Desde principios del mes pasado cientos de costaleros ya están con sus costales preparados, las fajas bien planchadas y las zapatillas listas. Han comenzado los ensayos, ese momento de retomar la vieja costumbre de tocar la trabajadera, reencontrarse con viejos amigos y compartir experiencias cofrades. Sin embargo, “no todo es bonito”, a veces, pasa desapercibido el esfuerzo y sacrificio que muchas personas, trabajadores y padres de familia, hacen por tener el “privilegio de ser costalero”.
Por norma habitual, los ensayos suelen tener lugar, aproximadamente, a las 21.00 horas del días, sábado o domingo, como la Hermandad del Cristo de Burgos teniendo en cuenta que las responsabilidades laborales de los costaleros son prioritarias y se ensaya los fines de semana. Una vez allí, por realizar una media, pasa una hora o, incluso, dos hasta que el costalero se mete debajo del paso y comienza en sí el ensayo.
La duración media del mismo varía dependiendo de la hermandad. Sin embargo, “las dos horas no hay quien nos las quite”, explica uno de los costaleros. De esta forma, desde que una persona llega al ensayo hasta que lo finaliza pasarían unas tres horas.
Fotos Antonio Rendón Domínguez