Esta semana se podían ver numerosos coches de caballos parados en la zona de Catedral y Giralda porque no había actividad. Se ha reducido la llegada de turistas. Además de tomar las medidas de seguridad necesarias y muy especialmente cuando ocurren estos atentados, es necesario vender al exterior la imagen de seguridad. Si el turismo cae, será un durísimo golpe al comercio y la hostelería de Sevilla.