
Vivir para cantarlo, es el nombre del espectáculo que Víctor Manuel presentó ayer noche en Sevilla. Por primera vez pisaba el Teatro Lope de Vega, después de haber cantado en el solar de la Maestranza (donde actualmente está el teatro del mismo nombre), el Auditorio y otros lugares. Víctor llegaba al Lope para hacer un repaso musical a su vida, para contar y cantar historias y no defraudó. Acompañado al piano por su hijo, David San José y a la guitarra por otro gran músico,Ovidio López, el trío recorrió toda la trayectoria musical de un cantautor que forma parte de la historia de España. Sus inicios Asturianos, el abuelo Víctor, sus éxitos en Latinoamérica su encuentro con Pilar (Ana Belén), los seis meses de estancia en Méjico, la llegada de su hijo David en el 76, la censura,un pasodoble que compitió en su día con el que Viva España de Manolo Escobar, el padre ferroviario, el amor, su hija Marina ( a la que escribió dos canciones Niña de Agua y otra por petición de ella ya de mayor), y para cerrar tras dos horas y cuarto Como voy a olvidarme. Tuvo que hacer un bis a petición de un público entregado y en pie, palmas a compás. Víctor besó el suelo y bajó a saludar al público. Su rostro sereno se emocionó y seguro que no olvida su noche sevillana. Víctor debería vivir otra vida para poder volver a cantarla

