A PESAR DE LLEVAR UNA DÉCADA SIN DEJARSE VER SIGUE SIENDO UNA DE LAS ARTISTAS ESPAÑOLAS MÁS QUERIDAS Y RECORDADAS
EN SU CIUDAD NATAL QUIEREN DEDICARLE UNA CALLE, RODÓ 70 PELÍCULAS Y GRABÓ 17 DISCOS
Se cumplen ahora diez años desde que Carmen Sevilla, Carmen García Galisteo, decidiera abandonar la vida pública y retirarse. Tenía 81 años, se había ganado el cariño de distintas generaciones a lo largo de más de 60 años dedicada al espectáculo y era una cara habitual de la televisión y el cine. El pasado mes de octubre cumplía 91 años y desde hace una década nadie puede verla, sólo su hijo Augusto y su secretario Moncho Ferrer. Su vida transcurre en la residencia Sanyres de Aravaca, “muy bien cuidada y muy bien atendida”, cuenta su hijo. Fue él quien tomó la decisión de que no recibiera visitas cuando empezó a no reconocer a las personas más próximas.
Carmen consiguió algo único que muy pocas artistas logran, traspasar generaciones. Comenzó en el cine, donde hizo más de 70 películas, en la música también consiguió muchos éxitos, gracias al talento compositor de su primer marido Augusto Algueró, se movió en la publicidad con soltura y finalmente conquistó la televisión con la llegada de las cadenas privadas con su peculiar sentido del humor. Su belleza le abrió las puertas del mundo artístico y su personalidad tan especial la mantuvo y la hizo triunfar en distintas etapas.
El periodista sevillano Alfredo Sánchez, autor de las biografías “Superviviente Pantoja”, “Jesulín 3.0” y “Paquirri, en primera persona”, se embarca en el proyecto de intentar descubrir aspectos inéditos de la vida de una de las mujeres más conocidas y admiradas de España. Su libro “Carmen Sevilla, la novia de España” es recorrido gráfico con más de cien fotos inéditas de la vida profesional y personal de la artista. Alfredo recuerda que “Carmen vivía cerca de la casa de mi familia, y cuando yo era niño, mis tías me contaban historias sobre ella, destacaban ya su belleza y su simpatía, porque desde niña tenía esa capacidad de conectar con la gente, primero sus vecinos y luego ya con el público”.
Carmen, a diferencia de las artistas de su generación, Lola Flores, Paquita Rico, Marujita Díaz, Sara Montiel… venía de una familia de clase media alta y llega al mundo artístico por vocación más que por necesidad. Empezó bailando junto a Estrellita Castro, para quien su padre había escrito varias canciones.
Nació en Sevilla, en el barrio de Heliópolis que se construyó para la exposición del 29 , a la que su abuelo había acudido a trabajar. Su padre había compuesto letras para Concha Piquer, Imperio Argentina o Estrellita Castro así que desde niña conoció a las grandes. Cuenta Alfredo Sánchez a Vanitatis que:
“Su sonrisa cautivó a una generación pero además de la sonrisa había un gran bagaje detrás, más de 70 películas y 16 discos, y después a partir de los 60 años tuvo otra época dorada en televisión que finaliza a los 81 años. Valerio Lazarov supo reconducirla a través de “El cuponcito”, e inmortalizar algunos de sus despistes que a veces no eran tales, sino algo consciente, como aparecer en el plató en zapatillas haciendo parecer que era un olvido”.
La cantante fue bautizada en la Catedral de Sevilla y tras la guerra se traslada a Madrid con sus padres. En la casa donde nació y en la academia Realito, en la que recibió sus primeras clases, hay azulejos que lo recuerdan pero sin embargo no tiene una calle en su ciudad natal cuyo nombre llevó por todo el mundo. Recientemente un grupo municipal del ayuntamiento hispalense ha iniciado un movimiento para reivindicar una calle para ella.
Carmen fue una de las primeras actrices españolas en recibir una oferta para trabajar en Hollywood, con sólo 17 años, pero ella prefirió seguir en España. Formó parte del elenco de actrices del productor gallego Cesáreo González, como Lola Flores o Paquita Rico. En lo personal fueron muchos quienes se enamoraron de la artista, recibió una propuesta matrimonial de Mario Moreno “Cantiflas” que le regaló un brillante y fue Lola Flores quien le dijo que tenía que devolverlo porque era “mocita”. Tuvo dos matrimonios, el primero con el padre de su hijo, Augusto Algueró y el segundo con el empresario Vicente Patuel que la obligó a retirarse definitivamente al campo, le costó a vivir en la finca, apartada de la vida de la ciudad y cuando ya se había adaptado a la tranquilidad de sus “ovejitas” recibió la oferta televisiva de Valerio Lazarov”.
Carmen es madrina de bautismo de Rosario Flores, la hija menor de su querida Lola y entre sus numerosos premios tiene la Medalla de Andalucía, la Medalla al Mérito en el Trabajo y la Medalla a las Bellas Artes.
Su madre vivió hasta casi los 100 años, pero los últimos los pasó en un centro ya que también padecía Alzheimer. Este fue uno de los grandes miedos que siempre tuvo la actriz, el padecer la misma enfermedad de su madre y precisamente, cuando aún se encontraba bien de salud, inauguró en su ciudad natal un centro de Alzheimer que lleva su nombre, un acto que llegó a emocionarla. También se había comprado un piso en el centro de Sevilla, donde quería pasar su últimos años, muy cerca de sus primas con las que compartía la devoción por la Virgen del Valle de Sevilla. Cada Jueves Santo tenía una cita con su Hermandad del Valle.
Alfredo recuerda que fue durante una Semana Santa de Sevilla cuando falleció Patuel:
“un Lunes de Pascua Vicente murió en su finca, Carmen acababa de volver de Sevilla , donde estuvo hasta el Domingo de Resurrección”