
Los ayuntamientos, durante esos últimos meses antes del confinamiento, han reducido sensiblemente el número de mesas en terrazas. El problema es que había acerados estrechos que con las mesas ocupando estas aceras, costaba trabajo caminar por las aceras. Las medidas de seguridad, por el coronavirus obliga a separar más las mesas y ocupar más espacio si se quiere mantener el aforo de las terrazas. Muchos acerados están atravesados por el carril bici y aunque no se pongan mesas sobre el carril, la proximidad obliga a tener medidas de seguridad para evitar accidentes.

