Mi hija ha podido ver mi último partido y estoy muy feliz de verla aquí hoy con mi mujer (Carolina Cerezuela) y la gente de mi equipo.
Todos sabéis la frase con la que voy a acabar hoy: Hasta luego Lucas. Y el pabellón le dio una ovación que ni en la Maestranza.
Emocionado pero sereno, Carlos Moyá ha puesto fin a su carrera deportiva en el pabellón San Pablo de Sevilla, donde el público le tributó una cerrada y cálida ovación en un partido para la historia en la que demostró la clase a raudales que emana de su muñeca, y a un nivel excelente ante todo un número 7 del mundo, David Ferrer, al que hizo sufrir de lo lindo hasta el tie break de la primera manga, donde tomó ventaja de 6-1, para cederlo finalmente por 8-6. El balear hace meses que había decidido retirarse, seguro en aquel partido de infausto recuerdo en el Master de Madrid ante Benjamin Becker (6-1, 6-0). Ahí comprendió que la lesión que arrastra en el pie le había puesto fecha para el último punto de su carrera profesional. Mi hija ha podido ver mi último partido y estoy muy feliz de verla aquí hoy con mi mujer (Carolina Cerezuela) y la gente de mi equipo, dijo micrófono en mano ante un público entregado que hasta hizo la ola en el pabellón tras aplaudir a rabiar una dejada maestra del tenista de Palma de Mallorca. Ya antes de la Copa Davis había venido otras veces a Sevilla, en el 94 para jugar el torneo satélite (Copa Sevilla) aunque aquella final del 2004 lo cambió todo. Fue increíble, pero, ya digo, aquí desde siempre me han tratado fenomenal. Estos días me felicitan continuamente por la calle, y todo este apoyo me llena de orgullo. Este último partido aquí no lo olvidaré nunca, y agradeció también la presencia de su club de fans de Palma de Mallorca, que en número de medio centenar llegaron hasta Sevilla para no perderse el último partido de Carlos.
Dijo ante los periodistas que hoy no era un día difícil porque lo más duro es el momento en que tomas la decisión, eso fue hace cuatro o cinco meses. Ahora tengo una vida que me llena, tengo una hija que me ocupa todo mi día, tengo un gimnasio en Mallorca, un negocio de comunicación, una vida llena. Obviamente echaré de menos lo que de da la competición, pero hay que mirar adelante. Es tiempo de descansar, de analizar, no de tomar decisiones. Quiero seguir relacionado con el mundo del tenis, porque es lo que sé hacer, pero tengo que ver de qué forma. Pero ahora quiero estar tranquilo, soy muy casero y quiero disfrutar la familia sin tensiones, sin viajes, sin tener que pensar en estar bien para el siguiente partido.
Cuando se retira un número uno como él, llega la pregunta sobre el futuro del tenis español, que vive una época dorada desde hace varias generaciones. No será fácil que España mantenga este nivel de jugadores con posibilidades de estar en el top ten. En el top 100 los habrá hasta el final de los tiempos, pero eso es complicado. Hay jugadores sub 14 y sub 16 que están teniendo buenos resultados, pero es que tener tantos jugadores con opciones de ganar los Masters 1000 y Grand Slams como ocurre desde Sergi Bruguera es una suerte y complicado de mantener.
En la pista, con el micrófono repitió su archiconocida frase con la que cerró el parlamento en la final que disputó ante Pete Sampras en el Abierto de Australia del 97. Todos sabéis la frase con la que voy a acabar hoy: Hasta luego Lucas. Y el pabellón le dio una ovación que ni en la Maestranza.