El Coronil recibe su nombre de un término celtíbero o griego, Koroonis, que significa remate, lugar alzado y dominante, y hace alusión al emplazamiento geográfico de la localidad. Los primeros asentamientos de población se enmarcan, según se deduce del estudio de los yacimientos arqueológicos, en el Calcolítico, pero también se han hallado restos del Eneolítico, de la etapa ibérica, de los tartesos, cartagineses, romanos, visigodos, musulmanes... Este tránsito de pueblos en la zona se explica por su estratégica ubicación, ideal para la edificación de fortalezas y torres-vigía y para el comercio, ya que se encuentra en un punto intermedio entre el interior y la costa, por la cercanía de las minas de plata de Aita, las de cobre de la Gironda y la riqueza de su arcilla. Numerosos personajes históricos pasaron por El Coronil: Viriato, Amilcar, los hijos de Pompeyo (huyendo de César), las tropas visigodas de don Rodrigo Fueron los romanos quienes construyeron en la zona una pequeña atalaya en torno a la cual se constituyó un primer poblamiento estable. Esa misma torre fue el refugio al que acudieron las gentes de lugares vecinos huyendo de la invasión islámica. En el verano de 1248 se produjo la toma de la villa por las tropas cristianas, tras lo cual se reconstruyó el castillo. Durante los siglos XV y XVI se vive una etapa de crecimiento económico y demográfico. A pesar de las epidemias de peste y hambruna que sufrió la villa y el resto del país, la población de El Coronil resistió gracias a la rica alimentación que proporcionaban las huertas de la zona. En el XVIII la localidad atraviesa una etapa de esplendor, pero nacen también los primeros conflictos sociales y agrícolas, que serán los protagonistas del XIX y el XX en un municipio cuya población estaba formada básicamente por jornaleros.
CÓMO LLEGAR Situación: A 54 kilómetros de Sevilla por la C-432. Extensión: 91 kilómetros2. Habitantes: 5.221.
DÓNDE QUEDARSE
NO SE PIERDA -El castillo de las Aguzaderas. -La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Consolación. -El palacete de don Diego Quebrado.
Edificios civiles
-Ayuntamiento Se trata de uno de los edificios más antiguos de El Coronil, ya que está fechado a finales del XV, aunque de esta época sólo se conservan los muros exteriores, pues el resto ha sido reformado en siglos posteriores. Su planta es de L, con un amplio patio rectangular al que se abren las dos alas de la construcción. Una de ellas, la que da a la calle, es más antigua e interesante artísticamente. De estilo neoclásico, muestra una portada adelantada al resto, con una gran puerta cubierta por un arco escarzano muy rebajado al igual que sus ventanales. Éstos presentan un baquetón con orejeras, decorado con motivos de hojarasca. La estructura de la fachada es simple: un vano a cada lado de la puerta y tres, en forma de balcones, en el piso superior, situándose el central sobre la portada. Su cubierta es a dos aguas, con teja árabe, cornisa y tres remates cúbicos adornados con cerámica. Junto a este cuerpo se encuentra otro adosado con igual decoración, formado por un ventanal en la planta baja y un balcón en la alta. En su interior destacan su escalera de dos codos con descansillo y el artesonado del salón de actos.
El balcón de los recién casados La actual plaza de la Constitución, donde hoy se halla el Ayuntamiento, estaba cubierta de albero hace muchos años, y era el lugar donde, durante las fiestas del pueblo, se corrían toros. Era tradición que la corporación municipal contemplara el espectáculo desde el balcón de la Casa Consistorial junto con todas las parejas que se habían casado durante ese año.
-Palacete de don Diego Quebrado o Antigua Escuela de Madre de Dios Se encuentra en la calle de Martínez Benjumea, haciendo esquina con la Cuesta de la Mina. El palacete perteneció a don Diego Quebrado y a su esposa doña Mariana de la Calle, que lo donaron para servir como centro de enseñanza público y gratuito del pueblo, con el nombre de Escuela de la Madre de Dios. Continuó con este uso hasta bien avanzado el siglo XX, en el que se instalaron algunas dependencias municipales, como el Juzgado. Actualmente alberga la Casa de la Cultura municipal. El edificio, fechado en 1767, consta de dos plantas y su portada es de estilo barroco, con dos cuerpos. Sobre su basamento, dos pilastras enmarcan el vano de la puerta en el cuerpo inferior, que es adintelado, y que sostienen un entablamento curvo y partido, rematado por una cornisa ondulada y quebrada que da paso al segundo cuerpo, más pequeño. Más arriba figura un azulejo que representa a la Purísima, fechado en 1767. El resto de la fachada presenta grandes ventanales enrejados, enlazados por gruesos baquetones, decorados con motivos florales y de rocalla, apareciendo en la esquina achaflanada una cruz de1675.
