrás. "La Que Vive En La Carrera" son unas granaínas adaptadas de modo explosivo para abrirle un nuevo universo rítmico al rock eléctrico.
En otras canciones se reconectan al sonido más tradicional de Los Planetas con una renovada frescura: "Alegrías Del Incendio" tiene la inmediatez de su primer single "Mi Hermana Pequeña" y "Deseando Una Cosa" son unas luminosas cantiñas con teclado sesentero que recuperan el sonido optimista y desafiante de "Super 8", aquel álbum de debut que disparó el "indie" nacional. "Sol Y Sombra" también recuerda las influencias originales de Los Planetas, aunque esta vez las del lado más oscuro (Joy Division iluminados a través de Pale Saints y Mercury Rev), con un precioso halo de belleza que rompe la claustrofobia. "Reunión En La Cumbre" es otra de las inmediatas, aunando los ingredientes de los hits más recientes de Los Planetas, al igual que "Si Me Diste La Espalda", un impacto de noise- pop melódico directo y rotundo con una contundencia eléctrica inusitada. Y es que hay que insistir de nuevo: este es el disco más ruidoso y eléctrico de Los Planetas, pero a la vez el más flamenco. Para ratificarlo, el maestro Enrique Morente da su visto bueno cantando la caña del final, "Tendrá Que Haber Un Camino" es un estremecedor lamento jondo dedicado al tristemente fallecido Aleix "Sideral" (amigo personal de J y de Florent), donde la poderosa voz de Morente está perfectamente integrada en medio de una inquietante, oscura y narcótica tensión eléctrica.
En definitiva, estamos ante un disco monumental, la obra maestra de Los Planetas, que reaviva su sonido personal, que algunos veían agotarse, inyectándole el pellizco flamenco para conseguir una intensidad de otro modo inimaginable. El álbum supone un hito trascendental en el rock español, que necesita discos así para reivindicar una identidad propia en un lenguaje universal pero tan anglosajón como el rock. Ese sentimiento particular extraído de las raíces más profundas del folclore es un signo de distinción más definitivo que cantar en castellano. Puede que algunos tarden en entenderlo, pero "La Leyenda del Espacio" está destinado a convertirse en referencia emblemática, una puerta abierta hacia una música única que sólo puede hacerse aquí: el flamenco eléctrico del siglo XXI.