Hoy nos han acogido en Fuenlabrada con un gran acto donde nos recibieron con batukada y ballet flamenco en una plaza abierta y muy linda con una multitud de personas que aplaudieron con fuerza nuestra llegada. Luego nos invitaron a comer en un bar y habían reservado para nosotros unas cómodas habitaciones en un hotel desde donde escribo estas letras con ganas de echarme ya a dormir. La música y la generosa afluencia de público, incluidos los mal disimulados espías marroquíes que se intentaban camuflar entre el público, han subyugado a algunos de los caminantes que se acuestan hoy en un clima de euforia significativa. Me alegro por ellos.
Yo sé que actos así, grandiosos y plurales, consiguen romper el bloqueo informativo al que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación nacionales y que ganamos unos minutos de publicidad para los actos de días venideros – mañana concentración en la Puerta del Sol a las 12 y pasado, gran manifestación colofón desde la Plaza de España a la misma hora- pero|lo cierto es que añoro en lo más íntimo la jaima de Bachir o la casa de Esperanza o de Geli. Dormir en una cama es cómodo y reparador pero los abrazos amigos y de la gente que se te acerca en los actos pequeños tienen más sabor. Ea.
Hoy el día se presentaba raro. La noche en el pabellón de Parla fue larga e incomoda intentando descansar mientras fuera parecían abrirse los cielos y dejar caer su carga de aguas sobre el techo metálico del polideportivo. Las goteras nos hacia mudar de sitio las colchonetas en prevención y el ruido del agua que caía no parecía aliviar el calor del interior.
Una de las furgonetas de apoyo se había averiado y necesitamos hacer mil maniobras que nos comían el tiempo y la paciencia. Cuando ya parecía que todo se iba arreglando una feroz tormenta barrillar linde entre La Mancha y Madrid, obligándonos a hacer una larga parada de comidas y chistes en un pequeño pueblo, Carranque, casi casi en la frontera entre las dos comunidades.
Cuando la tormenta amainó y pudimos inicie la caminata, nos fotografiamos junto al cartel que anunciaba “Comunidad de Madrid” e incoamos la ración de kilómetros de hoy. Eran la tres de la tarde. Nos la prometíamos felices porque el cielo seguía encapotado pero fue una ilusión y pronto volvimos a sentir el calor de días pasados y la pegajosa humedad que se levantaba tras el paso furioso de los ultimos chubascos. Pasamos Griñón y Humanes recibiendo muchas señales de apoyo y alguna que otra muestra de desacuerdo de algunos conductores que parecían defender las tesis del rey marroquí. “Marroquí, esta no es tu guerra” inventó alguien sobre la marcha para esquivar la entrada en mayores dialécticas. La profundidad de esta consiga nueva me alucinó. Seguro que tendremos que repetirla mas de una vez en las jornada venideras.
“Sí, sí, sí, llegamos a Madrid” Parece mentira pero aquí estamos casi un mes depués de salir de Cádiz. Mañana estaremos en Sol intentando mover la rueda de la historia de una traición que no debió ser. Será un día de fuertes emociones. “Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos liberado el Sahara Occidental” hemos cantado en infinidad de ocasiones durante esta marcha. Aun no hemos podido ver siquiera aquella tierra donde pondría libertad que nos promedia Labordeta. Quizás pertenezcamos al triste cupo de los que no llegarán a ver cumplida ni la una ni la otra promesa. Pero habrá que forjarla para que pueda ser, dice la canción. Y sus acordes me emocionan cada vez que la oigo y las canto. Hay quien exige pragmatismo, Yo esta noche me conformo con volver a tararear las dos versiones antes de dormir.