El mundo literario de Miguel de Cervantes y sus contemporáneos está plagado de sabrosos manjares y extraños condimentos sobre la comida y la alimentación en la España del Siglo de Oro. Presentó el acto Miguel Cruz Giráldez, presidente de la Sección de Literatura de la docta casa sevillana y el conferenciante José Miguel Valderrama Esparza, que es también el Presidente del Hogar Navarro de Sevilla y de la Asociación Andaluza de Exlibristas. Esta conferencia, se realizó con motivo del IV Centenario de la edición de la 2º parte del Quijote. Los alimentos que ingiere y saborean los personajes del Quijote se pueden hoy preparar y adaptar a nuestro gusto. El hidalgo Don Quijote, tenía una dieta muy menguada, se caracterizaba por su olor a ajos crudos, comía poco, a lo más una vez al día. ¿Qué comían y que bebían las gentes de la España de 1605? En nuestra España solían comer las personas ricas y los caballeros un poco de carnero asado y cocido y cuando comían una gallina o una perdiz era por una gran fiesta y si querían comer otras cosas, eran frutas y manjares simples. Soñando como estaba Don Quijote, en castillos y caballeros andantes, como hidalgo acomodado que era, tenía la comida asegurada y de ello huye buscando aventura. Una olla algo más vaca que carnero, salpicón las noches, duelos y quebrantos (huevos con tocino) los sábados, lentejas, los viernes y algún palomino de añadidura los domingos, Capitulo primero 1. Esta era la dieta habitual de un hidalgo medio en la Castilla del Siglo XVII. Algo más vaca que carnero, significaba que su hacienda era modesta, porque hasta finales del Siglo XIX, el carnero era la carne más apreciada, mucho más que la ternera o vaca; el salpicón, era en la época, el aprovechamiento más sencillos de la carne sobrante de la olla del medio día, esa carne cocida se cortaba en pedazo menudos a los que se añadía cebolla picada y se aliñaba con aceite, vinagre y sal. Sobre los duelos y quebrantos, que comía los sábados, se suele decir que era un simple cardo, pero nos decantamos por creer que eran huevos fritos con torrezno (trozo de tocino frito o preparado para freír). La costumbre de comer lentejas los viernes, siguen aún arraigada en muchas de nuestras casas. Seguramente Don Quijote las comería sin chorizo ni carne alguna ya que los viernes era obligatoria la abstinencia. Y por último, los domingos solía comer algún palomino. Los palominos o pichones eran símbolo de la hidalguía porque los hidalgos solían tener palomar en casa y con ellos ennoblecían su mesa los domingos, todo ello seguramente regado con un buen vino de Esquivias (Toledo) tan apreciado y alabados por Cervantes.
Foto Antonio Rendón.