«A los cómicos sólo nos dan premios cuando hacemos llorar» A pesar de los años que lleva en la profesión, este humorista sevillano aún no piensa en la retirada «Quiero morirme en un escenario porque amo mi trabajo y estoy lleno de proyectos» . En los días previos al estreno de su nuevo espectáculo actuará los próximos 11 y 12 de diciembre en el Gran Casino Aljarafe parece que Miguel Caiceo ha hecho suya aquella frase que dice que «la risa es la mejor de las medicinas». Tras una ración de paracetamol «No me puedo permitir el lujo de ponerme enfermo», bromea, el polifacético cómico despachó la entrevista entre anécdotas y alusiones a sus míticas parodias. ¿Qué tiene Doña Paca que tanto gusta? Llevo dieciocho años con ella y soy el primer sorprendido de su éxito, pero no puedo dejarla fuera porque la gente me lo pide por la calle. Un éxito que se basa en El cardenal Carlos Amigo Vallejo me dijo una vez que le gustaba mucho mi humor porque nunca he llegado al fango. Pero el fango da audiencia. Me han ofrecido hacer tele destrozando a personajes, pero tengo muy claro que hay cosas por las que no paso. Respeto a quienes lo hacen, pero yo imito desde el respeto y la admiración. Por lo que veo no echa de menos la televisión. Si hay algo interesante lo hago, pero el salir por salir no me atrae. Ahora es más rentable llevar a Belén Esteban para que insulte a Jesulín que pagar el caché de un artista y un decorado. Pero esa moda pasará. ¿Se ha molestado alguien por alguna parodia suya? Lola Flores, porque una vez la imité mencionando el tema de Hacienda. Me disculpé y tras eso, muy bien. Poco después me encontré con Lolita y me confesó que cada vez que su madre me veía imitándola en televisión decía: «¡Qué aje tiene el Caiceo!». ¿Qué opinión le merece la oferta cultural sevillana? Que está orientada para el mismo sitio. Algunos de mis espectáculos se han quedado fuera porque no hay escenarios para el vodevil, la copla Reivindico teatros para Manolo Escobar, Moncho Borrajo o Arturo Fernández. A ver si con el Teatro Quintero la cosa cambia. ¿No será ese el precio que hay que pagar para dar una imagen de modernidad? Sevilla es una ciudad con un nivelazo cultural enorme, pero la gente no se pasa el día escuchando ópera en su casa, busca divertirse. Aunque a tí no te gusten, todos los artistas tienen derecho a tener su sitio. Es incomprensible que Sevilla, siendo la gran ciudad del sur de Europa, carezca de un espacio escénico dedicado a la cultura popular. Tantos años sobre el escenario le habrán dejado algún que otro sinsabor La pena que tengo es que a los cómicos sólo nos dan premios cuando hacemos llorar y se olvida que la risa tiene mucho más trabajo detrás. Por otra parte, he trabajado con gente a la que admiraba mucho como Juanito Navarro o Tony Leblanc. Tengo mucha suerte porque de chico soñé ser lo que soy ahora. ¿Nunca pensó en retirarse? Jamás. Quiero morirme en un escenario porque amo mi profesión. Sin ella no sabría vivir y estoy lleno de proyectos. ¿Cómo cuáles? En enero estrenaré una obra tragicómica basada en la figura de Miguel de Molina.