La amante del traficante Fuera del casco urbano se encuentra una casa, conocida en el pueblo como La Marcela. Fue, al parecer, propiedad de un traficante italiano, Marcelo Ferruti D´Escalón, que vivió temporalmente en El Coronil, lugar de paso para bandoleros y bandidos. Este genovés vivió con una amante, natural de la localidad, que se llamaba Magdalena, pero era llamada Marcela, de donde viene el nombre de la casa. Actualmente, el edificio es de propiedad municipal, y se utiliza como recinto para la celebración de actividades culturales.
1.Arquitectura militar -Castillo de las Aguzaderas Se trata de una edificación muy particular, ya que es el único castillo ubicado en una hondonada rodeada de cerros. El motivo de su singular emplazamiento era proteger un manantial que proporcionaba agua abundante para toda la zona. Se halla a unos cuatro kilómetros de El Coronil, y su origen es árabe. Fue abandonado antes de la Reconquista, y una vez en manos cristianas, atacado en sucesivas ocasiones, lo que causó importantes desperfectos en su fábrica. Reedificado ya en 1383 por don Ruy Pérez de Esquivel, fue cambiando de propietarios, desde la Iglesia a la Corona y diversas casas nobiliarias, a lo largo de los siglos. Fue reformado en varias ocasiones y de nuevo abandonado en el XIX, hasta que en 1927 el duque de Alba, admirado de su belleza, consiguió que lo declararan Monumento Nacional. Volvió a restaurarse en los años setenta, y hoy, siendo propiedad municipal, su patio de armas acoge actividades culturales, como por ejemplo los festivales de flamenco que organiza anualmente la localidad. Se trata de un típico ejemplo de arquitectura militar medieval andaluza de los siglos XIV y XV, con un recinto cuadrado, torres en los ángulos unidas entre sí por un alto lienzo de muralla y la torre del homenaje, dotada en su origen de matacanes en las esquinas. Cuenta también, en el centro de los muros Este y Oeste, con unas torres semicirculares, así como con un tipo de almenas, denominadas encapuchadas, de aspecto muy sobrio. La torre del homenaje, de dos cuerpos y semejante a la del castillo de Utrera, posee en su interior un espacioso y oscuro salón; a la derecha de éste, se sitúan las escaleras que llevan a la planta superior. Ambas están cubiertas por bóvedas vaídas. Sobre la puerta de entrada quedan los restos de lo que fue un balcón, muy útil para la defensa de esta zona noble, pues desde él se podían arrojar piedras o agua hirviendo sobre los asaltantes. En la azotea existe, además, un pequeño torreón cilíndrico desde el que se observan todos los alrededores de la zona y que servía de conexión visual con otros castillos cercanos como el de El Coronil o el de Lopera. Las rocas de los jabalíes El nombre del castillo de las Aguzaderas procede probablemente de las rocas sobre las que se asienta el edificio, que, por sus características, eran utilizadas por los jabalíes que habitaban la comarca para afilar sus colmillos. Hoy en día no existen en la zona ejemplares de esta especie.
