Las causas principales son varias. Podemos enumerar:
-desproporción entre el volumen de copa y el volumen del sistema radicular bajo el suelo, muy superficial.
-los daños provocados por los períodos de sequía que provocan que baje el nivel freático y que mueran las raíces más superficiales.
-las malas podas y la mala gestión del mantenimiento del arbolado.
-las obras en acerados y la ampliación de alcorques, eliminando las raíces que afectan al pavimento.
Es necesario regar el arbolado para que el árbol se hidrate y vuelva a funcionar su sistema vascular paralizado por la deshidratación debido a las altas temperaturas.
Las raíces muertas tienen que ser sustituidas por nuevas raíces que unos años actúen fijando y anclando al árbol o palmera. Con el agua de riego hay que aportar fertilizantes fosforados y hormonas vegetales (auxinas) para estimular el desarrollo radicular.
Ampliar las superficies blandas entorno al arbolado, reconvirtiendo alcorques en parterres.