
La noticia por lo visto y a vuelaonline, que tiene una rapidez mucho mayor, dónde va a parar, que el clásico a vuelapluma, venía al parecer de Italia. Según la infomación, numerosos blogs de moda de este país se habían hecho eco de que John Galliano había firmado con Zara su vuelta a las tablas fashionistas. El poderoso grupo textil de moda había recogido en su seno al árbol caído y no, precisamente, para hacer leña de él, que es lo más humano, desgraciadamente, sino para rehabilitarlo.
La noticia era una inocentada. El ex director creativo de Christian Dior, despedido de la firma francesa tras el escándalo racista protagonizado en febrero de 2011, coincidiendo en el tiempo con la pérdida de confianza de sus jefes, no renacería de sus cenizas con la marca estrella del grupo Inditex.
La inocentada había surtido su efecto. Se había propalado por todo el universo con esa arriesgada facilidad de las nuevas tecnologías. Esa rapidez que nos asusta a los profesionales, a los que hemos mamado el periodismo de toda la vida; ese periodismo de buscar la noticia como un sabueso, de contrastarla con cautela, de sopesar los pros y los contras de su publicación y de escribirla con rigor ¿Que eso no se lleva? Es cierto, pero en estas cuestiones yo sigo la tendencia clásica.
Pero lo más curioso de este matrimonio fugaz entre el gibraltareño Galliano, del que pocos se acuerdan tras salir de las luces para sumergirse en las sombras, y la gallega Zara es que la inocentada tenía sello patrio. Un caso muy similar a lo que suele ocurrir con el aceite, que se vende por italiano el español, pero muy bien envasado, que en diseño los paisanos de Berlusconi se las pintan solos.
Un blog español, precisamente Rayas y cuadros, vistió de inocentes a Galliano y Zara, lo lanzó a los cuatro vientos y los italianos que desconocen esa tradición en los medios de comunicación de gastar una broma el 28 de diciembre, se encargaron de difundir la noticia. Es bien cierto que luego avisaron de la inocentada. Pero, claro, era demasiado tarde. Con las nuevas tecnologías siempre es demasiado tarde una vez que se le ha dado a la tecla. Por eso quizás habría que repasar a los clásicos del periodismo, que también se han adaptado a la celeridad de los tiempos. Aunque, ¿es un blog un medio de comunicación? Si es así pasa como en los convencionales: los hay enteros e incluso los que son cuarto y mitad.
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