La más antigua de las hermandades carmelitanas de Sevilla, partió desde su capilla del barrio de la Alameda, el traslado de la Virgen del Carmen de Calatrava hacia su procesión fluvial por el río Guadalquivir. El regreso de las procesiones fluviales a Sevilla se le debe al Carmen de Calatrava, algo que quedó perdido en el tiempo y en la actualidad son dos imágenes en este mes de julio que recorren varias zonas del Guadalquivir.
En la víspera de la festividad del Carmen, quizás la advocación más popular de España, Calatrava volvió a salir en procesión por el río desde su capilla situada a la Alameda de Hércules, una ermita que en la actualidad está rodeada de edificios.
El regreso de las procesiones fluviales a Sevilla se le debe al Carmen de Calatrava, algo que quedó perdido en el tiempo y en la actualidad son dos imágenes en este mes de julio que recorren varias zonas del Guadalquivir.
En la víspera de la festividad del Carmen, quizás la advocación más popular de España, Calatrava volvió a salir en procesión por el río desde su capilla situada a la Alameda de Hércules, una ermita que en la actualidad está rodeada de edificios.
Antes de embarcar, la procesión de la Virgen encaraba hacia el convento de San Clemente, donde las hermanas de la orden de Císter saludaban en agradecimiento por presentar la Virgen ante la fachada del convento. Llegó al rio por la zona del paseo Juan Carlos I, acompañado por sus hermanos y en la procesión fluvial por hermanos en varios barcos y barcazas. Por el paseo fluvial estuvieron por parte del Consejo de Cofradía, Juan Manuel Martin, junto a varios oficiales de la Arma, infantería marina de San Fernando y de la Real Liga Naval Española. La parte musical de la procesión de traslado y fluvial la realizó la Banda Juvenil de Música Madre de la Victoria “Las Cigarreras” bajo la dirección magistral de su directora Rocío González Macías.
Cuando el barco que llevaba la virgen, alcanzó el puente de la Pasarela hubo una ofrenda con una corona de Laurel en recuerdo de los marineros fallecidos en los ríos y mares. Posteriormente el Párroco de Ómnium Sanctórum Pedro Juan Álvarez Barrera, comenzaba una oración por las victimas de marineros, y pescadores acto seguido un grupo de hermanos desde un barco rezaron cantando, a continuación hubo una gran petalada desde el puente de la Pasarela. Después de la procesión fluvial, el cortejo realizó un rosario vespertino hacia su capilla.
Foto Antonio Rendón Domínguez