-Castillo de El Coronil Su origen se remonta muchos siglos atrás, a una primitiva atalaya celtíbera de observación, posteriormente restaurada y ampliada por los romanos. No será hasta el período de dominación musulmana cuando se fortifique toda la colina, construyéndose hacia el siglo XI este castillo. Un siglo después, fue abandonado por los árabes, comenzando así un deterioro que continuó tras la conquista cristiana de la zona. Durante el XIV, siendo propietario de estas tierras don Ruy Pérez de Esquivel, reconstruyó y amplió la fortaleza para proteger a la población de los ataques de los musulmanes granadinos. Al perder su función defensiva, el castillo fue abandonado de nuevo, iniciándose su ruina progresiva, hasta que en el siglo XIX cambió de propietario, pasando a manos de la familia Algarín que decide instalar en su interior unos almacenes y un molino de aceite. Para ello, derriban el patio interior de arquerías (utilizándose sus columnas para adornar los patios de algunas casas del pueblo), lo dividen en dos y destruyen la muralla existente más al sur. Posteriormente, se construyen en su interior diversas estancias, para albergar la Casa Cuartel de la Villa, y en 1884 se edifica una casa de vecinos, al estilo de los corrales sevillanos, que, con reformas, aún son habitadas hoy en día. Desde el punto de vista arquitectónico, podemos decir que del primitivo castillo se conserva su extensa planta rectangular y sus muros exteriores; del resto, los recintos que albergaba y la zona noble, no queda nada. Sí sabemos que contaba con cinco torres de planta cuadrangular, cuatro en las esquinas y otra junto a la puerta de entrada del flanco Norte. El recinto presenta dos entradas, una en el extremo oriental del lado norte, la principal, formada por un arco apuntado, y otra al oeste, probablemente posterior, y abierta mediante un arco escarzano muy rebajado. El material constructivo empleado fue mampostería, así como cantería para reforzar puertas, esquinas, arcos Algunos de los muros ocultaban bajo una capa de cal restos de frescos, debido a la antigua costumbre de encalar las paredes en época de epidemias. Hoy en día, el recinto cumple dos funciones: una residencial, con las viviendas situadas en el segundo patio, y otra cultural, ya que en el primer patio se celebran actividades de este tipo en verano.
Edificios religiosos
-Capilla de la Vera-Cruz Este templo, situado en la plazoleta del Convento, al final de la Calle Real, data del siglo XV, época en que se construyó en el lugar una ermita para venerar la Vera-Cruz, devoción muy extendida por entonces. Posteriormente, en 1544, se instaló en el edificio la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, y años más tarde, la Orden de los Carmelitas Descalzos, que habitaron el convento anexo hasta la Desamortización de Mendizábal. La iglesia, de mampostería y ladrillo, presenta planta rectangular, con una sola nave. La portada es moderna y se abre en el lado izquierdo. La cubierta de la nave es también moderna; su tejado es a dos aguas, con la típica teja árabe. Sobre los pies de la nave se sitúa una espadaña de ladrillo de dos cuerpos y tres vanos, coronada por una veleta. En el interior descubrimos un Altar Mayor fechado en 1931, de factura muy sencilla, al igual que el retablo, que consiste en un simple marco de madera tallada y dorada. Lo preside una talla del Cristo de la Vera-Cruz, obra de transición entre el XVI y el XVII, atribuido a Martínez Montañés o a algún discípulo suyo, que presenta potencias de plata repujada del XVII. Completan el altar una imagen de Nuestra Señora de los Dolores del XVI y otra reciente de San Juan Evangelista.
-Capilla de Nuestra Señora de los Remedios Se sitúa en la plaza del mismo nombre, frente a la iglesia parroquial. Se trata de un edificio de planta rectangular, con nave única, levantado en la segunda mitad del XVIII. Su fachada, a los pies de la nave, es muy simple. Presenta una portada adintelada y flanqueada por pilastras sobre la que aparece un azulejo policromo con la imagen de la titular. Sobre el hastial se inserta la espadaña, de un cuerpo y rematada por una cruz con una corona de espinas y veleta. Actualmente, su estado de conservación es deficiente, pese a que alberga la talla de la patrona de la localidad, la Virgen de los Remedios. Ésta es una imagen de candelero de principios del XIX, que muestra ricas vestiduras de damasco rojo bordadas en oro, así como un cetro y una corona de plata repujada; porta en sus brazos una escultura del Niño Jesús que viste también una túnica bordada en oro.
-Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Consolación La iglesia parroquial de El Coronil, edificada, al parecer, sobre los restos de un templo romano, data de finales del XIV a principios del XV, aunque fue profundamente reformado a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. Construida con mampostería, ladrillo y sillar, presenta tres portadas: una a los pies, actualmente cegada, y dos laterales, muy similares, formadas por un vano adintelado, enmarcado por pares de columnas toscanas sobre pedestales y rematado por un frontón curvo. A los pies se eleva una torre-fachada, correspondiente a la construcción primitiva. Posee un cuerpo de campanas, con tres vanos en cada lado, cubiertos con arcos de medio punto y encuadrados por columnas toscanas, y un chapitel de azulejos azules como remate, que desde 1782 sustituye a una cúpula. La planta del edificio es rectangular y consta de tres naves, con capillas laterales. La nave central, más elevada que el resto, se cubre con bóvedas de medio cañón con arcos fajones y lunetos, mientras que las laterales lo hacen con bóvedas de arista y el presbiterio con cúpula semiesférica sobre pechinas. El Retablo Mayor sustituye a uno realizado por Juan de Zamora en el XVI, destruido por el terremoto de 1755. Está fechado a finales del XVIII, siendo su estilo neoclásico; consta de banco, dos cuerpos de tres calles y ático. En la hornacina central alberga la imagen de Nuestra Señora de Consolación con el Niño en su regazo, obra de finales del XV. La Virgen porta corona de plata de la primera mitad del XVIII. En las calles laterales figuran las tallas de San Sebastián, esculpida por Marcos Cabrera a principios del XVII, y San Roque, patrón de la villa, obra del mismo siglo. En el centro del segundo cuerpo se sitúa la escultura del Cristo de las Aguas, crucificado del siglo XVI a quien, aún hoy en día, se reza en épocas de sequía para que llueva; es, además, uno de los pocos que quedan con los rasgos pintados en lugar de tallados. En dos capillas a los pies de la nave encontramos dos pinturas que podrían haber pertenecido al desaparecido retablo de Juan de Zamora: un Nazareno fechado en 1565 y una Virgen del Rosario con el Niño, obra muy repintada en el XVIII. Bajo la Capilla de la Inmaculada, situada en el último tramo de la nave del Evangelio, se encuentra una cripta en la que destaca la hermosa figura de un querubín tallado en mármol. A los pies de la nave central se ubica el coro, realizado en 1806, donde se guardan libros de coro ilustrados. Sobre éste, se halla el coro alto, que alberga el interesante órgano del templo. Este instrumento es de factura típicamente española del XVIII, aunque su caja tallada, dorada y policromada muestra rasgos del barroco francés por su decoración.
El milagroso dulce de San Roque Hace muchos años existía en El Coronil la tradición de preparar en casa un dulce con la efigie del patrón de la villa, San Roque, que, decían en los pueblos vecinos, era milagroso. Cuentan que una epidemia de peste asoló la comarca y, sin embargo, apenas afectó a esta localidad. Todos pensaron que el santo había intercedido por su pueblo, aunque la explicación es mucho más sencilla: el dulce, compuesto de harina, azúcar, huevo, clavo y canela, era un gran alimento que había ayudado a los coronileños a soportar la enfermedad. Hoy en día, sólo quedan tres personas en este municipio que conozcan la receta para prepararlo y dos sellos para estampar su imagen en la masa, aunque desde diversos sectores se intenta recuperar esta tradición.
Tesoros de la Consolación En la sacristía de la parroquia de Consolación podemos admirar un magnífico conjunto de piezas de orfebrería datadas entre los siglos XVI, XVII, XVIII y XX, la mayoría de ellas de plata o plata dorada, así como una interesante colección de vestiduras litúrgicas bordadas. No obstante, la pieza más valiosa no es de metal, sino de madera: una pequeña cruz, fechada en 1611, con la figura de Cristo pintada por Francisco Pacheco, que, al parecer, fue la primera en que el artista representó a Jesús vivo y crucificado con tres clavos.
La Semana Santa. El Coronil vive cada año una Semana Santa breve pero muy hermosa, ya que el patrimonio cofrade de la localidad es muy valioso: el Miércoles Santo, por la tarde, comienza su estación de penitencia la Hermandad de Nuestro Señor Redentor Cautivo y Nuestra Señora de los Dolores, talla esta última de autor desconocido datada en el siglo XVI. El Viernes Santo, último día de las procesiones, sale a las siete de la tarde la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, Nuestra Señora de los Remedios y San Juan Evangelista, con su Cristo atribuido a Martínez Montañés y su Virgen del XVI.
2.Restos arqueológicos En los yacimientos descubiertos en el término de El Coronil se han encontrado numerosos restos que confirman la existencia de asentamientos en la zona desde el Calcolítico, hacia el año 2.300 a.C. Desde entonces, numerosos pueblos han pasado o se han instalado en estas tierras dejando yacimientos y restos de fechas, características y estilos muy diversos. Dado que la localidad carece de un museo, en las diferentes estancias del edificio del Ayuntamiento se muestran algunas piezas de la colección municipal. Sin embargo, las colecciones más importantes son privadas. Algunas de esas colecciones pasarán, según está previsto, a engrosar los fondos públicos una vez que se cree el Museo Arqueológico local.