Enmarcada entre la Sierra Norte sevillana y la Vega del Guadalquivir, se levanta Villaverde del Río, localidad cuyo entorno ya comenzó a ser poblado a partir del final de la Edad del Bronce, etapa de la que se han hallado en su término algunos restos arqueológicos.
Los romanos fundaron en la zona la ciudad de Alpesa citada por Plinio en sus escritos. Todavía hoy se conservan algunas inscripciones, diversos sepulcros y las ruinas de una fortaleza en el Cerro de Mesa Redonda, que recuerdan ese pasado.
Durante la dominación musulmana se edificó un castillo, llamado de las Cuatro Torres, del que hoy sólo queda un arco de herradura, única huella de la arquería islámica que existió en el lugar. Reconquistada por las tropas de Fernando III a mediados del siglo XIII, pasó a pertenecer al Cabildo de la Catedral de Sevilla desde 1285, y posteriormente al Arzobispado hispalense. El Papa Gregorio XIII cedió las tierras de Villaverde al rey Felipe II quien, acuciado por las necesidades económicas, hubo de venderlas en 1577. En ese año el pueblo fue entregado, junto a Brenes y Cantillana, en régimen de señorío a Juan Antonio Corzo Vicentelo Perteneció desde entonces al Condado de Cantillana, del que se emancipó en el siglo XIX gracias a la abolición de los señoríos territoriales.
CÓMO LLEGAR -Situación: A 28 kilómetros de Sevilla por la C-431. -Extensión: 41 kilómetros2. -Habitantes: 6.699.
DÓNDE QUEDARSE -En alojamientos particulares.
NO SE PIERDA -La iglesia de la Purísima Concepción.
1.Arquitectura militar
-Castillo de las Cuatro Torres Resulta difícil descubrir los escasos restos conservados del castillo musulmán que ocupaba el lugar donde hoy se encuentra Villaverde del Río. Su nombre, de las Cuatro Torres, nos revela una pista sobre lo que pudo ser su arquitectura. En la actualidad, sólo podemos admirar un interesante arco de herradura, probablemente una de las puertas de acceso al recinto, que apenas se aprecia enmarcada en las casas que permanecen adosadas a su fábrica.
1.Edificios religiosos
-Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción Fue construido este templo a finales del siglo XVIII, siendo su planta rectangular, con nave única de cuatro tramos estructurados por medio de pilastras toscanas, capillas entre contrafuertes interiores, crucero y cabecera plana. Su cubierta consiste en una bóveda de medio cañón con arcos fajones, salvo el crucero, que presenta bóveda elíptica sobre pechinas. De sus tres portadas, las laterales son muy sencillas, ya que están constituidas por simples vanos adintelados, mientras que la de los pies está formada por un vano adintelado flanqueado por pilastras toscanas que dan paso a un entablamento liso, sobre el que aparece un gran óculo. A la izquierda de la fachada se levanta la torre, de un solo cuerpo coronado por un chapitel piramidal decorado con azulejería. El retablo mayor, datado hacia 1800, está compuesto por banco, cuerpo de tres calles y ático. Habitualmente lo preside una imagen de la Inmaculada Concepción, aunque durante todo el año 2000 lo hace la patrona, a causa del Jubileo. Flanqueando la hornacina central se sitúan dos conjuntos escultóricos: a la derecha, uno que representa a San José con el Niño, datado en la primera mitad del XVIII, y otro con Santa Ana y la Virgen, del último tercio del XVI, a la izquierda. En el ático se halla una imagen de San Isidoro contemporáneo del retablo. En el muro izquierdo se abre la capilla, ocupada normalmente por la patrona, donde durante el 2000 se ubica la titular del templo, siendo ésta talla fechada a principios del siglo XIX. A ambos lados figuran dos pequeñas tallas de San Juan Evangelista y San Juan Bautista de finales del XVII, muy restauradas. En el mismo muro encontramos un retablo que alberga una escultura de candelero de la Virgen del Rosario, realizada en la primera mitad del XVII. En la capilla bautismal se conserva un Cristo Crucificado de papelón del siglo XVI y en la capilla contigua destaca una pequeña escultura de San Juan Bautista, de finales del XVII. En el lado derecho existe un retablo neoclásico de principios del XIX, dedicado al Cristo de la Vera-Cruz, ante el que se sitúa una pequeña imagen de candelero de la Virgen del Pilar del XVIII. Muy cerca hay una Inmaculada, que podría atribuirse a la escuela de Duque Cornejo, a la que se rinde culto actualmente bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles. Otras piezas interesantes del templo son un lienzo que representa las Ánimas del Purgatorio, de finales del XVII, y una talla dieciochesca de la Virgen del Carmen, relacionada con la escuela de Juan Bautista Petroni.
Una patrona de once centímetros Presumen los villaverderos de venerar a la patrona más pequeña de España, la Virgen de Aguas Santas, ya que su imagen mide apenas once centímetros. Dicen también que es una de las tres más antiguas de España. Y es que a pesar de su pequeño tamaño, el fervor de sus fieles es enorme. Lo cierto es que el origen de esta escultura de terracota resulta incierto: para algunos data del siglo XIV, mientras que otros aseguran que es obra del siglo VI, de estilo bizantino. En 1979 fue coronada para orgullo de los lugareños.
La Semana Santa La única hermandad de penitencia de Villaverde Aunque el Martes Santo tiene lugar un Vía Crucis, sólo una hermandad de penitencia recorre las calles de este municipio durante la Semana de Pasión, aunando el fervor cofrade de todos los devotos. Se trata de la Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, Santo Entierro y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de los Dolores en su Soledad, de cuyos titulares sólo procesionan el Cristo Yacente y la Virgen durante la tarde y noche del Viernes Santo.
-Ermita de Nuestra Señora de Aguas Santas Este pequeño edificio, de nave única, se sitúa en las cercanías de la localidad. De factura sencilla presenta una portada a los pies muy simple, estando su entrada coronada por un panel de azulejos que representa a la patrona, enmarcado por dos ventanas apuntadas. En el centro se levanta una espadaña. En el interior encontramos una pequeña talla que imita la imagen original de la patrona, que se conserva actualmente en la parroquia.
La patrona aparecida en una fuente Según la leyenda, un joven pastor encontró en el siglo VI una pequeña imagen de la Virgen en una fuente que, de repente, comenzó a manar agua del suelo. Esa circunstancia determinó su advocación: Nuestra Señora de las Aguas Santas. La Iglesia dio fe del hallazgo y ordenó levantar una ermita en el lugar, tras lo cual encargó la custodia de la misma a la Orden de los benedictinos, quienes construyeron un monasterio junto al templo. Se mantuvo oculta durante la etapa árabe y volvió a ser descubierta tras la Reconquista. Los franciscanos, a quienes se encomendó la guarda de la imagen en aquel tiempo, erigieron un nuevo monasterio, cumpliendo su misión hasta la desamortización de Mendizábal, época en la que el edificio fue abandonado, Hoy se encuentra en estado ruinoso. En esta ermita se celebra cada último domingo de mayo la romería de Aguas Santas, conocida en la villa como la misa del convento, en recuerdo a los monjes franciscanos que la cuidaron durante tantos siglos.