Antonio de Orleáns, Duque de Montpensier, nació en 1824 en Neuilly (Francia) y murió en su finca de Torre Breva en 1890. Era el quinto hijo de Luis Felipe de Orleáns-Borbón y María Amalia de las Dos Sicilias.
Su padre casó a su hija con el rey de Bélgica y pactó la boda de su hijo Antonio con la infanta María Luisa de Borbón.
Las bodas del Duque de Montpensier con la princesa española se realizaron al mismo tiempo que la de la Reina Isabel II con el infante Don Francisco de Asís. Esto produjo la ruptura diplomática de Inglaterra ya que creía que la Reina Isabel II no tendría hijos con ese marido y pasaría la corona a los hijos del Duque de Montpensier. Inglaterra creía que de esta manera Francia tendría demasiado poder.
Cuando se casaron, el matrimonio Montpensier se instaló en Francia pero en 1848 estalla una revolución en Francia, se instaura la República y su padre deja de ser Rey. Pasan una corta estancia en Inglaterra pero la reina Victoria no quiere que continúen allí (porque había desaprobado su boda) y se dirigen a España. La reina Isabel II no quiere que se instalen en Madrid porque teme que le quiten su corona. Así que se instalaron en Sevilla donde fueron muy bien recibidos.
La Infanta Dª "María Luisa" Fernanda de Borbón y Duquesa de Montpensier, en cuyo honor tiene Sevilla su famoso parque con este nombre, tuvo una hija que se llamó "María de Regla", el elegir este nombre para su hija se debió a la gran relación que tuvo siempre Sevilla con Chipiona y a la devoción de los Duques de Montpensier por la Virgen de Regla. Vivió sólo siete años (1854-1861). Vino al mundo en San Telmo y murió en el palacio de Sanlúcar de Barrameda de calenturas gástricas. Fue enterrada en el Santuario de Regla donde aún se conserva la lápida de su tumba. Posteriormente pasó al Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial que se ubica en la misma cota que el Panteón de Reyes, pero bajo la zona del convento. Está destinado a príncipes, infantes, y reinas que no han sido madres de reyes.
La tumba o cenotafio del Infante que se encuentra en cerca de la finca de la Julia (término de Rota) es de D. Antonio de Orleans, duque de Montpensier, padre de la Reina María de las Mercedes, esposa del Rey Alfonso XII.
Los Duques de Montpensier fueron los restauradores del Santuario de Regla, restituyeron a la Virgen de Regla que estaba en la Parroquia, y fueron los máximos impulsores del veraneo en Chipiona).
Iba a desaparecer por completo el Santuario de Regla, cuando los Infantes Duques de Montpensier, fijaron su residencia veraniega en Sanlúcar de Barrameda, y una tarde de julio de 1851 se dirigieron a Chipiona, entrando a orar en su iglesia parroquial. Les llamó grandemente la atención el color negro de la Virgen de Regla, entonces en la Parroquia de Ntra. Sra. de la O y el párroco les refirió la historia y vicisitudes de la milagrosa Imagen, por lo que al punto determinaron visitar el Santuario, antigua casa y morada de la Virgen.
Impresionados al contemplar las ruinas del Convento y la profanación del Templo, resolvieron restaurarlos y volver la Imagen de la Virgen a su antigua residencia.
Se abrió una suscripción, encabezada por los mismos Infantes, y contribuyendo con respetables sumas S. M. la Reina Isabel II y el Cardenal de Sevilla.
Restaurados el Templo y el Camarín, se pensó en la traslación solemne de la Santísima Virgen, señalándose el día 7 de septiembre de 1852 después de una ausencia de 17 años, volvía a su casa y Santuario.
Aquí aparece entonces la figura del franciscano Padre José Lerchundi, Prefecto Apostólico en Marruecos, persona de gran y reconocido prestigio en todos los ámbitos del país, que recibió el encargo del Custodio de Tierra Santa de fundar un Colegio para formar misioneros para las necesidades de aquellos Santos Lugares, el cual después de ver varios sitios en los cuales podía asentarse este Colegio de Misioneros, decidió restaurar el semiderruido Santuario de Nuestra Señora de Regla, que se había ido reconstruyendo con la inestimable ayuda de los Duques de Montpensier, entonces protectores del mismo, para así fundar en el mismo el Colegio de Misioneros Franciscanos para Tierra Santa, Norte de África y América del Sur.
Chipiona se convirtió así en un importante enclave turístico para las clases adineradas, teniendo su antecedente más notable en los duques de Montpensier, que hicieron de Chipiona una localidad de veraneo y balneario para la aristocracia.
Juan Luis Naval Molero. Cronista Oficial de la Villa de Chipiona.
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