? Martes 3 de mayo, después de ?El caso. Crónica de sucesos? en La 1
Cementerios, viviendas, sanatorios abandonados, hoteles, descampados. En España hay 750 lugares donde se experimenta con lo oculto. Muchos son escenarios de peregrinación para creyentes o escépticos en el más allá. El mundo de lo oculto sigue despertando interés como negocio, como pasatiempo o como forma de vida.
Pedro Amorós acumula en rebosantes estanterías, en el sótano de su casa, casetes con más de 70.000 psicofonías. Misteriosos fragmentos de voz obtenidos en lugares ocultos que estudia desde hace 30 años. Es doctor en Parapsicología, materia que trata de explicar los estados alterados de la mente. Se formó en Estados Unidos y en Bruselas; en España no hay diploma que avale este título. Dentro del mundo de lo oculto se ha convertido en uno de sus máximos representantes. La policía, incluso algunos gobiernos, le contratan para investigar hechos inexplicables. Micrófonos de última generación, detectores de temperatura, grabadoras de voz, vídeos, cámaras? El maletín de Pedro va cargado de aparatos que pretenden dejar constancia de la presencia de fantasmas, aunque hasta hoy no haya ninguna evidencia científica de su existencia. Sofisticada tecnología que pone en marcha en el cementerio de Benamaurel, el alcalde ha solicitado los servicios de los cazafantasmas, quiere saber si las lápidas del camposanto de esta localidad granadina esconden algún misterio.
Cristian, es funcionario público y tiene prohibido decir a lo que se dedica cuando no está de servicio. En sus ratos libres es uno de los mayores estudiosos del fenómeno ovni en nuestro país. Guarda en su piso de Alcira, en Valencia, algunos papeles desclasificados sobre uno de los casos más sonados en España: el incidente Manises. Un avión con 109 pasajeros tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto valenciano, al ser perseguido por luces rojas. Era 1979, hoy, sigue siendo un fenómeno plagado de misterio. En sus investigaciones, Cristian se ha encontrado con casos como el de Amparo, un ama de casa que asegura que vio extrañas luces rojas en la carretera de su pueblo, en Requena; o el de Dionisio, un jubilado que guarda bajo su cama las piedras que, afirma, le dejaron unos extraterrestres altos y guapos cuando paseaba por el campo de la localidad jiennense de Los Villares.
Sol era profesora, Piedad, empresaria. Ahora, en la edad de la jubilación, buscan espíritus y presencias misteriosas en lugares públicos y particulares. Lo hacen gratis, por puro amor a lo desconocido. José ha contactado con ellas. Quiere saber si bajo los sacos de escombros y la oscuridad de las bóvedas de la cueva del hotel que regenta en Madrid hay alguna energía oculta. Sol y Piedad bajan a la caverna para hablar con los muertos armadas con una cámara de vídeo. Pertenecen al grupo Hepta, formado por el jesuita José María Pilón, uno de los pioneros en España en investigar este tipo de fenómenos inexplicables.
José Manuel ha hecho del miedo de los demás su forma de vida. Cobra 10 euros a los valientes que quieran acompañarle a interior de un edificio ?encantado?, entrar de en un psiquiátrico en ruinas o mantenerse aislado y a oscuras para ver si se aparece una niña muerta llamada Clara. José Manuel no garantiza fantasmas, pero cada ruta que hace por su ?Sevilla misteriosa? tiene lista de espera y familias enteras que pagan por pasar miedo.