El Heraldo Real, enviado por sus Majestades los Reyes Magos de Orientes recorrió el centro de la ciudad sevillana recogiendo las cartas de los niños/as, para entregárselas a los Monarcas Reales de la ilusión, para anunciar que se acerca la noche más especial del año y recoger las llaves de la ciudad, para que puedan entrar los Magos de Oriente. En su séquito le acompañaron 200 beduinos a pies y varios con caballos, en esta edición el encargado de encarnar a esta figura que trajeron la ilusión a los más pequeños y mayores, fue Gregorio Cabeza Méndez economista y auditor de empresa, siendo además funcionario del Ayuntamiento de Sevilla, actualmente en excedencia, siendo propietario, junto a su mujer Rosario Rodríguez Martínez, del Catering Alfardos y de otros restaurantes. Pasada las siete de la tarde, ya con las luces de la Navidad encendidas, la Banda de la Victoria de Arahal que abría el cortejo, tocaba ?Sevilla tiene un Color Especial? al escenario montado en el Arquillo del Ayuntamiento, hasta que hizo su aparición el hombre negro, vestido de verde y montado a caballo al que todos los niños querían ver. El Heraldo dijo este mensaje: Querida Sevilla, vengo de muy lejos y estoy ronco de tanto hablarle a los niños y a las niñas. Os traigo un mensaje de los Reyes, ellos saben que en esta tierra se le tiene especial cariño a la Madre de Dios y al nacimiento del Niño que se acoge con ilusión, los Magos magos os piden que penséis en los niños que también vienen de Oriente y que piden un refugio. Voy a lanzar un puñado de caramelos al cielo para que cojan los niños que por desgracia no han podido llegar a su tierra prometida. A continuación el alcalde hispalense Juan Espada Cejas, le entregó las llaves de la ciudad de la Giralda más bonita del mundo y acordándose también de los niños que están en los hospitales. A este tramo llegaba la agrupación musical Virgen de los Reyes tocando (Mi gran noche) de Raphael, con las abuelas dando botes y algún que otro padre levantando la botella de agua como si fuera un cubata, recordando a los puretas.

Fotos Antonio Rendón Domínguez.