Llama la atención el problema que tienen, todavía algunas ciudades con los excrementos de perros. No se consigue la colaboración de los propietarios de los perros y el servicio de limpieza no tiene capacidad y flexibilidad para planificar y organizar la recogida de excrementos, en las zonas afectadas en paralelo a la prestación del servicio habitual. Este es el aspecto que presentaba una céntrica y peatonal en la que los peatones evitan pisar los excrementos. Inevitablemente estos excrementos se pisan y se dispersan por tiendas, bares y oficinas y otros ciudadanos se convierten en nuevos portadores y trasmisores. Un grave problema de higiene urbana y de salubridad pública.