Sin duda, el Medievo en la Península Ibérica fue una época que se puede caracterizar, entre otras muchas cosas, por el convulso convivir entre la cultura heredera de Roma y de los godos, y la cultura árabe.
A pesar de las indudables diferencias entre ambos universos vecinos, algo común en aquella época era el más que limitado acceso de la mujer a cualquier ciencia o saber, ya que se entendía que no se hallaban estas disciplinas al alcance de sus mentes. Pero, por suerte, en otros casos puntuales, las mujeres pudieron entrar en el ámbito de conocimientos que se reservaba a los hombres, y así poder demostrar su valía, a pesar de ser sabedoras de que en esos años jamás se las consideraría un miembro más entre iguales en la disciplina ejercida.
En este caso nos encontramos con Sarah Avenzoar, médico, nieta de médico, cuya historia se nos relata por medio de esta apasionante novela escrita por el también médico Francisco Gallardo, que se ha alzado con el Premio Ateneo de Novela Histórica de este año. Contada en primera persona, y como si hoja tras hoja sintiésemos la mano de la protagonista escribiendo línea a línea y trazo a trazo el apasionante discurrir de su vida a través de enclaves llenos de encanto tanto entonces como en el tiempo presente. Sevilla y Marrakech serán dos marcos sin igual en los que se desarrollará su vida.
Desde su infancia y la percepción que se tiene de los comportamientos de los adultos desde la visión infantil, iniciaremos un recorrido que nos acercará a la figura de Sarah Avenzoar desde todas las ópticas posibles. Sus vivencias como médico restringido a las mujeres y sus sentimientos como mujer. Se cumplirá una frase muy manida, pero muy cierta, como esa que viene a decir que las heridas del alma son las únicas que no se curan con la aplicación de los conocimientos propios de la ciencia médica.
También, entre los diferentes personajes que acompañan a Sarah, podemos encontrar desde un califa a una sirvienta, de forma que nos permite adentrarnos en las costumbres y usos de la época. Más aún cuando se nos habla del harén del califa, esa área restringida a mujeres y eunucos, que tanto interés despertaba entre las mentes masculinas cristianas que envidiaban la dispensa de la poligamia que la religión mahometana concede. Pero ese aparente vergel de concubinas, en ese espacio en el que la belleza de las mujeres se prepara para servir a su regio marido, no todo es paz, armonía y calma. Todas las que allí residen saben que ser la favorita del califa les reportará beneficios personales y a la posible progenie que con él conciban, por lo que las luchas internas que desde la visión de la médico del harén se nos da, se podrán asimilar más que a un grupo de delicadas mujeres a un escuadrón de mercenarias dispuestas a todo con tal de alcanzar el lugar de privilegio del harén.
Francisco Gallardo con esta novela ha llegado al corazón de los lectores debido a su excelente calidad narrativa, mezclando a partes iguales los acontecimientos realmente históricos, con ficción de los personajes y con la consecuencia de esa deformación profesional que pone el foco en la medicina de la época, que tanto impresiona por los adelantos con los que contaban los árabes hace casi un milenio.
El olor del azahar, la recargada decoración de los palacios con arabescos y lacerías, los cuerpos curvilíneos de las mujeres envueltos por telas y con rostros velados mezcla el cumplimiento de los preceptos religiosos y la seducción proveniente de oriente. Todos estos elementos nos trasladan con facilidad a una apasionante época histórica que nos seduce sin remedio posible.