Muchos fueron los preparativos en las semanas y meses previos a la celebración del XXV Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de los Dolores en su Soledad Coronada de la Ribereña, localidad sevillana de Alcalá del Río. Y muchos de los esfuerzos se dedicaron a un fin muy especial. Había que engalanar el pueblo como la ocasión requería. Un exorno extraordinario apropiado, festivo y elegante que, solo con su exhibición, refleja la magnitud del acontecimiento histórico que Alcalá del Río vivió el día de la Coronación canónica de la Virgen de los Dolores en su soledad.
De una parte, las casas soleanas tenían que mostrar ese espíritu de fiesta y celebración del XXV aniversario que impregnó a los Ilipenses, la Coronación Canónica de la Virgen. Fue por ello que se acordó un formato unificado de colgadura, principalmente en tela adamascada, y en color rojo burdeos, adornadas con galones y flecos en color dorado.
El color usado desde antiguo por la Hermandad para revestir la Parroquia y la Capilla donde esta Hermandad radica y tiene su sede en los rezos y cultos, del que se reviste también las paredes de la Real Ermita de San Gregorio de Osset, evoca la solemnidad del culto y la liturgia, la pompa y el boato que se somete a ensalzar a Dios,ya que el rojo evoca la Pasión de Cristo por la sangre derramada. Por todo el municipio, las casas soleanas, así como muchos espacios públicos, lucieron colgaduras burdeos durante la despedida del mes de octubre del 2021.
Desde ese momento y hasta la actualidad se adoptó y asentó la costumbre en el municipio de adornar balcones y ventanas con colgaduras, en idéntico formato que entonces y que los hermanos soleanos siguen exhibiendo desde la Bajada de la Virgen hasta el Domingo de la Divina Misericordia, en los aniversarios y durante los Dolores Gloriosos.
Del mismo modo, se elaboraron centenares de gallardetes para las farolas, distribuidos por todo el pueblo, en distintos tamaños y formatos, incluso serigrafiados con la corona de oro y el escudo de la Hermandad como emblemas. Del mismo modo, a modo de pendones de terciopelo, se confeccionaron para revestir las farolas de la plaza de España para el Solemne Pontifical.
El complemento perfecto para todo este exorno fueron los gallardetes con los que Sevilla se adorna para la boda de la Infanta Elena. En color carmesí, y en formato ondeando en cada mástil, supusieron la culminación perfecta para las calles del centro de la localidad como Laguna, las plazas de España y del Calvario.
Gallardetes, banderas, banderolas colgaduras y todo tipo de exorno, con el distintivo color rojo burdeos de la hermandad, y que tanta elegancia estética dio y sigue dando a las calles y fachadas como símbolo de alegría y celebración.
Fotos Antonio Rendón Domínguez