Atrás quedaron sus estudios de Derecho y su trabajo en la industria farmacéutica. De toda la vida había customizado lo que compraba antes de ponérselo; todo debía tener su sello. Así que fue de cabeza a adornar la suya, la de todas sus amigas y ahora la de sus clientas. Pero como mujer responsable, seria y cabal, se formó al lado de una gran profesional, la maestra artesana sombrerera Eva Romero, quien también la abastece de los materiales. Para mis tocados siempre uso lo mejor, en este caso el sinamay amaranta, que es de alta calidad. Yo elijo todo e incluso le pido a la clienta que me deje un poco de libertad a la hora de crear. La calidad de los materiales y su proceso es lo que diferencia un tocado en serie de uno artesanal. Yo hago hasta el casquete y luego le pongo guata y a veces lleva hasta cuatro capas de tela. En ocasiones los tiño porque hay tonos de vestidos muy indefinidos.
Dice que el tocado no tiene por qué ser igual que el traje. Al contrario, es mucho mejor ponerle un punto de contraste. Lo de ir monocromática ya no se lleva. Personalmente, me gustan los tocados grandes, sobre todo cuando ya te has puesto unos cuantos. De noche también se puede llevar un tocado, pero más pequeño, y soy de las que suelen romper el protocolo, porque el negro es un color tan elegante que va bien incluso hasta para asistir a una boda, mezclado con rojo, por ejemplo. Entonces al tocado le pondría un toque de color en pedrería o pasamanería.
Olga Herrera, que en breve abrirá una tienda online, no sólo vende a través de su página web, sino gracias a ese sistema tan eficaz del boca a boca. No obstante, la semana pasada y con la presencia de la princesa Carla de Bulgaria, presentó en sociedad sus originales tocados de sorprendentes colores, donde no faltan los amarillos. No soy supersticiosa, sino tan vitalista que la colección se llama Así soy yo. Es muy del sur, donde nací, y no hay un color que me enamore, pero sí mil que me entusiasman.En la pasarela, Gloria Gómez de León, bloguera y periodista www.fashion-south.com/; Mar Casado, Mar Spínola, Marina Mestre y Nieves Sánchez exhibieron más de treinta tocados, perfectamente maquilladas y peinadas por los profesionales Marta Vera y Suria peluqueros, respectivamente. Olga Herrera no se había dejado un cabo suelto: Iban vestidas con un sencillo traje negro, el mismo color que los zapatos de salón, cedidos por Nuria Cobo, y no llevaban apenas joyas, para que toda la atención se centrara en la cabeza.
Y, efectivamente, toda la atención fue a parar a aquellos diseños tan trabajados y tan distintos unos de otros. Fue una lección de creatividad, originalidad y de trabajo artesanal. A mi lado, Carla Royo Villanova no paró de elogiar la labor de esta sevillana, que se emociona con la Semana Santa y vibra con la Feria, pero que persigue la perfección hasta para elegir la música que acompañó a cada una de las salidas, en las que se vieron desde tocados cuajados de madroños a casquetes y bandas, que evocaban los años veinte. ¡Chapeau!