Es de noche al filo de la madrugada cuando Uribarri, con su voz de tele de siempre que suena con ecos de blanco y negro, va haciendo sus agudas cábalas con las votaciones de los países, sabiendo por larga experiencia a los que les caemos bien y aquellos que nos tienen tirria, y corrobora para la spain los points extranjeros que prevé con la exactitud más propia de un tongo que de haberse hecho durante tantos años con los datos de la estadística festivalera.
Ha llegado el momento en el que se derrumban, una vez más, las ilusiones de ganar Eurovisión. Y anuncia José Luis en tono deportivo de perdedor elegante con tal énfasis el nombre del nuevo vencedor, que haría creer en medio del barullo de la victoria que ha ganado España. Pero no; no hemos sido nosotros. Es simplemente la clase de Uribarri, que no se encierra con una pataleta en la habitación del hotel, como hizo un triunfito de esos a los que la mamarrachada de la Academia no le enseñó, entre tantas lecciones, a dar la cara.
No hemos ganado nosotros. Desde 1968 no ganamos nosotros. Sí, ya sé que al año siguiente, en 1969 y con Madrid de anfitrión, se llevó el gato al agua Salomé; pero no es lo mismo un premio para cuatro que un premio entero -enterito- para una sola.
Hemos perdido otra vez como perdimos ya antes con Jaime Morey, con Mocedades o con Micky. Igual que se nos fue de las manos con Karina, Sergio y Estíbaliz o Dalma. Hemos perdido como con Betty Missiego, por más que ella se encorajine y pille una rabieta diciendo lo contrario cada vez que recuerda su endiablado destino de anécdota absurda. ¿Qué de qué gente hablo? ¿Qué de qué siglo? Del siglo pasado, claro, el que había antes del año 2000. Y en este veintiuno perdimos con Rosa y con Beth, el colmo de las derrotas en los viajes para los que no hacían falta tantas alforjas como las de Operación Triunfo.
Ayer noche ha perdido España, pero eso no quiere decir que haya ganado otro país. Las apariencias engañan. Discúlpame, querido José Luis Uribarri de la tele más familiar: que no ganado Azerbaiyán. La que ha ganado ha sido Massiel. Aquí, de verdad de la buena, cada año y cada vez que pierde España, quien vuelve a ganar es Massiel y tú deberías de decirlo, porque lo sabes lo mismo que yo y hasta mejor. Cada vez que pierde España, gana Massiel. Massiel lleva ganando la Eurovisión más de cincuenta años por lo mismo que en mi tierra un tal Rodríguez Buzón lleva pregonando la Semana Santa desde 1956, o en Linares todos los veranos se muere Manolete desde una tarde de 1947. Nadie ha ganado como Massiel, nadie ha dicho el Pregón como Antonio y nadie se ha muerto en la Plaza de Linares como Manolete.
Todos los años, desde 1968, una noche de primavera y en lugar privado de una urbanización de Madrid, en un sitio desconocido e íntimo que ya no es Inglaterra, supongo que echada plácidamente sobre un sofá en vez de acogerse a los brazos de Manolo y Ramón, vuelve a ganar Massiel. Porque, díganme ¿cuántos programas televisivos estelares lleva hechos la tanqueta de Leganés desde su triunfo en Londres? En tanto tiempo pasado, ¿cuántas veces habrán escuchado el La, la, la? ¿Llevan la cuenta de las entrevistas que ha concedido la heroína para contar de nuevo cómo pasó?
Querido Uribarri de mi familia reunida ante la televisión. Perdona la osadía, pero el año que viene y cuando nos volvamos a dar el trastazo, di que ha perdido España, pero que ha ganado Massiel. Que sigue ganando Massiel.
Post data: Gracias a Alejandra y a Ana por haber hecho disfrutar tanto a mis hijas contando felices los points los puans, los pocos puans de la Spain.
José María Fuertes